13 noviembre, 2013

Fwd: Rv: PIÑERA SABÍA DEL NARCOTRÁFICO DENTRO DE LA PDI PARA DESESTABILIZAR A ECUADOR


Fecha: 10 de enero de 2013 12:05
Asunto: Rv: PIÑERA SABÍA DEL NARCOTRÁFICO DENTRO DE LA PDI PARA DESESTABILIZAR A ECUADOR
Para: igarzonguerra@yahoo.com


Por si les interesa. Saludos.

Miguel Soto Campos
migarsoto@yahoo.es

--- El jue, 10/1/13, José Sá
PIÑERA SABÍA DEL NARCOTRÁFICO DENTRO DE LA PDI PARA DESESTABILIZAR A ECUADOR
8 enero, 2013 – 5:23 | One Comment
El Inspector de la Policía de Investigaciones de Chile, Fernando Ulloa, entregó nuevos antecedentes sobre su denuncia de tráfico de drogas, que involucra al Gobierno y al Alto Mando de la PDI.
Ulloa, dio a conocer …

PIÑERA SABÍA DEL NARCOTRÁFICO DENTRO DE LA PDI PARA DESESTABILIZAR A ECUADOR
8 enero, 2013 – 5:23
El Inspector de la Policía de Investigaciones de Chile, Fernando Ulloa, entregó nuevos antecedentes sobre su denuncia de tráfico de drogas, que involucra al Gobierno y al Alto Mando de la PDI.
Ulloa, dio a conocer una carta oficial, enviada por el gabinete de su Excelencia el Presidente de la República de Chile, Sebastián Piñera Echenique, que acredita que el Gobierno sabía de la denuncia del Inspector. Extrañamente, y en vez de iniciar una investigación independiente, remitió los antecedentes a los mismos denunciados, es decir, al Alto Mando de la Policía de Investigaciones de Chile.
Con esto, el Presidente confiesa que encubrió una compleja cadena de protección de una red de narcotráfico internacional, que, según fuentes de la Agencia Nacional de Inteligencia de Chile, tiene por finalidad desestabilizar al gobierno del Presidente de Ecuador, Rafael Correa .
El 26 de Mayo del 2011, a las 12:30 horas, el Inspector Fernando Ulloa, la Diputada Mónica Zalaquet y dos Abogados, entre ellos el conocido jurista, Aldo Duque, llegaron hasta el Palacio de la Moneda. Fueron citados para reunirse con el entonces Ministro del Interior, actual Ministro de Defensa, Rodrigo Hinzpeter, con el fin de entregar una carpeta con antecedentes sobre tráfico de drogas. En este ilícito, participaban altos jefes de la policía, entre ellos, el actual Prefecto Inspector de Arica, Luis Carreño, a esa época, jefe del Departamento Quinto de Investigaciones. En la ocasión, el Ministro del Interior recibió los documentos "mostrando aparente preocupación". Instruyó, a los denunciantes, no hablar con la prensa y otorgarle cuatro días para resolver la situación.
Las "medidas" de Hinzpeter
Al finalizar la conversación, Hinzpeter llamó a un funcionario del Ministerio del Interior. Le ordenó comenzar una investigación, además de compartir los antecedentes con el Fiscal Nacional, Sabas Chahuán. Este último, es otra autoridad chilena vinculada a Estados Unidos. Es decir, que recibía órdenes directas del agente norteamericano, Stanley Stoy, para realizar una serie de montajes que buscaban criminalizar y generar un clima de caos en el país, para aplicar una brutal política de represión. Entre ellos, el "Caso Bombas" y el fraude procesal en contra del joven paquistaní, Saif Khan, quien fue vinculado, sin pruebas, a la red terrorista internacional Al-Qaeda. Fue "retenido" ilegalmente, en la embajada de EEUU, para posteriormente ser detenido por el Grupo de Operaciones Especiales de Carabineros, mientras agentes de la PDI allanaban su casa, sin orden judicial.
La carpeta, con todos los documentos, demostraba que el Alto Mando de la PDI, coordinaba una operación de tráfico de más de 200 kilos de cocaína, traída desde Bolivia, para ser vendida en Chile, Europa y Estados Unidos. La droga era ingresada por el paso Colina y tenía por fin generar recursos ilícitos para "boicotear" la democracia ecuatoriana y pagar un "bono de desempeño y lealtad" a los agentes de la PDI, respecto de la Central de Inteligencia Americana.
Los cuatro días, mencionados por Hinzpeter, se transformaron en meses. El Inspector Ulloa, en el intertanto, fue desligado de la Institución, siendo hasta hoy víctima de constantes hostigamientos, amenazas e injusticias. El funcionario todavía no conoce su decreto "oficial" de baja y no recibe ninguna jubilación de la institución.
El 23 de diciembre del 2012, luego de haber pasado más de un año desde su denuncia, Ulloa le escribió directamente al Presidente de la República, para conocer el destino de la misma. Desde el Palacio de La Moneda, le responden con fecha 28 de Diciembre –casualmente el día de los inocentes. Le señalan que sus presentaciones fueron reenviadas al mismo Alto Mando de la PDI, que Ulloa había cuestionado, exponiendo así la integridad del denunciante y la de su familia.
Además de aceptar que recibió la denuncia, Piñera confiesa que durante más de un año ha mantenido la carpeta original de la investigación.
Uno de los abogados de Ulloa, Nelson Caucoto Pereira, ha pedido la devolución de los antecedentes en reiteradas ocasiones.
La intervención de Caucoto, le otorga otro perfil a este caso. Ligado a la defensa de las víctimas de los crímenes del terrorismo de Estado, impuesto en Chile por el General Augusto Pinochet, gracias al "gentil auspicio" de la Central Americana de Inteligencia, este abogado sabe que estamos frente a una operación encubierta, del mismo tenor que las promovidas entre 1970 a 1973, por quienes pagaron a partidos políticos opositores a Salvador Allende, a camioneros, Fuerzas Armadas y medios de comunicación, como el Mercurio – de propiedad de Agustín Edwards Eastman, para provocar el Golpe de Estado en Chile.
Aunque la carta, enviada por la Presidencia, fue emitida el 28 de Diciembre, no fue entregada, al Inspector Ulloa, hasta el 5 de enero del presente año. Se destapaba, de esta manera, la olla de grillos, coincidentemente con la estancia en Ecuador del director de este medio, Patricio Mery Bell, quién, personalmente, traspasó los datos al Canciller Ricardo Patiño, sobre la compleja red montada por la CIA desde Chile, para atentar contra el proceso democrático de Ecuador, encabezado por el Presidente Rafael Correa.
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01 abril, 2013

Bloqueo económico de EE.UU. propicia robo de marcas cubanas

Actualizado 1:30 A.M. (hora local)

  La Habana, lunes 1 de abril de 2013. Año 17 / Número 92

LA HABANA, 31 de marzo.— El bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por Estados Unidos a Cuba hace más de medio siglo propicia el robo de marcas comerciales de la isla caribeña.

