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28 junio, 2010

Irán, la guerra de Obama

Atilio Boron

ALAI AMLATINA, 26/06/2010.- Amitai Eztioni es uno de los sociólogos más influyentes del mundo. Nacido en Alemania y emigrado a Israel en los años fundacionales de ese estado, se radicó tiempo después en Estados Unidos donde inició una larga carrera académica que lo llevó a transitar por varias de las más prestigiosas universidades de ese país: Berkeley, Columbia, Harvard, hasta culminar, en los últimos años en Washington, D.C., como Profesor de Relaciones Internacionales de la George Washington University. Pero sus actividades no se limitaron a los claustros universitarios: fue un permanente hombre de consulta de diversos presidentes norteamericanos, especialmente de James Carter y Bill Clinton. Y desde el 11/9, con el auge del belicismo su voz ha resonado con creciente fuerza en el establishment norteamericano. Hace pocos días ofreció un nuevo ejemplo de ello.

Incondicional apologista del Estado de Israel, acaba de publicar en la MilitaryReview, una revista especializada del Ejército de Estados Unidos, un artículo que pone en evidencia el "clima de opinión" que prevalece en la derecha norteamericana, el complejo militar-industrial y en los más encumbrados sectores de la administración, y muy especialmente en el Pentágono. El título de su artículo lo dice todo: "Un Irán con armas nucleares, ¿puede ser disuadido?" La respuesta, huelga aclararlo, es negativa. Esta publicación no podía llegar en un momento más oportuno para los guerreristas estadounidenses, cuando reiteradas informaciones –silenciadas por la prensa que se autodenomina "libre" o "independiente"- hablan del desplazamiento de navíos de guerra estadounidenses e israelíes a través del Canal de Suez y en dirección a Irán, lo que hace temerla inminencia de una guerra. En varias de sus últimas "Reflexiones" el Comandante Fidel Castro había advertido, con su habitual lucidez, sobre las ominosas implicaciones de la escalada desatada por Washington en contra de los iraníes, cuya pauta no difiere sino en lo anecdótico de la utilizada para justificar la agresión a Irak: acoso diplomático, denuncias ante la ONU, sanciones cada vez más rigurosas del Consejo de Seguridad, "incumplimiento" de Teherán y el inevitable desenlace militar.

Las sombrías predicciones del Comandante lucen como optimistas por comparación a lo que plantea este tenebroso ideólogo de los halcones norteamericanos. En una entrevista concedida el miércoles pasado a NatashaMozgovaya, corresponsal del periódico israelí Haaretz en Estados Unidos, Etzioni ratifica lo expresado en la MilitaryReview, a saber:Irán pretende construir un arsenal nuclear y eso es inaceptable. La única opción es un ejemplarizador ataque militar y, es preferible desatarlo un mes antes y no diez días después de que el satanizado Irán disponga de la bomba atómica. En su artículo el profesor de la GWU insiste en señalar que cualquier otra alternativa debe ser descartada: la diplomacia fracasó; las sanciones de la ONU carecen de eficacia; bombardear las instalaciones nucleares no cambiaría muchos las cosas porque, según declaraciones del Secretario de Defensa Robert Gates, lo único que se lograría sería retrasar el avance del proyecto atómico iraní por tres años; y, por último, la disuasión no funciona con "actores no racionales" como el actual gobierno de Irán, dominado por el irracionalismo fundamentalista que contrasta con la mesura y racionalidad de gobernantes israelíes que asesinan a activistas humanitarios en pleno Mediterráneo. Por consiguiente, lo único realmente eficaz es destruir la infraestructura de Irán para imposibilitar la continuación de su programa nuclear.

Ese ataque, agrega, "podría ser interpretado por Teherán como una declaración de guerra total", pero como las tentativas de diálogo ensayadas por Obama fracasaron es urgente e imprescindible adoptar drásticas medidas si Estados Unidos no quiere perder su predominio en Medio Oriente a manos de Irán. Por sus grandes reservas petrolíferas -sólo superadas por Arabia Saudita y Canada, y muy superiores a las de Irak, Kuwait y los Emiratos- Irán excita el ansia de rapiña del imperialismo norteamericano, que con el 3 por ciento de la población mundial consume el 25 por ciento de la producción mundial de petróleo. Además, no hay que olvidar que la guerra es el principal negocio del complejo militar-industrial, de modo que para sostener sus ganancias hay que utilizar y destruir aviones, cohetes, helicópteros, etcétera. Así, la diabólica pareja formada por la "guerra preventiva" y la "guerra infinita" continúa inalterable su curso, ahora bajo la presidencia de un Premio Nóbel de la Paz cuyo servilismo ante tan oscuros intereses unido a su falta de coraje para honrar ese premio coloca a la humanidad al borde de un abismo.

