Boletín NC&T Vol. 1, No. 596 9 de Abril de 2008.
Una comparación de la forma del más completo fémur fosilizado de uno de los más antiguos homínidos o prehumanos conocidos, con los fémures de monos y humanos del presente y con otros fósiles, indica que la más temprana forma de bipedación surgió hace al menos seis millones de años.
Según William Jungers, de la Universidad de Stony Brook, y Brian Richmond, de la Universidad George Washington, su hallazgo indica que el fósil pertenece a ancestros muy arcaicos del Ser Humano, y que andar erguidos sobre dos piernas es una de las primeras características humanas que aparecen en nuestro linaje, justo después de la bifurcación entre los linajes del Hombre y del Chimpancé.
Este estudio es el primer análisis cuantitativo meticuloso del fósil de Orrorin tugenensis descubierto en Kenia en el año 2000 por un equipo francés de investigación. El fósil en cuestión es un fragmento bastante significativo de fémur.
Jungers y Richmond completaron un análisis de la forma del fémur, correspondiente a un adulto joven de O. tugenensis, cuyos resultados les permitieron dar con las pautas del andar bípedo de este polémico homínido. El análisis incluyó una amplia y diversa muestra de monos, otros homínidos tempranos, incluyendo al Australopithecus, y humanos modernos de todos los tamaños corporales.
Según los investigadores, este estudio aporta evidencias de que el linaje humano se bifurcó del tronco común de nuestros parientes evolutivos hace al menos seis millones de años, que compartimos ancestros con el Orrorin, y que nuestros antepasados ya caminaban sobre dos piernas en la época. Estas cuestiones no estaban claras antes del nuevo y detallado análisis.
El estudio confirma que seis millones de años atrás, ya había homínidos en África que eran similares a los posteriores australopitecinos en su anatomía y en su biomecánica locomotora.
El reto que ahora hay que afrontar es, según los investigadores, identificar qué fue lo que provocó el cambio desde esta antigua y exitosa adaptación a la marcha bípeda hasta nuestra propia forma de bipedación.
Una comparación de la forma del más completo fémur fosilizado de uno de los más antiguos homínidos o prehumanos conocidos, con los fémures de monos y humanos del presente y con otros fósiles, indica que la más temprana forma de bipedación surgió hace al menos seis millones de años.
Según William Jungers, de la Universidad de Stony Brook, y Brian Richmond, de la Universidad George Washington, su hallazgo indica que el fósil pertenece a ancestros muy arcaicos del Ser Humano, y que andar erguidos sobre dos piernas es una de las primeras características humanas que aparecen en nuestro linaje, justo después de la bifurcación entre los linajes del Hombre y del Chimpancé.
Este estudio es el primer análisis cuantitativo meticuloso del fósil de Orrorin tugenensis descubierto en Kenia en el año 2000 por un equipo francés de investigación. El fósil en cuestión es un fragmento bastante significativo de fémur.
Jungers y Richmond completaron un análisis de la forma del fémur, correspondiente a un adulto joven de O. tugenensis, cuyos resultados les permitieron dar con las pautas del andar bípedo de este polémico homínido. El análisis incluyó una amplia y diversa muestra de monos, otros homínidos tempranos, incluyendo al Australopithecus, y humanos modernos de todos los tamaños corporales.
Según los investigadores, este estudio aporta evidencias de que el linaje humano se bifurcó del tronco común de nuestros parientes evolutivos hace al menos seis millones de años, que compartimos ancestros con el Orrorin, y que nuestros antepasados ya caminaban sobre dos piernas en la época. Estas cuestiones no estaban claras antes del nuevo y detallado análisis.
El estudio confirma que seis millones de años atrás, ya había homínidos en África que eran similares a los posteriores australopitecinos en su anatomía y en su biomecánica locomotora.
El reto que ahora hay que afrontar es, según los investigadores, identificar qué fue lo que provocó el cambio desde esta antigua y exitosa adaptación a la marcha bípeda hasta nuestra propia forma de bipedación.
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