Tal acción es amparada por las autoridades federales del país norteño, escudadas en las regulaciones de esa política abrumadoramente rechazada por la comunidad internacional en Naciones Unidas.

Esta semana, una comisión federal norteamericana juzgó que la empresa General Cigar Co. Inc., puede seguir utilizando el nombre de la marca registrada Cohiba para sus puros en Estados Unidos.

Es el fallo más reciente en una batalla legal de casi 16 años con la empresa nacional cubana de puros por esa marca, precisa el sitio digital Cubadebate.

General Cigar, con sede en Richmond, Virginia, y subsidiaria de la sueca Match AB, indicó que la Comisión de Juicios y Apelaciones sobre Marcas Registradas rechazó el pedido de Cubatabaco de que fuera cancelado el uso del nombre por parte de la firma estadounidense, apuntó el portal.

La comisión falló que, como los tribunales decretaron que Cubatabaco no puede vender sus puros en Estados Unidos a causa del bloqueo impuesto a Cuba, carece de personalidad jurídica para litigar en ese país por la marca registrada Cohiba.

General Cigar —prosigue Cubadebate— alegó que vendió sus puros Cohiba de procedencia dominicana en Estados Unidos desde principios de la década de 1980, y recibió su primer registro de esa marca en territorio estadounidense en 1981.

Cohiba es la marca de mayor prestigio en el mundo del tabaco y fue creada en 1966, adquiriendo fama rápidamente a partir del registro de la marca en 1969.

En 1492 los primeros pobladores de la isla de Cuba conocían y empleaban la planta del tabaco y llamaban Cohiba al rollo rústico de la solanácea que fumaban.

Comenta la fuente que las hojas utilizadas en la elaboración de Cohiba son "la selección de la selección" de las cinco mejores Vegas de Primera de las áreas de San Juan y Martínez y San Luis, en la occidental región de Vuelta Abajo.

Bajo similares pretextos —recordó Cubadebate— tribunales federales en Estados Unidos respaldaron el robo de la famosa marca de ron cubano Havana Club por parte de la compañía Bacardí, en otro soberano desconocimiento a las regulaciones internacionales sobre marcas, patentes y propiedad intelectual.(PL)

24 marzo, 2013

Cuito Cuanavale: la batalla que terminó con el Apartheid

Actualizado 6:30 P.M. (hora local)

  La Habana, sábado 23 de marzo de 2013. Año 17 / Número 82

Piero Gleijeses (*)

Este año marca el aniversario 25 (NR) del comienzo de la batalla de Cuito Cuanavale en el sureste de Angola, en que las fuerzas armadas de la Sudáfrica del Apartheid se enfrentaron con el ejército cubano y las fuerzas angolanas.

El asalto sudafricano "fue frenado abrupta y definitivamente" por las fuerzas revolucionarias.

El general Magnus Malan escribe en sus memorias que la campaña fue una gran victoria para las fuerzas de defensa sudafricanas (SADF) pero Nelson Mandela no podía discrepar más: "Cuito Cuanavale —afirmó— fue el viraje para la lucha de liberación de mi continente y de mi pueblo del flagelo del Apartheid".

El debate sobre lo que significa Cuito Cuanavale ha sido intenso, en parte porque los documentos sudafricanos relevantes siguen clasificados. Sin embargo, yo he podido estudiar los documentos en los archivos cerrados cubanos y también muchos documentos norteamericanos. A pesar de la brecha ideológica que separa La Habana y Washington, estos documentos relatan una historia que impacta por lo parecida que es.

Analizamos los hechos. En julio de 1987 el ejército angolano (FAPLA) lanzó una ofensiva de mayor envergadura en el sureste de Angola contra las fuerzas de Jonás Savimbi. Pero al ver que la ofensiva estaba teniendo éxito, las SADF, que controlaban las partes más meridionales del suroeste de Angola, intervinieron en el sureste. Para principios de noviembre las SADF habían acorralado las mejores unidades angolanas en el poblado de Cuito Cuanavale y estaban preparándose para aniquilarlas.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas exigió que las SADF se retiraran incondicionalmente de Angola, pero la administración Reagan se aseguró de que esta exigencia fuera una Resolución sin mayor trascendencia.

El secretario de estado adjunto para África de Estados Unidos, Chester Crocker, le dijo al embajador de Sudáfrica en Estados Unidos: "la resolución no reclama sanciones y no plantea ninguna asistencia para Angola. Esto no es por casualidad sino el resultado de nuestros esfuerzos para mantener la resolución dentro de determinados límites". (1) Mientras, las SADF aniquilarían a las unidades elites de las FAPLA.

Para comienzos de 1988, fuentes militares sudafricanas y diplomáticos occidentales aseguraban que la caída de Cuito era inminente. Esto significaría un golpe demoledor al gobierno angolano.

Pero el 15 de noviembre de 1987 el presidente cubano Fidel Castro había decidido enviar más tropas y armas a Angola: sus mejores aviones con sus mejores pilotos, sus armas antiaéreas más sofisticadas y sus tanques más modernos. La intención de Castro no era solo defender a Cuito, era sacar a las SADF de Angola de una vez y para siempre. Más tarde él describió su estrategia al líder del Partido Comunista Sudafricano Joe Slovo: Cuba pararía la embestida sudafricana y luego atacaría en otra dirección, "como el boxeador que con la mano izquierda lo mantiene y con la derecha lo golpea". (2)

Aviones cubanos y 1 500 soldados cubanos reforzaron a los angolanos y Cuito no cayó. El 23 de marzo de 1988 los sudafricanos lanzaron su último asalto de mayor envergadura contra Cuito. Tal como lo describe el coronel Jan Breytenbach, el asalto sudafricano "fue frenado abrupta y definitivamente" por las fuerzas conjuntas cubanas-angolanas.