- Dr. Atilio A. Boron, director del Programa Latinoamericano de
Educación a Distancia en Ciencias Sociales (PLED), Buenos Aires,
Argentina.
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26 mayo, 2007

Ahora le toca a Irán

José María Tortosa
AlterZoom

Se ha dicho, en la prensa estadounidense, que el fantasma de la guerra de Iraq recorre la política del gobierno de los Estados Unidos hacia Irán. En ambos casos, un gobierno niega que esté planificando una guerra, en ambos casos las evidencias en que dice basarse son falsas y en ambos casos se echa mano de las mejores técnicas de "comunicación".

Irán es importante geográficamente: tiene un total de 5.440 Km. en ocho fronteras continentales. Los países son Irak, Turkmenistán, Afganistán, Pakistán, Turquía, Azerbaiyán, el enclave de Najichevan y Armenia. A través del mar Caspio, colinda con Rusia y Kazajstán y a través del golfo Pérsico con Kuwait, Arabia Saudita, Qatar, Bahrein, los Emiratos Árabes Unidos y Omán.

Pero Irán es importante no sólo por la importancia de algunos de sus vecinos, sino también por su posición en el mercado mundial del petróleo. Según el CIA Factbook de 2007, Irán es el cuarto productor de petróleo del mundo, el quinto exportador y el tercero en reservas probadas.

Y el actual gobierno de Irán (como los anteriores) se muestra poco amistoso con Israel. Y, todo hay que decirlo, todavía menos amistoso aparece en las traducciones malintencionadas que se hacen de los discursos de sus líderes.

Junto a esto, Irán tiene una larga historia de relaciones complicadas con los Estados Unidos. En 1953 la CIA dedicó 1 millón de dólares de la época para echar a Mosadeq del gobierno en uno de los primeros casos de intervención directa de la Agencia en el "cambio" político de un país. En lugar de Mosadeq, que se había atrevido a nacionalizar el petróleo, puso al Sha, más cercano a los intereses de las empresas estadounidenses, que duró hasta 1979 cuando fue sustituido por Jomeini, un líder que la CIA no supo predecir que iba a tener el eco que tuvo y no sólo en Irán (Escuché cintas magnetofónicas de Jomeini en los barrios populares de Dakar, Senegal, en 1979, después de que el Sha fuese destronado).

Pero antes de esto, en 1976, siendo presidente Gerald Ford, Dick Cheney jefe de su gabinete, Donald Rumsfeld secretario de Defensa y Henry Kissinger asesor de seguridad nacional, el gobierno de Ford convenció a Sha de la necesidad de embarcarse en un programa nuclear para afrontar sus futuras necesidades energéticas. Le convencieron, y el trato habría supuesto por lo menos 6.400 millones de dólares para empresas estadounidenses como la Westinghouse y la General Electric. Pero, dado el cambio de régimen, no pudo llevarse a término y, sea como fuese, el caso demuestra lo infundados que son los argumentos actuales contra el programa nuclear iraní basados en la peregrina idea de que no lo necesitan ya que tienen petróleo. Además, dicho programa es prácticamente idéntico al que está poniendo en práctica el gobierno de Lula en el Brasil, potencia con evidentes apetencias de hegemonía regional.

Los iraníes saben que los Estados Unidos apoyaron a Iraq en la guerra 1980-1988 y conocen el origen del gas mostaza (arma de destrucción masiva) que los iraquíes utilizaron contra Sardacht en 1987. Y saben también de los 52 rehenes estadounidenses que entre 1979 y 1981 estuvieron retenidos en Teherán entre la presidencia de Carter y la de Reagan. A diferencia de muchos estadounidenses, sí saben que una parte de dicha retención fue resultado de un acuerdo secreto entre el candidato Reagan y el ayatollah Jomeni: "Tú no los liberas, así Carter pierde las elecciones, yo llego a la presidencia y después hacemos cuentas". El escándalo se prolongó con el llamado "Irán-contra" (1985-1986), asunto en el que el teniente coronel Olivier North, del Consejo de Seguridad Nacional, tuvo un papel muy importante: se vendían, ilegalmente, armas a Irán para financiar a la "contra" nicaragüense. Todo ello llevó a diversos juicios (el asunto de las armas por rehenes "explotó" en noviembre de 1986) y hoy el Sr. North es comentarista del Fox News Channel, un nuevo caso en el que las empresas de Rupert Murdoch (no se olvide que José María Aznar es uno de sus asalariados) vuelven a salir en esta serie de reseñas sobre el imperio.

