Presenta Stella Calloni reveladora investigación sobre los planes yankis de injerencia y desestabilización en Bolivia
Pedro de la Hoz Enviado especial
COCHABAMBA.— La resistencia popular y la capacidad del gobierno para desarticular los planes fraguados por las autoridades norteamericanas y los reductos oligárquicos locales, impidieron el derrocamiento del presidente boliviano Evo Morales durante los cuatro primeros años de su mandato.
Las pruebas están a la vista a lo largo del libro Evo en la mira, CIA y DEA en Bolivia, presentado la noche del jueves último en esta ciudad situada el pie de la cordillera oriental de los Andes, por Stella Calloni, escritora y periodista argentina reconocida por sus investigaciones sobre la Operación Cóndor, transnacional terrorista pactada por Washington y las dictaduras que asolaron entre los setenta y los ochenta el Cono Sur.
En presencia del mandatario y de un nutrido público que colmó el teatro cochabambino Achá, la Calloni declaró que desde que conoció a Evo y siguió su trayectoria, lo comparó "con lo que vivió el presidente Salvador Allende, en Chile, a quien la CIA persiguió e intentó impedirle que llegara al gobierno, intentaron matarlo también, varias veces y, comparando estas vidas, dije que acá hay que hacer un libro".
"Cuando se persigue a un líder para matarlo, se persigue a un pueblo", enfatizó Calloni.
El volumen revela los intentos de la agencia antidrogas de EE.UU. (DEA) por desacreditar, e incluso asesinar, a Evo en sus días de líder sindical de los cocaleros de Cochabamba, y la conspiración urdida entre la CIA, la embajada yanki en La Paz y los elementos más reaccionarios del Oriente del país para asestar un golpe de Estado a mediados de 2008.
Uno de los conspiradores, hoy en fuga, el empresario cruceño Branko Marinkovic, viajó el primero de septiembre de ese año a Estados Unidos donde recibió instrucciones para acelerar la sedición.
En mayo del 2009, el informe Gollinger–Bigwood dio a conocer cómo, en apenas cuatro años, la Agencia para el Desarrollo de EE.UU. (USAID) destinó 97 millones de dólares para financiar proyectos separatistas y antigubernamentales en Bolivia.
El gobierno suspendió las operaciones de la DEA en el país en noviembre de 2008. Dos meses antes declaró persona no grata a Philip Golberg, embajador de EE.UU. en La Paz, quien conspiró abiertamente contra el estado boliviano. A mediados de ese año, el movimiento social de los cocaleros del Trópico de Cochabamba decidió expulsar a la DEA de la región.
Evo valoró la contribución de Stella Calloni a esclarecer estos y otros hechos y certificó que "le debo la vida a la conciencia del pueblo boliviano; es el pueblo el que me salvó".
En otro momento de su intervención, Morales, quien asumirá un nuevo mandato el 22 de enero respaldado por el voto del 64,22 % de los ciudadanos, deploró el doble discurso del presidente norteamericano Barack Obama hacia América Latina.
"Ha dicho querer ser socio y tener relaciones de respeto mutuo —señaló al evocar las palabras del inquilino de la Casa Blanca en la V Cumbre de las Américas (Port Spain, abril 2009)— y eso nada tiene que ver con la instalación de bases militares o el envío de tropas para matar personas; mintió al mundo entero el señor Obama".
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