La mano derecha de la Habana se preparó a golpear. Poderosas columnas cubanas estaban avanzando en el suroeste de Angola hacia la frontera de Namibia. Los documentos que nos podrían decir lo que los líderes sudafricanos pensaron de esta amenaza siguen clasificados. Pero sí sabemos lo que las SADF hicieron: cedieron terreno. Los servicios de inteligencia de Estados Unidos explicaron que los sudafricanos se retiraban porque estaban impresionados por la rapidez y la fuerza del avance cubano y porque consideraban que un combate de mayor envergadura "hubiera acarreado grandes riesgos". (3)

Cuando niño en Italia escuché a mi padre hablar de la esperanza que él y sus amigos sintieron en diciembre de 1941 al oír por radio que las tropas alemanas habían tenido que abandonar la ciudad de Rostov del Don. Era la primera vez en dos años de guerra que el "superhombre" alemán había sido obligado a retirarse. Me acordé de sus palabras —y del profundo sentimiento de esperanza que ellas conllevaban— cuando leí la prensa sudafricana y de Namibia hacia mediados de 1988.

El 26 de mayo de 1988 el jefe de las SADF anunciaba que "fuerzas cubanas y de la SWAPO fuertemente armadas, integradas por primera vez, han avanzado hacia el sur a unos 60 kilómetros de la frontera con Namibia". El 26 de junio el administrador general sudafricano de Namibia reconocía que MIG-23 cubanos estaban volando sobre Namibia, un cambio dramático de aquellos tiempos en que los cielos le pertenecían a las SADF. Añadía que "la presencia de los cubanos había provocado una oleada de ansiedad en Sudáfrica".

Sin embargo estos sentimientos de ansiedad no eran compartidos por los negros sudafricanos: ellos veían la retirada de las fuerzas sudafricanas como una luz de esperanza.

Mientras que las tropas de Castro avanzaban hacia Namibia, cubanos, angolanos, sudafricanos y estadounidenses se enfrentaban en la mesa de negociaciones. Dos puntos eran claves: si Sudáfrica aceptaba la implementación de la Resolución no. 435 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que exigía la independencia de Namibia y si las partes podrían ponerse de acuerdo sobre un cronograma de la retirada de las tropas cubanas de Angola.

Los sudafricanos parecían estar llenos de esperanza: el canciller Pik Botha esperaba que la Resolución no. 435 sería modificada. El ministro de Defensa Malan y el Presidente P.W. Botha afirmaban que Sudáfrica se retiraría de Angola solo "si Rusia y sus títeres hacían lo mismo". Ellos ni siquiera mencionaban retirarse de Namibia. El 16 de marzo de 1988 Business Day informaba que Pretoria estaba "ofreciendo retirarse a Namibia —no de Namibia— a cambio de la retirada de las fuerzas cubanas de Angola". Es decir Sudáfrica no tiene ninguna intención de retirarse del territorio en ningún futuro cercano.

Pero los cubanos habían revertido la situación en el terreno y cuando Pik Botha presentó las exigencias sudafricanas, Jorge Risquet, que estaba al frente de la delegación cubana le cayó encima con una tonelada de ladrillos: "la época de las aventuras militares, las agresiones impunes, de sus masacres de refugiados ha finalizado". Sudáfrica —dijo— estaba actuando como si fuera "un ejército vencedor en vez de lo que es en realidad: un ejército agresor golpeado y en discreta retirada. Sudáfrica debe comprender que no obtendrá en esta mesa de negociaciones lo que no pudo lograr en el campo de batalla". (4)

Al terminar la ronda de negociaciones en el Cairo Crocker le mandó un cable al secretario de Estado George Shultz diciendo que las conversaciones habían tenido "como telón de fondo la tensión militar creciente por el avance hacia la frontera de Namibia de tropas cubanas fuertemente armadas en el suroeste de Angola. El avance cubano en el suroeste de Angola ha creado una dinámica militar impredecible". (5)

La gran pregunta era: ¿se detendrían los cubanos en la frontera? Para obtener una respuesta a esta pregunta, Crocker fue a buscar a Risquet: "¿Cuba tiene la intención de detener su avance en la frontera entre Namibia y Angola?". Risquet contestó: "si yo le dijera que no van a detenerse yo estaría profiriendo una amenaza. Si yo le dijera que van a detenerse yo le estaría dando un meprobamato y yo ni quiero amenazar ni quiero darle un calmante, lo que he dicho es que solo los acuerdos sobre la independencia de Namibia pueden dar las garantías". (6)

Al día siguiente, 27 de junio de 1988, MIG cubanos atacaron posiciones de las SADF cerca de la presa de Calueque, 11 kilómetros al norte de la frontera de Namibia. La CIA informó que: "la manera exitosa con que Cuba ha utilizado su fuerza aérea y la aparente debilidad de las defensas antiaéreas de Pretoria" subrayaban el hecho de que la Habana había logrado la superioridad aérea en el sur de Angola y en el norte de Namibia. Unas pocas horas después del ataque exitoso de los cubanos, las SADF destruyeron un puente cercano a Calueque sobre el río Cunene. Lo destruyeron —la CIA opinó— "para dificultar a las tropas cubanas y angolanas el cruce de la frontera con Namibia y para reducir el número de posiciones que deben defender". (7)

El peligro de un avance cubano sobre Namibia nunca antes había parecido tan real.

Los últimos soldados sudafricanos salieron de Angola el 30 de agosto, cuando los negociadores ni siquiera habían empezado a discutir el cronograma de la retirada cubana de Angola.

A pesar de todos los esfuerzos de Washington para impedirlo, Cuba cambió el curso de la historia de África Austral. Hasta Crocker reconoció el papel de Cuba cuando le dijo en un cable a Shultz el 25 de agosto de 1988: "descubrir lo que piensan los cubanos es una forma de arte. Están preparados tanto para la guerra como para la paz. Hemos sido testigos de un gran refinamiento táctico y de una verdadera creatividad en la mesa de negociaciones. Esto tiene como telón de fondo las fulminaciones de Castro y el despliegue sin precedentes de sus soldados en el terreno". (8)

La proeza de los cubanos en el campo de batalla y su virtuosidad en la mesa de negociaciones fueron decisivas para obligar a Sudáfrica a aceptar la independencia de Namibia. Su exitosa defensa de Cuito fue el preludio de una campaña que obligó a la SADF a salir de Angola. Esta victoria repercutió más allá de Namibia.