La opinión pública estadounidense en general es contraria a una nueva aventura militar en la zona que se añada a las de Afganistán e Iraq. Los partidarios de una acción militar no superan al 20 por ciento en las sucesivas encuestas que ha publicado el New York Times y CBS News en las que los partidarios de la acción diplomática son abrumadora mayoría (siempre superior al 50 por ciento). Los que desean una acción militar son menos incluso que los que no ven ninguna amenaza en Irán, aunque, siempre según dichas encuestas, la actitud de confrontación es mucho mayor entre los votantes republicanos que entre los demócratas, más dispuestos estos últimos, en las encuestas, a políticas de no ingerencia.

Pero también aquí el gobierno está a la búsqueda de argumentos de lo que, para muchos, es una decisión ya tomada. Es cierto (lo recogió la Agencia France Press y lo documentó Seymour M. Hersh) que la CIA no acaba de encontrar indicadores serios de una construcción de armas nucleares que, en todo caso y según Mohamed El Baradei, no se podrían tener antes de tres años y, probablemente, ni siquiera antes de cinco años. No importa.

Como este argumento ya está muy manido y su aplicación a Iraq no resultó particularmente brillante, la alternativa ha sido la de intentar responsabilizar al gobierno de Irán en general y a la Quds en particular, de los apoyos que los chiítas iraquíes estarían recibiendo. No sólo: se trataría de hacer ver que determinadas muertes de ciudadanos estadounidenses (soldados, mercenarios o civiles en Iraq) han estado relacionadas con actividades iraníes. Si este tipo de argumentación no funciona (y, de momento, no acaba de funcionar ya que las dudas son crecientes), hay quien sospecha de la posibilidad de algún atentado en los Estados Unidos que pudiera ser atribuido a Irán. Dick Cheney lo habría insinuado y hay que reconocer que estos miembros del viejo "Project for a New American Century" (incluye además a Donald Rumsfeld, Jeb Bush, Paul Wolfowitz, Richard Perle, Douglas Feith entre otros) suelen ser directos en sus observaciones. Está también la posibilidad de desestabilizar (mediante "acciones encubiertas") al gobierno de Irán para así justificar la intervención en pro del orden, la paz y la estabilidad. La decisión, pues, parece tomada. Ahora se buscan argumentos.

No está claro, en cambio, quién sería el que llevaría a cabo el ataque. Se sabe, ciertamente, de juegos de guerra anglosajones y "bombardeos por encima del hombro" simulados y detectables desde verano 2005 y, más recientemente (finales de mayo de 2007) de la llegada de nueve barcos de guerra estadounidenses, con un personal de 17.000 efectivos a bordo, al golfo Pérsico, frente a las costas de Irán, en un despliegue que sólo tiene precedente en el realizado en 2003 cuando empezó la segunda guerra de Iraq.

Pero no se excluye que el ataque se produzca por parte de Israel, que también ha hecho sus ejercicios y sus vuelos hasta Gibraltar para probar su capacidad. A decir de Ha'aretz, periódico publicado en Jerusalén, Bush "entendería si Israel decide atacar a Irán". De esta forma, Israel repetiría lo que ya hizo contra Iraq, bombardeando Osirak en 1981.

Lo que es más dudoso es el cuándo. La Agencia France Presse (22 de noviembre de 2006) suponía que iba a ser en el verano de 2007 y el número especial de Newsweek dedicado al tema (19 de febrero de 2007) parecía ir en la misma dirección. Sin embargo, Simon Tisdall (The Guardian, 16 de mayo de 2007) hablaba de la posibilidad de que el ataque se pospusiera un año. Se verá.

Y es que, a decir de James Petras (31 de mayo de 2006), las opiniones dentro de los Estados Unidos estaban y siguen divididas. Decía que "existe una coalición liderada por las principales organizaciones pro Israel, los militaristas civiles del Pentágono, la mayor parte de los medios de comunicación y una minoría de la opinión pública, que apoya un ataque militar. Se oponen a esta opción un gran porcentaje de altos oficiales retirados, los líderes de la industria petrolera, la mayor parte de las organizaciones cristianas y musulmanas y una mayoría del pueblo estadounidense" como ya se ha dicho.

