31 octubre, 2011

Se cumplió un propósito, no un pronóstico

Cuba, 40 años en el segundo lugar de América

Se cumplió un propósito, no un pronóstico

OSCAR SÁNCHEZ SERRA

Ha sido un triunfo en ardua lucha, del que todos los cubanos nos sentimos orgullosos por la defensa en cada escenario de las ideas que representaron nuestros deportistas, del honor con que lo hicieron y la dignidad con la cual supieron competir, respetando al rival y dando lo mejor de sí en pos de brindarle a América lo máximo del movimiento deportivo de la mayor de las Antillas.

LA MUJER CUBANA TUVO UNA DESTACADA ACTUACIÓN; ELLAS CONQUISTARON 21 DE LAS 58 MEDALLAS DORADAS DE CUBA. EN LA FOTO LA CAMPEONA DE 800 Y 1 500 METROS DEL ATLETISMO, ADRIANA MUÑOZ. FOTO: RICARDO LÓPEZ HEVIA, ENVIADO ESPECIAL. FOTO: RICARDO LÓPEZ HEVIA, ENVIADO ESPECIAL

La recompensa al esfuerzo en la Patria, que una vez más contempla orgullosa a sus atletas. Como hace cuatro años se ponía en juego el segundo lugar por naciones que, desde 1971 —¡40 años!— con la hazaña de 1991 en el sitial de honor, hoy mantenemos después del fraternal duelo frente al poderoso Brasil, la potencialidad de Canadá y el empuje de México en su condición de sede.

Fue una dura batalla, pero grande resultó la victoria. Bastaría decir que la delegación cubana no solo superó al amigo y gigante sudamericano, sino que amplió su ventaja con respecto al 2007 (en este 2011 fue de 10 la diferencia de medallas de oro), y logró estar por encima del promedio histórico del segundo lugar para los Juegos, que es de 57 preseas áureas, lo cual fue ahora más difícil por la presión del tercer y cuarto puestos. Las coronas auriverdes representan casi el doble de lo que había compilado el tercer lugar (25), mientras las mexicanas estuvieron al punto de triplicar la media del cuarto escaño (16) en las 15 ediciones anteriores.

Nuestro Comandante en Jefe, el 24 de agosto del 2008, tras concluir los Juegos Olímpicos de Beijing, nos dejó en su Reflexión Para el honor medalla de oro, una consulta obligada para cada vez que enfrentemos compromisos de este tipo. En uno de sus párrafos se lee: "No vivimos hoy las mismas circunstancias de la época en que llegamos a ocupar relativamente pronto el primer lugar del mundo en medallas de oro por habitante, y por supuesto que eso no volverá a repetirse. Constituimos alrededor del 0,07 % de la población mundial. No podemos ser fuertes en todos los deportes como Estados Unidos, que posee por lo menos 30 veces más población. Nunca podríamos disponer ni del 1 % de las instalaciones y equipos de diversa índole, ni de los climas variados de que ellos disponen".

Esa es la razón por la cual prescindimos de hablar de estrategias, tácticas, requerimientos técnicos o físicos, por arrobas enseñados por nuestros entrenadores y deportistas. Mucho menos de si alcanzamos los vaticinios o no.

El pasado día 21 de septiembre, justo a 22 días de comenzar la fiesta de América, el presidente del Comité Olímpico Cubano, José Ramón Fernández, resumió en una frase el porqué de esta nueva hazaña. "No tenemos un pronóstico, tenemos un propósito". Y ese fue el espíritu de cada competidor de la mayor de las Antillas, porque en cada salto, carrera o levantamiento, fue premiado el honor.

Qué si no un propósito fue lo que hizo brillar a nuestros futbolistas. No anotaron gol, tampoco se colgaron una medalla en sus pechos, pero esa debemos entregárselas cada cubano, por la manera en que nos representaron, por tanta cubanía en la cancha ante encumbrados adversarios como Brasil y Argentina.

Punto y aparte para nuestras mujeres. Ellas se convirtieron en el mayor acicate para lograr el triunfo.