Muchos autores —Malan es solo un ejemplo— han tratado de reescribir esta historia, pero documentos norteamericanos y cubanos relatan lo que verdaderamente pasó. Esta verdad fue expresada con elocuencia por Thenjiwe Mtintso, embajadora de Sudáfrica en Cuba, en diciembre del 2005: "hoy Sudáfrica tiene muchos nuevos amigos. Ayer estos amigos se referían a nuestros líderes y a nuestros combatientes como terroristas y nos acosaban desde sus países a la vez que apoyaban a la Sudáfrica del Apartheid. esos mismos amigos hoy quieren que nosotros denunciemos y aislemos a Cuba. Nuestra respuesta es muy simple, es la sangre de los mártires cubanos y no de estos amigos la que corre profundamente en la tierra africana y nutre el árbol de libertad en nuestra Patria".

NOTAS

(NR) Este artículo se escribió hace cinco años, en el aniversario 20 de la batalla.

1) Secretario de Estado, a la embajada de EE.UU., en Pretoria, 5 de diciembre de 1987, Freedom of Information Act (en adelante FOIA).

2) Transcripción sobre la reunión del Comandante en Jefe con la delegación de políticos de África del Sur (Comp Slovo), Centro de Información de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

3) Abramowitz (Oficina de Inteligencia del Departamento de Estado) al Secretario de Estado. 13 de mayo de 1988, FOIA.

4) Transcripción no oficial. Conversaciones RPA-CUBA EE.UU.-RSA (Reunión Cuatripartita) sesión de la tarde del 24-6-88. Archivo del CC, La Habana (en adelante, ACC)

5) Crocker al Secretario de Estado 26 de junio de 1988. FOIA.

6) Entrevista de Risquet con Chester Crocker, 26-6-88, ACC.

7) CIA, South Africa-Angola-Cuba, 29 de junio de 1988. FOIA; CIA, South África-Angola-Cuba, 1 de julio de 1988, FOIA.

8) Crocker al Secretario de Estado, 25 de agosto de 1988, FOIA.

(*) Politólogo e historiador italiano, profesor de política exterior de Estados Unidos en la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados (SAIS) de la Universidad Johns Hopkins, Estados Unidos.

16 marzo, 2013

Corte estadounidense dictamina que la CIA explique los ataques con drones

Actualizado 2:00 A.M. (hora local)

  La Habana, sábado 16 de marzo de 2013. Año 17 / Número 75

WASHINGTON, 15 de marzo.— La Corte federal de Apelaciones de Estados Unidos dictaminó este viernes que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) tiene que explicar su participación en los ataques con drones en el extranjero, informa Russia Today.

Los tres magistrados rechazaron unánimemente los argumentos de la CIA y del Gobierno de que no podían confirmar o negar la existencia de documentos sobre las operaciones de agresión con esos aviones no tripulados.

Así, la Corte de Apelaciones apoya una demanda de la Asociación de Defensa de Derechos Cívicos (ACLU, por sus siglas en inglés) que exige la publicación de los documentos vinculados con las operaciones con drones en Paquistán, Somalia y Yemen.

La ACLU recurrió a la Ley por la Libertad de la Información para demandar al Gobierno estadounidense por negarse a revelar documentos relacionados con el uso de los aviones-robot en el extranjero.

Se espera que la CIA use varios mecanismos para dificultar el acceso a los datos confidenciales.

Washington multiplicó los ataques con drones después de que Barack Obama llegara a la presidencia en el 2009. Los datos oficiales muestran que Estados Unidos realizó en el 2012 una cifra récord de 447 ataques con aviones no tripulados en Afganistán, que resultaron en miles de civiles muertos.

Entre tanto, un informe de la ONU concluyó que esos ataques con drones en territorio paquistaní violan la soberanía del país asiático y provocan frecuentes víctimas civiles, reporta Europa Press.

Dado que la campaña de bombardeos de los drones estadounidenses "implican el uso de la fuerza en el territorio de otro Estado sin su consentimiento", se trata por lo tanto "de una violación de la soberanía de Paquistán", explica la investigación, desarrollada por el representante especial de la ONU en Derechos Humanos y Antiterrorismo, Ben Emmerson. Desde el 2004, EE.UU. ha realizado más de 330 ataques con drones en Paquistán.

15 marzo, 2013

Cáncer, el arma secreta

 Actualizado 10:30 A.M. (hora local)

  La Habana, viernes 15 de marzo de 2013. Año 17 / Número 74

Cáncer, el arma secreta

Un artículo publicado por el diario inglés The Guardian en febrero del 2012 destacaba que durante la investigación del Comité Selecto del Senado de Estados Unidos sobre planes de asesinatos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) a líderes extranjeros (conducida en 1975) se reveló que la agencia había desarrollado una pistola de dardos envenenados que causaba ataques al corazón y cáncer. La pistola disparaba un dardo de la anchura de un cabello humano y un cuarto de pulgada de largo.

LOS SENADORES FRANK CHURCH Y TOWER JOHN EXAMINANDO ESA ARMA DE LA AGENCIA CENTRAL DE INTELIGENCIA (CIA).

En el artículo, que puede hallarse en Internet enhttp://guardian.co.tt/lifestyle/2012-02-27/cancer-secret-weapon, se destaca una fotografía de la época donde aparecen los senadores Frank Church y Tower John examinando esa arma de la CIA.

Fue un caso destinado a los X-Files y teóricos de la conspiración por igual, cuando el presidente venezolano, Hugo Chávez, especuló que EE.UU. podrían haber desarrollado una forma de arma cancerígena, después de que varios líderes latinoamericanos fueron diagnosticados con la enfermedad

¿Qué tienen en común además de cáncer? Casi todos ellos son líderes de izquierda. ¿Coincidencia? En su discurso de fin de año, el 28 de diciembre del 2011, ante los militares venezolanos, Chávez dio a entender que EE.UU. podría haber encontrado una manera de inocular cáncer a los líderes latinoamericanos.