Los objetivos parecen claros. Israel tiene identificados tres principales:

Natanz, donde se han instalado miles de centrifugadoras para enriquecer uranio, una instalación para la conversión de uranio cerca de Isfahan y un reactor de agua pesada en Arak. Autoridades israelíes creen que la destrucción de estos tres puntos retrasaría el programa nuclear iraní indefinidamente y les evitaría tener que vivir bajo el miedo de un "segundo Holocausto" según informaba The Sunday Times (7 de enero de 2007).

Pero por qué. Parece ser que, a pesar de la historia y del petróleo, el argumento central es la percepción que tiene Israel de Irán como amenaza a su propia existencia. Israel puede ser potencia nuclear, pero la presencia de otra potencia en la zona alteraría la capacidad de amenaza que ahora tiene el gobierno más o menos sionista. El miedo a un "segundo Holocausto" es comprensible por más que las referencias al horror de la shoah siempre tengan un componente sospechoso de manipulación interesada de la mala conciencia europea.

Y no hay que olvidar que entre la hipótesis de que Israel es el gendarme de los Estados Unidos en la zona y la hipótesis de que los Estados Unidos pone en práctica la política que más conviene al estado de Israel, es esta segunda la que tiene más argumentos a su favor. Electoralmente, hay tantos judíos o de origen judío en los Estados Unidos como en Israel. Políticamente, AIPAC, el grupo de presión (lobby) israelí, es, fuera de discusión, el más importante entre los que "trabajan" las decisiones de Washington. Personalmente, y el dato fue reseñado precisamente en Ha'aretz, una parte importante de los llamados "neconservadores", hoy en el gobierno del segundo Bush, son no sólo judíos, sino que han trabajado directamente sea en la prensa israelí (el Jerusalem Post, por ejemplo) o han realizado informes para gobiernos y partidos (en particular para el Likud).

De producirse, este ataque se verá acompañado, como el de Iraq, por una importante campaña de "comunicación" (es decir, de propaganda; es decir, de mentiras deliberadas) para convencer, en un nuevo Pearl Harbor, de la necesidad de esa guerra. Sabremos de la maldad intrínseca del régimen de Ahmadineyad (al que llamaremos "régimen de los ayatolás"), conoceremos de su fundamentalismo y de sus propósitos agresivos contra todo el mundo y seremos informados de que si queremos seguir teniendo petróleo barato, no hay más remedio que pagar el precio de unas pocas vidas.

Pero el efecto será el contrario: el precio del petróleo aumentará (con lo que las empresas que lo han estado acumulando mientras el precio caía, al venderlo al nuevo precio tendrán beneficios interesantes), el reformismo político iraní sufrirá un serio revés (y si se quisiese la "democratización", es al reformismo a lo que habría que apoyar, con independencia de que sus elecciones parecen bastante más limpias que las estadounidenses), el régimen se hará realmente fundamentalista y las reacciones en el mundo contra esta nueva aventura imperial se manifestarán de inmediato acentuando el resquemor musulmán y árabe al respecto (No se olvide que Irán es de mayoría musulmana, pero de minoría árabe).

Afortunadamente, siempre tendremos medios de comunicación (al Fox a la cabeza) que nos expliquen que esos pequeños males se ven compensados por "bienes inmensos" (los que prometía en Madrid Jeb Bush al presidente de la "república" española poco antes de la invasión de Iraq) y, en todo caso, serán menores que los males que acarrearía una estrategia de "apaciguamiento" como la que pretendieron algunas potencias europeas, Neville Chamberlain el primero, frente a Hitler. Porque, una vez más, la comparación con Hitler se va a utilizar, por lo que la comparación con Goebbels se hace también necesaria: Convencer a la gente de que estas cosas se hacen por su bien no es tan difícil y se sabe cómo desde hace ya casi un siglo. Para 2007 el gobierno de los Estados Unidos pretendía dedicar un mínimo de 75 millones de dólares a la "diplomacia pública" (propaganda dirigida a las poblaciones de otros países) en Irán. No sabemos cuánto dedicará a convencer a las restantes opiniones públicas. Sí sabemos que seguirá comprando o alquilando periodistas que, alguna vez, sabremos quiénes son en el caso español. Tal vez cuando ya sea demasiado tarde.

