|  |  Yvo de Boer junto a John Ashe en Copenhague Crédito: Servaas Van den        Bosch/IPS | 
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UXBRIDGE, Canadá, 19 feb (Tierramérica) - Yvo de Boer, el principal funcionario de las negociaciones para conseguir un tratado contra el cambio climático, anunció su renuncia el jueves.
Todavía no hay un acuerdo global para combatir el  calentamiento global, y el respetado De Boer, secretario ejecutivo de la  Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático que trabajó  incansablemente en los últimos cuatro años para facilitar un entendimiento, dijo  basta. 
La conferencia de "Copenhague no produjo un acuerdo claro en  términos legales, pero el compromiso político y el rumbo hacia un mundo bajo en  emisiones son abrumadores", dijo el holandés De Boer en un comunicado.  
"Siempre sostuve que mientras los gobiernos suministran el necesario  marco político, las verdaderas soluciones deben venir de las empresas", agregó.  Cuando su renuncia se haga efectiva, el 1 de junio, De Boer trabajará para el  grupo consultor KPMG como asesor global en clima y sustentabilidad, así como con  varias universidades. 
La tan promocionada conferencia de Dinamarca,  celebrada en diciembre bajo el lema de "sellemos el acuerdo", terminó con  Estados Unidos, Brasil, India, China y Sudáfrica pergeñando un pacto llamado el  Acuerdo de Copenhague. 
Esas tres páginas no tienen fuerza de ley, ni  compromisos globales para reducir la contaminación causante del cambio  climático. Los países partes de la Convención fueron llamados a expresarle su  apoyo firmándolo antes del 31 de enero. Menos de 60 de los 193 Estados lo  hicieron en fecha. 
Muchas naciones en desarrollo y organizaciones no  gubernamentales denunciaron que el acuerdo amenazaba el legítimo proceso  multilateral, cuya consolidación había insumido tantos años. 
"El acuerdo  no fue el camino correcto. Es como la Organización Mundial del Comercio, donde  unos pocos grandes países toman todas las decisiones importantes", dijo Andrea  Harden-Donahue, encargado de la campaña de energía de Council of Canadians, la  mayor entidad no gubernamental de Canadá. 
"Quizás la salida de De Boer  abra cierto espacio para desechar el acuerdo y poner de nuevo en marcha las  negociaciones", dijo Harden-Donahue a Tierramérica. 
Aunque en Copenhague  se reunieron 120 gobernantes de todo el mundo, el fracaso fue un resultado  profundamente decepcionante para De Boer. Sin embargo, su decisión de renunciar  ya se escuchaba como rumor antes de la conferencia. 
"No es una sorpresa  total, sobre todo porque el cargo fue como estar en una olla de presión durante  cuatro años", opinó David Martin, coordinador de clima y energía de la filial  canadiense de Greenpeace. "Será difícil de reemplazar", dijo Martin a  Tierramérica. 
"La renuncia de Yvo de Boer, supuestamente por la  frustración que causó el fracaso de Copenhague, es una gran pérdida en el  proceso de crear una política internacional en las Naciones Unidas", sostuvo  Saleemul Huq, encargado del programa de cambio climático del Instituto  Internacional para el Ambiente y el Desarrollo, con sede en Gran Bretaña.  
"Muy lejos de ser un burócrata mesurado, como probablemente sea su  sucesor, él estaba dispuesto a ser contundente y decirle las verdades al poder",  aseveró Huq en una entrevista por correo electrónico. 
El fracaso de  Copenhague no fue por la falta de liderazgo de De Boer, sino por la falta de  buena fe de los mayores emisores de gases de efecto invernadero, sostuvo Rebecca  Tarbotton, directora de programa de Rainforest Action Network, una organización  no gubernamental con sede en Estados Unidos. 
"Más allá de quién sea el  nuevo jefe de la Convención, las negociaciones no tendrán éxito mientras los  países que más contaminan, en especial Estados Unidos, no traigan a la mesa  metas claras, financiación justa y voluntad de aceptar un tratado obligatorio  para prevenir una catástrofe climática", dijo Tarbotton en un comentario por  correo electrónico. 
De Boer insiste en que permanecerá en su cargo hasta  el 1 de julio y ayudará a impulsar las negociaciones con miras a la nueva  conferencia que se celebrará en noviembre en Cancún, México. 
"Los países  responsables de 80 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono liberadas  por la energía han presentado planes y metas nacionales para afrontar el cambio  climático", dijo. 
"Esto muestra su compromiso para dar respuesta y  trabajar hacia una salida acordada en Cancún", añadió. 
De hecho, esos  compromisos de reducciones están muy por debajo de lo que se necesita para  mantener el calentamiento global de este siglo en dos grados, un objetivo que  las naciones ricas han aceptado. 
Los países más afectados de África y  los pequeños estados insulares, entre otros, sostienen que su propia  supervivencia depende de mantener el calentamiento debajo de 1,5 grados.  
Análisis realizados por la red de científicos climáticos Ecofys, entre  otros, calculan que esas reducciones ofrecidas llevarán al mundo a un  catastrófico aumento de tres grados de la temperatura global. 
*  Publicado por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.  (FIN/2010)
 
 
 

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