"¿Sería tan extraño que ellos han inventado la tecnología para difundir el cáncer y no vamos a saber de él por 50 años?", aseveró Chávez .

"Es muy difícil de explicar, incluso con la ley de probabilidades, lo que ha ido sucediendo a algunos líderes de América Latina. Es por lo menos extraño", dijo el mandatario venezolano.

Chávez dijo que recibió la advertencia del líder de Cuba, Fidel Castro, que ha sobrevivido a cientos de intentos de asesinato fallidos. "Fidel siempre me dijo: Chávez ten cuidado. Estas personas han desarrollado la tecnología. Eres muy descuidado. Ten cuidado de lo que comes, lo que te dan de comer¼ una pequeña aguja y te inyectan no sé qué", abundó.

El diario se preguntó: ¿Suena descabellado? Subraya que alguien pudiera pensar en la teoría de la conspiración, pero recuerda varios detalles y, entre ellos, cuando WikiLeaks informó que en el 2008 la (CIA) solicitó a sus diplomáticos recoger todos los datos biométricos, incluyendo el ADN de los cuatro candidatos presidenciales.

09 marzo, 2013

Entrevista de García Márquez a Hugo Chávez en 1999

Actualizado 9:00 P.M. (hora local)

  La Habana, viernes 8 de marzo de 2013. Año 17 / Número 67

El sol de tu bravura

En 1999, poco antes de que Hugo Chávez Frías asumiera como presidente de Venezuela, Gabriel García Márquez lo entrevistó en un avión durante un viaje de La Habana a Caracas. A medida que charlaban, el Nobel colombiano fue descubriendo una personalidad que no se correspondía con la imagen de déspota que tenía formada a través de los medios. Existían dos Chávez. ¿Cuál era el real? Perfil del presidente que se hizo militar para jugar al béisbol, que recitaba de memoria poemas de Neruda o Walt Whitman y muere de cáncer a los 58 años

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

Carlos Andrés Pérez descendió al atardecer del avión que lo llevó de Davos, Suiza, y se sorprendió de ver en la plataforma al general Fernando Ochoa Antich, su ministro de Defensa. "¿Qué pasa?", le preguntó intrigado. El ministro lo tranquilizó, con razones tan confiables, que el Presidente no fue al Palacio de Miraflores sino a la residencia presidencial de La Casona. Empezaba a dormirse cuando el mismo ministro de Defensa lo despertó por teléfono para informarle de un levantamiento militar en Maracay. Había entrado apenas en Miraflores cuando estallaron las primeras cargas de artillería.

"LAMENTABLEMENTE, POR AHORA, LOS OBJETIVOS QUE NOS PLANTEAMOS NO FUERON LOGRADOS EN LA CIUDAD CAPITAL", DIJO CHÁVEZ AL RECONOCER LA AUTORÍA DE LA REBELIÓN CÍVICO-MILITAR DEL 4 DE FEBRERO. ESE "POR AHORA" SENTÓ LAS BASES DEL PROYECTO POLÍTICO QUE AÑOS MÁS TARDE INICIARÍA CON LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA.

Era el 4 de febrero de 1992. El coronel Hugo Chávez Frías, con su culto sacramental de las fechas históricas, comandaba el asalto desde su puesto de mando improvisado en el Museo Histórico de La Planicie. El Presidente comprendió entonces que su único recurso estaba en el apoyo popular, y se fue a los estudios de Venevisión para hablarle al país. Doce horas después el golpe militar estaba fracasado. Chávez se rindió, con la condición de que también a él le permitieran dirigirse al pueblo por la televisión. El joven coronel criollo, con la boina de paracaidista y su admirable facilidad de palabra, asumió la responsabilidad del movimiento. Pero su alocución fue un triunfo político. Cumplió dos años de cárcel hasta que fue amnistiado por el presidente Rafael Caldera. Sin embargo, muchos partidarios como no pocos enemigos han creído que el discurso de la derrota fue el primero de la campaña electoral que lo llevó a la presidencia de la República menos de nueve años después.

El presidente Hugo Chávez Frías me contaba esta historia en el avión de la Fuerza Aérea Venezolana que nos llevaba de La Habana a Caracas, hace dos semanas, a menos de quince días de su posesión como presidente constitucional de Venezuela por elección popular. Nos habíamos conocido tres días antes en La Habana, durante su reunión con los presidentes Castro y Pastrana (de Colombia), y lo primero que me impresionó fue el poder de su cuerpo de cemento armado. Tenía la cordialidad inmediata, y la gracia criolla de un venezolano puro. Ambos tratamos de vernos otra vez, pero no nos fue posible por culpa de ambos, así que nos fuimos juntos a Caracas para conversar de su vida y milagros en el avión.

EL 2 DE FEBRERO DE 1999, CHÁVEZ JURÓ ANTE UNA "MORIBUNDA CONSTITUCIÓN" SU PRIMER MANDATO PRESIDENCIAL, DANDO INICIO A UNA NUEVA ETAPA PARA VENEZUELA Y TODA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE.

Fue una buena experiencia de reportero en reposo. A medida que me contaba su vida iba yo descubriendo una personalidad que no correspondía para nada con la imagen de déspota que teníamos formada a través de los medios. Era otro Chávez. ¿Cuál de los dos era el real?

El argumento duro en su contra durante la campaña había sido su pasado reciente de conspirador y golpista. Pero la historia de Venezuela ha digerido a más de cuatro. Empezando por Rómulo Betancourt, recordado con razón o sin ella como el padre de la democracia venezolana, que derribó a Isaías Medina Angarita, un antiguo militar demócrata que trataba de purgar a su país de los treintiséis años de Juan Vicente Gómez. A su sucesor, el novelista Rómulo Gallegos, lo derribó el general Marcos Pérez Jiménez, que se quedaría casi once años con todo el poder. Este, a su vez, fue derribado por toda una generación de jóvenes demócratas que inauguró el período más largo de presidentes elegidos.