- José María Tortosa, catedrático de Sociología, es profesor del Instituto Universitario de Desarrollo Social y Paz de la Universidad de Alicante.

10 mayo, 2007

¿Habrá guerra contra Irán?

Actualizado 5:45 P.M. (hora local)

  La Habana, jueves 10 de mayo de 2007. Año 11 / Número 130

Periódico Granma

ELSON CONCEPCIÓN PÉREZ
elson.cp@granma.cip.cu

La disyuntiva se basa en que Washington ha dado todos los pasos, tanto desde el punto de vista militar como mediático, para una agresión a la República Islámica de Irán.

Veamos:

De manera reiterada, Bush y su séquito insisten en que Teherán tiene que suspender el desarrollo de su programa nuclear, y muy especialmente, dejar de enriquecer el uranio.

Para esa campaña, los medios occidentales —como en otras contiendas— no dejan de repetir la exigencia norteamericana, a la vez que hacen hincapié en el rechazo iraní.

Pocos análisis he podido leer en los grandes medios donde se tenga en cuenta el planteamiento de las autoridades de la nación persa, que anteponen lo recogido en el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), en cuanto a que todos los países tienen derecho al desarrollo de programas nucleares con fines pacíficos.

Tampoco se profundiza en que Irán, además de ser firmante del TNP, es miembro de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), cuyos inspectores supervisan cada día el programa iraní, con medios modernos y permanentes de monitoreo.

La experiencia más reciente dice que Estados Unidos fue capaz de invadir y ocupar Iraq en una guerra cimentada totalmente en la mentira y la manipulación; con la falacia de que Bagdad tenía bombas de exterminio masivo, y de que Saddam Hussein colaboraba con Al Qaeda.

Por supuesto, Irán no es Iraq, ni las circunstancias ni el ambiente político y militar es parecido en uno y otro país.

Sin embargo, la administración Bush ha utilizado a un Consejo de Seguridad poco creíble y a una inconsistente Unión Europea, para aprobar sanciones a Irán y hasta comprometerse con amenazas bélicas si el Gobierno de aquel país no cede a las exigencias estadounidenses.

En ese contexto se produjo la infiltración de marines británicos en aguas territoriales iraníes, y la detención por tropas norteamericanas de diplomáticos de Teherán acreditados en el vecino Iraq.

Otro elemento a favor de la tesis de una posible acción militar, es la más reciente maniobra militar estadounidense en el Golfo Pérsico, y el hecho de que los poderosos medios llevados hasta allí permanezcan en la zona con todas sus dotaciones de marines, aviones de combate, cohetes de última generación, y otras armas.

Un reportero de la agencia norteamericana AP, quien viajó a bordo del portaaviones John C. Stennis, describió los ejercicios como "una exhibición de poderío militar frente a Irán".

Este último despliegue sumó 13 000 nuevos efectivos, dos portaaviones, 125 aviones, barcos auxiliares, y otros, en una zona donde Estados Unidos dispone de unos 40 000 militares, sin contar más de 150 000 que ocupan actualmente Iraq, y unos 18 000 en Afganistán.

La desproporcionada operación bélica parece un escenario adelantado para un posible ataque contra la nación persa.

Una agresión a Irán complicaría aun más la situación en esa zona tan volátil, y los países cercanos ya han expresado su desaprobación a cualquier acción militar.

Entre los elementos que parecen frenar una acción militar está, en primer lugar, la consistencia del Gobierno de Teherán en la defensa de sus planes, vitales para el desarrollo del país.

El pueblo iraní y sus fuerzas armadas han demostrado de manera reiterada que no renunciarán a su derecho a ser independientes y por lo tanto, apoyan al Gobierno en su programa nuclear pacífico y en su rechazo a las amenazas y condicionamientos de la administración norteamericana.

Un aspecto que también hace pensar en lo imposible de un ataque a Irán, es el hecho de que Estados Unidos en su estancada y perdida guerra en Iráq, tiene involucrados a cerca de 200 000 efectivos que, en caso de una agresión contra el país vecino, podrían ser blanco de la respuesta militar de Teherán.

Irán, por su capacidad militar, estaría en condición de movilizar hacia la frontera iraquí una cifra de hombres y medios que pondría en jaque esa retaguardia norteamericana.

Estados Unidos tiene en su contra la opinión de los gobiernos de los países vecinos del Golfo Pérsico, para nada interesados en otra contienda bélica en la zona, esta vez en un país con una fuerza militar considerable.