Qué si no un propósito fue la hidalguía de Lisandra Guerra que tras caer de su bicicleta cuando tenía el triunfo prácticamente en sus manos, se paró y apenas sin mirar la herida del codo se elevó en bielas y continuó porque no era un pronóstico lo que defendía, era mucho más. Lo mismo ocurrió con su compañera de la modalidad del Omnius, a quien le recomendaron abandonar la lid y llevarla al hospital, afectada por la altura, con falta de oxígeno, mareada… su respuesta fue, "a qué hora es la otra prueba", y terminó en bronce.

A Leuris Pupo el campeonísimo de la pistola se le trabó el arma en plena fase competitiva, iba cómodamente delante, perdió 40 puntos, pero siguió, no renunció. Y él no pudo, pero Juan Francisco, su compañero, se alzó plateado, en pos de ese propósito. Eglis Cruz, otra tiradora de altura olímpica, no consiguió el oro, pero sí su coequipera, que no estaba en el cálculo.

Qué si no un propósito fue el partido de voleibol femenino por el cetro. Ningún especialista hubiera pronosticado un cierre como el 3-2 de Brasil sobre el joven elenco cubano, pero la fuerza de la determinación nos trajo un juego de tú a tú, como si se decidiera un campeonato mundial.

Qué si no un propósito fue el éxito de Lesyani Mayor en salto de altura, después de 16 años; o la victoria de Roberto Skyers en los 200, devolviéndole a la velocidad el protagonismo en estas lides; o el émulo de Juantorena en una emocionante carrera de 800 metros, y si de dos vueltas al óvalo se trata, qué decir de Adriana Muñoz que lo hizo en ese evento y también en los 1 500, tras regresar a las pistas luego de ser mamá.

Sabíamos de la condición de favoritos y de los pronósticos ganadores de Yipsy Moreno, Yarelis Barrios, Lázaro Borges, Guillermo Martínez, Yarisley Silva, sin embargo, fueron con el propósito de darles a su pueblo, a América y a Guadalajara, lo mejor de cada uno de ellos. Ya ganadores, los cinco regalaron impresionantes récords panamericanos, cotas de nivel universal todas, como la del doble medallista de oro Omar Cisneros en los 400 con vallas.

Lucha; natación y las extraordinarias brazadas de Hanser García; remo; canotaje, con Jorge A. García de líder; hockey sobre césped; tiro y tiro con arco, taekwondo; las muchachas de la rítmica; judo; voleibol; pelota vasca; polo acuático; el béisbol; pese a los errores, remontando un adverso marcador, en fin, todos, y el cierre dorado de los boxeadores, quienes no han renunciado a su condición de deporte más laureado a nivel mundial, nos hicieron vivir jornadas inolvidables, como inolvidable fue el apoyo del público mexicano, fiel a esa historia de amistad entre nuestros dos pueblos.

"Cuba continúa siendo un ejemplo. La Revolución sigue demostrando la grandeza de su obra, bajo un bloqueo que se empeña en estrangularla y que es mundialmente repudiado. Reitero, ¡Venceremos!", les dijo Antonio Guerrero, uno de nuestros Cinco Héroes, injustamente condenados en Estados Unidos por combatir al terrorismo, a nuestros deportistas en un mensaje. En ese ¡Venceremos! está el mismo propósito, el de no cejar, como ellos, en pos de la victoria.

Y no solo Cuba, México, Colombia, Ecuador, Guatemala tuvieron su mejor presentación en la historia de los Juegos, Venezuela consiguió la tercera, en una fiesta bonita, prestigiada por quienes la hicieron su competencia más importante. Los que no fueron se la perdieron, los imprescindibles estaban y brillaron por su bandera.

Volvamos a Fidel aquel 24 de agosto para el justo homenaje:"Recibamos a nuestros deportistas olímpicos en todos los rincones del país. Resaltemos su dignidad y sus méritos. Hagamos por ellos lo que esté a nuestro alcance".

 

MEDALLERO  FINAL

Pos.

 País

 O

 P

 B

 Tot.