El golpe de febrero parece ser lo único que le ha salido mal al coronel Hugo Chávez Frías. Sin embargo, él lo ha visto por el lado positivo como un revés providencial. Es su manera de entender la buena suerte, o la inteligencia, o la intuición, o la astucia, o cualquier cosa que sea el soplo mágico que ha regido sus actos desde que vino al mundo en Sabaneta, estado Barinas, el 28 de julio de 1954, bajo el signo del poder: Leo. Chávez, católico convencido, atribuye sus hados benéficos al escapulario de más de cien años que lleva desde niño, heredado de un bisabuelo materno, el coronel Pedro Pérez Delgado, que es uno de sus héroes tutelares.

Sus padres sobrevivían a duras penas con sueldos de maestros primarios, y él tuvo que ayudarlos desde los nueve años vendiendo dulces y frutas en una carretilla. A veces iba en burro a visitar a su abuela materna en Los Rastrojos, un pueblo vecino que les parecía una ciudad porque tenía una plantita eléctrica con dos horas de luz a prima noche, y una partera que lo recibió a él y a sus cuatro hermanos. Su madre quería que fuera cura, pero sólo llegó a monaguillo y tocaba las campanas con tanta gracia que todo el mundo lo reconocía por su repique. "Ese que toca es Hugo", decían. Entre los libros de su madre encontró una enciclopedia providencial, cuyo primer capítulo lo sedujo de inmediato: Cómo triunfar en la vida.

Era en realidad un recetario de opciones, y él las intentó casi todas. Como pintor asombrado ante las láminas de Miguel Ángel y David, se ganó el primer premio a los doce años en una exposición regional. Como músico se hizo indispensable en cumpleaños y serenatas con su maestría del cuatro y su buena voz. Como beisbolista llegó a ser un catcher de primera. La opción militar no estaba en la lista, ni a él se le habría ocurrido por su cuenta, hasta que le contaron que el mejor modo de llegar a las grandes ligas era ingresar en la academia militar de Barinas. Debió ser otro milagro del escapulario, porque aquel día empezaba el plan Andrés Bello, que permitía a los bachilleres de las escuelas militares ascender hasta el más alto nivel académico.

Estudiaba ciencias políticas, historia y marxismo-leninismo. Se apasionó por el estudio de la vida y la obra de Bolívar, su Leo mayor, cuyas proclamas aprendió de memoria. Pero su primer conflicto consciente con la política real fue la muerte de Allende en septiembre de 1973. Chávez no entendía. ¿Y por qué si los chilenos eligieron a Allende, ahora los militares chilenos van a darle un golpe? Poco después, el capitán de su compañía le asignó la tarea de vigilar a un hijo de José Vicente Rangel, a quien se creía comunista. "Fíjate las vueltas que da la vida", me dice Chávez con una explosión de risa. "Ahora su papá es mi canciller". Más irónico aún es que cuando se graduó recibió el sable de manos del presidente que veinte años después trataría de tumbar: Carlos Andrés Pérez.

"Además", le dije, "usted estuvo a punto de matarlo". "De ninguna manera", protestó Chávez. "La idea era instalar una asamblea constituyente y volver a los cuarteles". Desde el primer momento me había dado cuenta de que era un narrador natural. Un producto íntegro de la cultura popular venezolana, que es creativa y alborazada. Tiene un gran sentido del manejo del tiempo y una memoria con algo de sobrenatural, que le permite recitar de memoria poemas de Neruda o Whitman, y páginas enteras de Rómulo Gallegos.

Desde muy joven, por casualidad, descubrió que su bisabuelo no era un asesino de siete leguas, como decía su madre, sino un guerrero legendario de los tiempos de Juan Vicente Gómez. Fue tal el entusiasmo de Chávez, que decidió escribir un libro para purificar su memoria. Escudriñó archivos históricos y bibliotecas militares, y recorrió la región de pueblo en pueblo con un morral de historiador para reconstruir los itinerarios del bisabuelo por los testimonios de sus sobrevivientes. Desde entonces lo incorporó al altar de sus héroes y empezó a llevar el escapulario protector que había sido suyo.

Uno de aquellos días atravesó la frontera sin darse cuenta por el puente de Arauca, y el capitán colombiano que le registró el morral encontró motivos materiales para acusarlo de espía: llevaba una cámara fotográfica, una grabadora, papeles secretos, fotos de la región, un mapa militar con gráficos y dos pistolas de reglamento. Los documentos de identidad, como corresponde a un espía, podían ser falsos. La discusión se prolongó por varias horas en una oficina donde el único cuadro era un retrato de Bolívar a caballo. "Yo estaba ya casi rendido, —me dijo Chávez—, pues mientras más le explicaba menos me entendía". Hasta que se le ocurrió la frase salvadora: "Mire mi capitán lo que es la vida: hace apenas un siglo éramos un mismo ejército, y ése que nos está mirando desde el cuadro era el jefe de nosotros dos. ¿Cómo puedo ser un espía?". El capitán, conmovido, empezó a hablar maravillas de la Gran Colombia, y los dos terminaron esa noche bebiendo cerveza de ambos países en una cantina de Arauca. A la mañana siguiente, con un dolor de cabeza compartido, el capitán le devolvió a Chávez sus enseres de historiador y lo despidió con un abrazo en la mitad del puente internacional.

"De esa época me vino la idea concreta de que algo andaba mal en Venezuela", dice Chávez. Lo habían designado en Oriente como comandante de un pelotón de trece soldados y un equipo de comunicaciones para liquidar los últimos reductos guerrilleros. Una noche de grandes lluvias le pidió refugio en el campamento un coronel de inteligencia con una patrulla de soldados y unos supuestos guerrilleros acabados de capturar, verdosos y en los puros huesos. Como a las diez de la noche, cuando Chávez empezaba a dormirse, oyó en el cuarto contiguo unos gritos desgarradores. "Era que los soldados estaban golpeando a los presos con bates de béisbol envueltos en trapos para que no les quedaran marcas", contó Chávez. Indignado, le exigió al coronel que le entregara los presos o se fuera de allí, pues no podía aceptar que torturara a nadie en su comando. "Al día siguiente me amenazaron con un juicio militar por desobediencia, —contó Chávez— pero sólo me mantuvieron por un tiempo en observación".