Los pequeños emiratos y otras naciones del Golfo o cercanas a él, utilizan como fuente de sustento el agua que potabilizan o desalinizan en ese mar. De producirse allí una guerra, nadie podría asegurar que las plantas de tratamiento quedarían exentas de daños o de la contaminación que provocaría el uso de armamento revestido de uranio empobrecido u otro.

A la vez, se concentra en esa zona una de las mayores reservas de petróleo y gas a nivel mundial. Si estalla una guerra, la extracción y explotación de esos recursos pueden interrumpirse o afectarse parcialmente, y el precio del crudo ascender a niveles no registrados en la historia.

Recordemos que por el Estrecho de Ormuz, enclavado en la misma plataforma iraní, circula más del 40% del petróleo que debe llegar a distintas partes del planeta, y si ese corredor marítimo se cierra por un conflicto armado, dejará de llevarse el crudo a infinidad de países, entre ellos la mayoría de los estados ricos de Occidente.

Los Emiratos Árabes Unidos han declarado que no se sumarían a una acción bélica contra su vecino. Antes lo hizo Qatar, país que informó que "no permitirá un ataque a Irán desde su territorio".

Recordemos que en el caso qatarí, se trata de un Estado donde el Pentágono tiene la enorme base de Al-Uleid, cuartel general de las operaciones aéreas norteamericanas para el Medio Oriente.

Un pronunciamiento similar fue emitido por el Consejo de Cooperación del Golfo, integrado por Kuwait, Qatar, Omán, Arabia Saudita, Bahrein y los Emiratos Árabes Unidos.

Ambas reflexiones, en una balanza, me inclinan a pensar en lo inviable de la pretensión de la administración Bush de atacar a Irán, aunque comparto la incertidumbre internacional porque nadie podrá estar seguro de eso, tratándose de Bush y su equipo¼

03 abril, 2007

El detonante de la crisis fue el intento americano de secuestrar a altos funcionarios iraníes

Efe - Londres.-

El detonante de la crisis originada por la detención de quince militares británicos en aguas del Golfo el 23 de marzo fue un fallido intento norteamericano de secuestrar a un general y otro alto funcionario iraní, de visita oficial en el norte de Irak, afirma hoy el diario "The Independent". En la madrugada del 11 de enero, Estados Unidos lanzó una ataque con helicópteros contra una oficina de enlace iraní que hace tiempo opera en la ciudad de Arbil, en el Kurdistán iraquí, y capturaron a cinco funcionarios de bajo nivel a los que Washington acusa de ser espías y a los que mantiene en su poder.

En realidad, sin embargo, Estados Unidos, que no informó de su ataque a las autoridades kurdas, buscaba a dos miembros destacados del aparato de seguridad iraní, según ha podido averiguar el periódico, que da incluso sus nombres.

Se trata de Mohammed Jafari, el poderoso jefe del Consejo de Seguridad Iraní, y el general Minojahar Frouzanda, jefe de los servicios de inteligencia de la Guardia Revolucionaria Iraní, señalaron al periódico fuentes kurdas. Los dos hombres estaban de visita oficial en Kurdistán y se habían entrevistado primero con el presidente iraquí, Talal Talabani, y luego con el jefe del gobierno regional del Kurdistán, Massud Barzani, en su cuartel general, situado en una montaña desde la que se domina Arbil. «Querían capturar a Jafari», aseguró al periódico Fuad Husein, jefe de gabinete del presidente del Kurdistán, quien confirmó que la oficina iraní funciona desde hace mucho tiempo en Arbil y que a ella acuden muchos kurdos para obtener visados para Irán. «Los (norte)americanos creían que (Jafari) estaba allí», explicó Husein. Jafari estaba acompañado del general Minojahar Frouzanda, jefe de los servicios de inteligencia del Pasdarán (Guardia Revolucionaria Iraní), según reveló al periódico Sadi Ahmed Pire, actual jefe de gabinete del presidente Talabani en Bagdad. Anteriormente, Pire vivía en Arbil, donde estaba al frente de la Unión Patriótica del Kurdistán, el partido de Talabani.

Según "The Independent", el intento norteamericano de capturar a ambos altos funcionarios iraníes, que habían mantenido públicamente reuniones con los líderes iraquíes es como si Irán hubiese intentado secuestrar a los jefes de la CIA y del MI6 (espionaje británico) en una eventual visita a Pakistán o Afganistán.