1

 Estados  Unidos

 92

 79

 65

 236

2

 Cuba

 58

 35

 43

 136

3

 Brasil

 48

 35

 58

 141

4

 México

 42

 40

 51

 133

5

 Canadá

 30

 40

 49

 119

6

 Colombia

 24

 25

 35

 84

7

 Argentina

 21

 19

 35

 75

8

 Venezuela

 12

 27

 33

 72

9

 R. Dominicana

 7

 9

 17

 33

10

 Ecuador

 7

 8

 9

 24

11

 Guatemala

 7

 3

 5

 15

12

 Puerto Rico

 6

 8

 8

 22

13

 Chile

 2

 17

 24

 43

14

 Jamaica

 1

 5

 1

 7

15

 Bahamas

 1

 1

 1

 3

 

 Islas Caimán

 1

 1

 1

 3

17

 A. Holandesas

 1

 0

 1

 2

18

 Costa Rica

 

 1

 0

 0

19

 Uruguay

 0

 3

 2

 5

20

 Perú

 0

 2

 5

 7

21

 Trinidad y Tobago

 0

 2

 2

 4

22

 San Kitts y Nevis

 0

 2

 0

 2

23

 El Salvador

 0

 1

 0

 1

24

 Barbados

 0

 0

 2

 2

 

 Bolivia

 0

 0

 2

 2

 

 Paraguay

 0

 0

 2

 2

27

 Dominica

 0

 0

 1

 1

 

 Guyana

 0

 0

 1

 1

 

 Panamá

 0

 0

 1

 1

 

La hazaña de Guadalajara [Sobre el Olimpismo y el internacionalismo deportivo de Cuba]


(Tomado de CubaDebate)


Hago un breve receso en mis análisis políticos para dedicar este espacio a la hazaña de los atletas cubanos en los Decimosextos Juegos Deportivos Panamericanos.


Los Juegos Olímpicos y las competencias deportivas internacionales que giran en torno a ellos, y despiertan tanto interés en miles de millones de personas, tienen una hermosa historia que no por ultrajada debiera dejar de recordarse.


El aporte del creador de los Juegos Olímpicos fue especialmente nítido, más aún que el de Nobel quien en una etapa de su vida, buscando crear un medio más eficaz de producción, produjo el explosivo con cuyos frutos económicos los designados para cumplir su voluntad en favor de la paz lo mismo premian a un científico o escritor brillante, que al jefe de un imperio que ordena el asesinato de un adversario en presencia de su familia, el bombardeo de una tribu en el centro de Asia o de un pequeño país independiente del norte de África, y el exterminio de sus órganos de mando.


El Barón Pierre de Coubertin fue el creador de los Juegos Olímpicos modernos; de origen aristocrático, nacido en Francia, país capitalista donde un campesino, un obrero, o un artesano, no tenían en aquella sociedad posibilidad alguna de emprender esa tarea.


Desatendiendo los deseos de su familia, que deseaba hacer de él un oficial del ejército, rompió con la Academia Militar y se consagró a la pedagogía. De cierta forma su vida recuerda la de Darwin, descubridor de las leyes de la Evolución Natural. Coubertin se convierte en discípulo de un pastor anglicano, funda la primera revista dedicada al deporte y logra que el gobierno francés la incluya en la Exposición Universal de 1889.


Comienza a soñar con reunir en una competencia a deportistas de todos los países bajo el principio de la unión y la hermandad, sin fines lucrativos y solo impulsados por el deseo de alcanzar la gloria.


Sus ideas inicialmente no fueron muy comprendidas pero persistió, viajó por el mundo hablando de paz y unión entre los pueblos y los seres humanos.


Finalmente, el Congreso Internacional de Educación Física, celebrado en París en junio de 1894, creó los Juegos Olímpicos.


La idea encontró resistencia e incomprensión en Inglaterra, la principal potencia colonial; el boicot de Alemania, poderoso imperio rival; e incluso la oposición de Atenas, ciudad escogida para la primera Olimpiada.


Pierre de Coubertin logró comprometer a emperadores, reyes y gobiernos de Europa con sus incansables esfuerzos y su talento diplomático.