Pocos días después tuvo otra experiencia que rebasó las anteriores. Estaba comprando carne para su tropa cuando un helicóptero militar aterrizó en el patio del cuartel con un cargamento de soldados mal heridos en una emboscada guerrillera. Chávez cargó en brazos a un soldado que tenía varios balazos en el cuerpo. "No me deje morir, mi teniente"... le dijo aterrorizado. Apenas alcanzó a meterlo dentro de un carro. Otros siete murieron. Esa noche, desvelado en la hamaca, Chávez se preguntaba: "¿Para qué estoy yo aquí? Por un lado campesinos vestidos de militares torturaban a campesinos guerrilleros, y por el otro lado campesinos guerrilleros mataban a campesinos vestidos de verde. A estas alturas, cuando la guerra había terminado, ya no tenía sentido disparar un tiro contra nadie". Y concluyó en el avión que nos llevaba a Caracas: "Ahí caí en mi primer conflicto existencial".

Al día siguiente despertó convencido de que su destino era fundar un movimiento. Y lo hizo a los veintitrés años, con un nombre evidente: Ejército bolivariano del pueblo de Venezuela. Sus miembros fundadores: cinco soldados y él, con su grado de subteniente. "¿Con qué finalidad?" le pregunté. Muy sencillo, dijo él: "con la finalidad de prepararnos por si pasa algo". Un año después, ya como oficial paracaidista en un batallón blindado de Maracay, empezó a conspirar en grande. Pero me aclaró que usaba la palabra conspiración sólo en su sentido figurado de convocar voluntades para una tarea común.

Esa era la situación el 17 de diciembre de 1982 cuando ocurrió un episodio inesperado que Chávez considera decisivo en su vida. Era ya capitán en el segundo regimiento de paracaidistas, y ayudante de oficial de inteligencia. Cuando menos lo esperaba, el comandante del regimiento, Ángel Manrique, lo comisionó para pronunciar un discurso ante mil doscientos hombres entre oficiales y tropa.

A la una de la tarde, reunido ya el batallón en el patio de fútbol, el maestro de ceremonias lo anunció. "¿Y el discurso?", le preguntó el comandante del regimiento al verlo subir a la tribuna sin papel. "Yo no tengo discurso escrito", le dijo Chávez. Y empezó a improvisar. Fue un discurso breve, inspirado en Bolívar y Martí, pero con una cosecha personal sobre la situación de presión e injusticia de América Latina transcurridos doscientos años de su independencia. Los oficiales, los suyos y los que no lo eran, lo oyeron impasibles. Entre ellos los capitanes Felipe Acosta Carle y Jesús Urdaneta Hernández, simpatizantes de su movimiento. El comandante de la guarnición, muy disgustado, lo recibió con un reproche para ser oído por todos: "Chávez, usted parece un político". "Entendido", le replicó Chávez.

Felipe Acosta, que medía dos metros y no habían logrado someterlo diez contendores, se paró de frente al comandante, y le dijo: "Usted está equivocado, mi comandante. Chávez no es ningún político. Es un capitán de los de ahora, y cuando ustedes oyen lo que él dijo en su discurso se mean en los pantalones".

Entonces el coronel Manrique puso firmes a la tropa, y dijo: "Quiero que sepan que lo dicho por el capitán Chávez estaba autorizado por mí. Yo le di la orden de que dijera ese discurso, y todo lo que dijo, aunque no lo trajo escrito, me lo había contado ayer". Hizo una pausa efectista, y concluyó con una orden terminante: "¡Que eso no salga de aquí!".

Al final del acto, Chávez se fue a trotar con los capitanes Felipe Acosta y Jesús Urdaneta hacia el Samán del Guere, a diez kilómetros de distancia, y allí repitieron el juramento solemne de Simón Bolívar en el monte Aventino. "Al final, claro, le hice un cambio", me dijo Chávez. En lugar de "cuando hayamos roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español", dijeron: "Hasta que no rompamos las cadenas que nos oprimen y oprimen al pueblo por voluntad de los poderosos".

Desde entonces, todos los oficiales que se incorporaban al movimiento secreto tenían que hacer ese juramento. La última vez fue durante la campaña electoral ante cien mil personas. Durante años hicieron congresos clandestinos cada vez más numerosos, con representantes militares de todo el país. "Durante dos días hacíamos reuniones en lugares escondidos, estudiando la situación del país, haciendo análisis, contactos con grupos civiles, amigos. En diez años —me dijo Chávez— llegamos a hacer cinco congresos sin ser descubiertos".

A estas alturas del diálogo, el Presidente rió con malicia, y reveló con una sonrisa de malicia: "Bueno, siempre hemos dicho que los primeros éramos tres. Pero ya podemos decir que en realidad había un cuarto hombre, cuya identidad ocultamos siempre para protegerlo, pues no fue descubierto el 4 de febrero y quedó activo en el Ejército y alcanzó el grado de coronel. Pero estamos en 1999 y ya podemos revelar que ese cuarto hombre está aquí con nosotros en este avión". Señaló con el índice al cuarto hombre en un sillón apartado, y dijo: "¡El coronel Baduel!".

De acuerdo con la idea que el comandante Chávez tiene de su vida, el acontecimiento culminante fue El Caracazo, la sublevación popular que devastó a Caracas. Solía repetir: "Napoleón dijo que una batalla se decide en un segundo de inspiración del estratega". A partir de ese pensamiento, Chávez desarrolló tres conceptos: uno, la hora histórica. El otro, el minuto estratégico. Y por fin, el segundo táctico. "Estábamos inquietos porque no queríamos irnos del Ejército", decía Chávez. "Habíamos formado un movimiento, pero no teníamos claro para qué". Sin embargo, el drama tremendo fue que lo que iba a ocurrir ocurrió y no estaban preparados. "Es decir —concluyó Chávez— que nos sorprendió el minuto estratégico".

Se refería, desde luego, a la asonada popular del 27 de febrero de 1989: El Caracazo. Uno de los más sorprendidos fue él mismo. Carlos Andrés Pérez acababa de asumir la presidencia con una votación caudalosa y era inconcebible que en veinte días sucediera algo tan grave. "Yo iba a la universidad a un postgrado, la noche del 27, y entro en el fuerte Tiuna en busca de un amigo que me echara un poco de gasolina para llegar a la casa", me contó Chávez minutos antes de aterrizar en Caracas. "Entonces veo que están sacando las tropas, y le pregunto a un coronel: ¿Para dónde van todos esos soldados? Porque sacaban los de Logística que no están entrenados para el combate, ni menos para el combate en localidades. Eran reclutas asustados por el mismo fusil que llevaban. Así que le pregunto al coronel: ¿Para dónde va ese pocotón de gente? Y el coronel me dice: A la calle, a la calle. La orden que dieron fue esa: hay que parar la vaina como sea, y aquí vamos. Dios mío, ¿pero qué orden les dieron? Bueno Chávez, me contesta el coronel: la orden es que hay que parar esta vaina como sea. Y yo le digo: Pero mi coronel, usted se imagina lo que puede pasar. Y él me dice: Bueno, Chávez, es una orden y ya no hay nada que hacer. Que sea lo que Dios quiera".