No hay duda, dice el periódico, de que Teherán cree que Estados Unidos pretendía dar caza tanto a Jafari como a Frouzanda. El propio Jafari confirmó a la agencia iraní, IRNA, que estaba en Arbil cuando Estados Unidos lanzó su ataque. El ministro iraní de Asuntos Exteriores, Manuchehr Mottaki, declaró a IRNA que «el objetivo de los (norte)americanos era detener a los funcionarios de la seguridad iraní que habían ido a Irak para desarrollar la cooperación bilateral en el terreno de seguridad». Funcionarios norteamericanos acusaron a los cinco funcionarios de bajo nivel secuestrados por EEUU y de los que nada se sabe desde entonces de «estar supuestamente relacionados con actividades contra Irak y las fuerzas de la coalición».

Es una acusación absurda, señala el periódico, que especifica que ningún miembro de la coalición que lidera Estados Unidos ha muerto en Arbil, donde no hay tampoco insurrectos suníes ni milicianos chiíes. El ataque norteamericano contra la oficina de enlace iraní en Arbil se produjo pocas horas después de que el presidente George W. Bush acusase públicamente a Irán de «proveer apoyo logístico para los ataques contra las tropas estadounidenses».

10 marzo, 2007

TIRANNT : Escenario iraní a corto plazo

Michael Chossudovsky

El código utilizado por los planificadores militares estadounidenses de "Theater Iran Near Term" (Escenario iraní a corto plazo), TIRANNT (por sus siglas en inglés), ha llegado a identificar a varios miles de objetivos en el interior de Irán como parte de una Blitzkrieg (guerra relámpago) de "conmoción y pavor" que en estos momentos se encuentra en la fase final de planificación.

Más portaaviones en el Golfo para un posible ataque a Irán.

Según el Arab Times de Kuwait, en aplicación del plan TIRANNT, podría producirse un ataque contra Irán en cualquier momento entre finales de febrero y finales de abril. Sin embargo, esta valoración no tiene en cuenta el caos en que se hallan inmersas las tropas de tierra en Iraq ni la retirada, antes de lo previsto, de varios miles de soldados británicos del escenario de guerra iraquí, muchos de los cuales se encontraban estacionados en el sur, en la cercana frontera con Irán.

El plan TIRANNT, revelado en el mes de abril del pasado año por William Arkin, un antiguo analista de la inteligencia estadounidense que escribe para el diario The Washington Post, se elaboró en mayo del 2003, tras la invasión de Iraq.

A principios del 2003, en el momento en que las fuerzas estadounidenses estaban al borde de la guerra con Iraq, el ejército ya había emprendido un análisis para lanzar una guerra a gran escala contra Irán. TIRANNT iba acompañado de un escenario simulado para una invasión del cuerpo de marines y de un simulacro de la posible potencia de los misiles iraníes. Los planificadores británicos y estadounidenses realizaron, por la misma época, un juego de guerra en el Mar Caspio. Y Bush se puso al frente del Comando Estratégico estadounidense para preparar un plan de asalto global para un ataque contra las armas de destrucción masiva iraníes.

Todo esto alimenta en última instancia un nuevo plan de guerra para "grandes operaciones de combate" contra Irán, que fuentes militares confirman su existencia en forma de borrador. Este plan de contingencias llamado CONPLAN 8022 se activaría en caso de un Segundo 11-S, en la presunción de que Irán estaría detrás.

"... Bajo el TIRANNT, el Ejército y los planificadores del Comando Central estadounidense han estado examinando el escenario de guerra con Irán tanto en un plazo inmediato como a más largo, incluyendo todos los aspectos para una operación de combate de gran alcance, desde la movilización y despliegue de fuerzas hasta las operaciones estabilizadoras post-guerra tras el cambio de régimen." (William Arkin, Washington Post, 16 de abril del 2006).

La decisión del 2003 de ir contra Irán bajo el TIRANNT no fue ninguna sorpresa. Es parte de otra hoja de ruta militar más amplia. Ya durante la administración Clinton, el Comando Central (USCENTCOM) había formulado en 1995 "planes para un escenario de guerra" para invadir primero Iraq y después Irán.

Los amplios objetivos e intereses nacionales de seguridad puestos de manifiesto en la Estrategia Presidencial de Seguridad Nacional (NSS, en sus siglas en inglés) y en la Estrategia Presidencial Militar Nacional (NMS) forman la base de la estrategia del escenario de guerra del Comando Central de Estados Unidos (USCENTCOM).