Lo principal fue, a mi juicio, la profundidad y la nobleza de sus ideas que ganaron el apoyo de los pueblos del mundo.


El 24 de marzo de 1896, el Rey de Grecia, por primera vez, declaró abierto los Primeros Juegos Olímpicos Internacionales de Atenas, hace 115 años.


Dos destructivas y demoledoras guerras han transcurrido desde entonces, originadas ambas en Europa, las que costaron al mundo decenas de millones de personas muertas en los combates, y a los cuales se sumaron los civiles muertos en los bombardeos o por el hambre y las enfermedades que vinieron después. La paz no está garantizada. Lo que se conoce es que, en una nueva guerra mundial, las armas modernas podrían destruir varias veces a la humanidad.


Es a la luz de estas realidades que tanto admiro la conducta de nuestros deportistas.


Lo más importante del movimiento olímpico es la concepción del deporte como instrumento de educación, salud y amistad entre los pueblos; un antídoto real a vicios como las drogas, el consumo de tabacos, el abuso de bebidas alcohólicas, y los actos de violencia que tanto afectan a la sociedad humana.


Por la mente del fundador del olimpismo no pasaba el deporte tarifado ni el mercado de atletas. Ese fue también el noble objetivo de la Revolución cubana, lo cual implicaba el deber de promover tanto el deporte como la salud, la educación, la ciencia, la cultura y el arte, que fueron siempre principios irrenunciables de la Revolución.


Más no solo eso, nuestro país promovió la práctica deportiva y la formación de entrenadores en los países del Tercer Mundo que luchaban por su desarrollo. Una Escuela Internacional de Educación Física y Deportes funciona en nuestra Patria desde hace muchos años, y en ella se han formado numerosos entrenadores que desempeñan con eficiencia sus funciones en países que a veces compiten en importantes deportes con nuestros propios atletas.


Miles de especialistas cubanos han prestados sus servicios como entrenadores y técnicos deportivos en muchos países del llamado Tercer Mundo.


Es en el marco de esos principios aplicados durante decenas de años que nuestro pueblo se siente orgulloso de las medallas que obtienen sus atletas en las competencias internacionales.


Las transnacionales del deporte tarifado han dejado muy atrás los sueños del creador del olimpismo.


Valiéndose del prestigio creado por las competencias deportivas, excelentes atletas, la mayoría de ellos nacidos en países pobres de África y América Latina, son comprados y vendidos en el mercado internacional por aquellas empresas, y solo en contadas ocasiones se les permite jugar en los equipos de su propio país, donde fueron promovidos como atletas prestigiosos por sus esfuerzos personales y su propia calidad.


Nuestro pueblo, austero y sacrificado, ha tenido que enfrentarse a los zarpazos de esos mercachifles del deporte rentado que ofrecen fabulosas sumas a nuestros atletas, y en ocasiones privan al pueblo de su presencia con esos groseros actos de piratería.


Como aficionado al deporte muchas veces conversé con los más destacados, y por ello en esta ocasión me complacía mucho ver a través de la televisión los éxitos deportivos de nuestra delegación y su regreso victorioso a la Patria, procedente de Guadalajara, donde Estados Unidos, a pesar de poseer aproximadamente 27 veces más habitantes que Cuba, sólo pudo obtener 1,58 veces más títulos y las correspondientes medallas de oro que Cuba, la cual alcanzó 58.


Brasil, con más de 200 millones de habitantes, obtuvo 48.


México, con más de 100, obtuvo 42.


Canadá, un país rico y desarrollado con 34 millones de habitantes, obtuvo solo 30.


El número total de medallas de oro, plata y bronce alcanzadas por Cuba, fue proporcional al número de títulos mencionados.


No pocos de nuestros jóvenes atletas tuvieron éxitos verdaderamente sorprendentes.


A pesar de las victorias, que enorgullecen a nuestro pueblo, tenemos el deber de seguir superándonos.


Fidel Castro Ruz
Octubre 30 de 2011
10 y 11 p.m