Chávez dice que también él iba con mucha fiebre por un ataque de rubéola, y cuando encendió su carro vio un soldadito que venía corriendo con el casco caído, el fusil guindando y la munición desparramada. "Y entonces me paro y lo llamo", dijo Chávez. "Y él se monta, todo nervioso, sudado, un muchachito de 18 años. Y yo le pregunto: Ajá, ¿y para dónde vas tú corriendo así? No, dijo él, es que me dejó el pelotón, y allí va mi teniente en el camión. Lléveme, mi mayor, lléveme. Y yo alcanzo el camión y le pregunto al que los lleva: ¿Para dónde van? Y él me dice: Yo no sé nada. Quién va a saber, imagínese". Chávez toma aire y casi grita ahogándose en la angustia de aquella noche terrible: "Tú sabes, a los soldados tú los mandas para la calle, asustados, con un fusil, y quinientos cartuchos, y se los gastan todos. Barrían las calles a bala, barrían los cerros, los barrios populares. ¡Fue un desastre! Así fue: miles, y entre ellos Felipe Acosta". "Y el instinto me dice que lo mandaron a matar", dice Chávez. "Fue el minuto que esperábamos para actuar". Dicho y hecho: desde aquel momento empezó a fraguarse el golpe que fracasó tres años después.

El avión aterrizó en Caracas a las tres de la mañana. Vi por la ventanilla la ciénaga de luces de aquella ciudad inolvidable donde viví tres años cruciales de Venezuela que lo fueron también para mi vida. El presidente se despidió con su abrazo caribe y una invitación implícita: "Nos vemos aquí el 2 de febrero". Mientras se alejaba entre sus escoltas de militares condecorados y amigos de la primera hora, me estremeció la inspiración de que había viajado y conversado a gusto con dos hombres opuestos. Uno a quien la suerte empedernida le ofrecía la oportunidad de salvar a su país. Y el otro, un ilusionista, que podía pasar a la historia como un déspota más.

Este artículo fue publicado originalmente en la revista Cambio de Colombia en febrero de 1999 con el título: "El enigma de los dos Chávez".

Cristina Fernández en Twitter sobre Hugo Chávez

Actualizado 9:00 P.M. (hora local)

  La Habana, viernes 8 de marzo de 2013. Año 17 / Número 67

Texto completo de Cristina Fernández en Twitter, @CFKArgentina

"Cuando hacemos con Evo, Pepe y Lucía la primera Guardia de Honor del Féretro, no lo miro. Solo quiero recordarlo vivo"

Tango 01. El martes pasado ni bien me avisaron lo de Hugo decidí viajar de inmediato a Caracas. Florencia me acompaña. No podía esperar. Infinita tristeza: nuestro compañero, el amigo de Argentina, había emprendido la partida. Al menos, eso creí. Llama Evo, pregunta cuándo viajo: ¡ya! Le noto la voz muy triste. Llama Pepe, pregunta si vamos juntos. Claro. Viene con su compañera Lucía.

Llegamos miércoles a la madrugada. Elías Jaua, Canciller venezolano, me avisa que a las 11 hs. saldrá el cortejo desde el hospital rumbo a la Academia Militar, a la que piensan arribar a las 16 hs. SU ACADEMIA. Allí donde una vez cenamos en la Cumbre de países africanos y la CELAC. El acto protocolar para Presidentes será el viernes. Le aviso que en esta ocasión lo mío no es protocolar y me iré el jueves. No vine a despedir un Presidente, sino a un compañero y un amigo. El mejor amigo que tuvo la Argentina cuando todos le soltaron la mano. Le guste a quien le guste. Pepe me dijo en el avión, cuando viajábamos, que no recordaba en la historia un gobernante tan generoso.

Miércoles al mediodía veo a Evo acompañando a Hugo, Nicolás y todo el Gobierno en medio de una marea roja y tricolor. ¡Cómo me gustaría estar ahí! No puedo: el calor, mi hipotensión crónica y el médico me lo prohíben. No aguanto más en el hotel, voy a esperarlo a la Academia. Luego de horas finalmente llega. En la entrada, un tumulto indescriptible. Pido permiso a los soldados y subimos con mi hija a un banco de madera para verlo llegar. Cuánto dolor. Siento que me alcanzan otros momentos. Cuando hacemos con Evo, Pepe y Lucía la primera Guardia de Honor del Féretro, no lo miro. Solo quiero recordarlo vivo. Porque está vivo. Lo compruebo definitivamente el jueves por la mañana, cuando miles y miles comienzan a acercarse a la capilla ardiente. Niños, mujeres, hombres, jóvenes, ancianos, discapacitados, soldados, trabajadores, médicos, docentes, familias. SU VENEZUELA. Algunos lloran, lo saludan, muchos se cuadran, gritan que nunca morirá. Estoy allí, frente a ellos, me saludan con el puño sobre el corazón o con un beso, me llaman por mi nombre, me extienden su mano. No se necesita más para entenderse, hay un código en común.

Hombres como Chávez no se mueren nunca. Vive y vivirá en cada venezolano y venezolana que dejó de ser invisible y se tornó protagonista. Este hombre les abrió la cabeza. Ya nadie se las podrá cerrar, jamás. Antes de partir me acerco y sin mirarlo toco la bandera que está sobre el féretro. Me despido, por ahora. Nicolás Maduro y Cilia, su mujer, me acompañan hasta la puerta de la Academia. Miles y miles de hombres y mujeres que saludan. Otra vez la marea roja y tricolor que grita: ¡Queremos ver a Chávez! Repiten una y otra vez. ¿No les dije? Chávez está vivo. Para siempre. (AVN)