La NSS dirige la ejecución de una estrategia de doble contención de los estados "canallas" de Iraq e Irán en tanto supongan una amenaza para los intereses estadounidenses, para otros estados de la región y para sus propios ciudadanos. La doble contención se proyecta para mantener el equilibrio de poderes en la región sin que dependa ni de Iraq ni de Irán.

El escenario de la estrategia del USCENTCOM está basado en intereses y centrado en la amenaza. El propósito de la acción estadounidense, como se propugna en la NSS, es al proteger los intereses vitales de EE.UU. en la región: el acceso seguro e ininterrumpido de EE.UU. y sus aliados al petróleo del Golfo.

PRIMERO IRAQ, DESPUÉS IRÁN

De acuerdo con la "secuencia" del escenario de guerra del USCENTCOM de 1995, los planes para atacar Irán iban a ser activados bajo el TIRANNT inmediatamente después de la invasión del 2003 de Iraq. Confirmado por Arkin, el componente activo de la agenda militar de Irán se lanzó en mayo del 2003 "cuando los modeladores y especialistas de inteligencia facilitaron los datos que necesitaban para el análisis del nivel (gran escala) del escenario", según la misma fuente. En octubre del 2003, se consideraron diversos escenarios para una guerra contra Irán:

El infierno puede extenderse
a tierra persa.

"El ejército, marina, fuerzas armadas y marines estadounidenses tienen todos ellos planes de batalla preparados y se han pasado cuatro años construyendo las bases y entrenándose para la 'Operación Libertad Iraní'. El almirante Fallon, el nuevo jefe del Comando Central, ha heredado planes bajo el nombre de TIRANNT." (New Statesman, 19 de febrero del 2007).

Al mismo tiempo, se pusieron en marcha los diversos componentes paralelos de TIRANNT, incluyendo el "Concepto de Operaciones" de los Marines:

"Los Marines, mientras tanto, no solo se han visto implicados en los planes de guerra del USCENTCOM, sino que han estado centrados en su propia especialidad: "la irrupción contundente". En abril del 2003, el Cuerpo publicó su "Concepto de Operaciones" para una maniobra contra un país simulado que explora la posibilidad de movilizar fuerzas desde un buque hasta la costa contra un enemigo determinado sin establecer primero una cabeza de playa.

Aunque sólo se describe al enemigo del Cuerpo de Marines como un país revolucionario profundamente religioso llamado Karona —con sus Guardias Revolucionarios, armas de destrucción masiva y riqueza petrolífera—, evoca indefectiblemente a Irán.

En otro estudio, iniciado en el 2004 y conocido como BMD-I (defensa con misiles balísticos: Irán), se examinaron también varios escenarios relacionados con el potencial en misiles de Irán. En este estudio, el Centro de Análisis del Ejército configuró los rendimientos de los sistemas de armas iraníes y estadounidenses para determinar la cifra de misiles iraníes que se espera sean lanzados desde una defensa en coalición.

La planificación del seguimiento diario del potencial de misiles iraní recae en el Comando Estratégico de EE.UU. en Omaha. En junio del 2004, el entonces jefe del Pentágono Donald Rumsfeld, alertó al comando para que estuviera preparado para ejecutar el CONPLAN 8022, un plan de ataque global que incluye a Irán.

El CONPLAN 8022 requiere que los bombarderos y misiles estén listos para actuar dentro de las 12 horas siguientes a la orden presidencial. Me han contado algunas fuentes que a la nueva fuerza operativa le preocupa que se le pueda haber dicho al presidente que la única opción posible es la nuclear, cuando se le ordene desencadenar "rápidos" ataques globales contra ciertos objetivos en Irán bajo ciertas circunstancias de emergencia. (William Arkin, The Washington Post, 16 de abril del 2006).

"CONMOCIÓN Y PAVOR"

La planificación militar estadounidense incluye misiones específicas que habrán de ser ejecutadas por la OTAN e Israel en caso de un ataque contra Irán. La marina alemana está desplegada en el Mediterráneo oriental, formalmente bajo un mandato de Naciones Unidas. Las bases de la OTAN en Europa también se verían implicadas.

Global Research ha documentado simulacros de guerra de gran alcance que desde el pasado verano han venido realizando Irán y sus socios de la Organización para la Cooperación de Shangai, incluidos Rusia y China. A su vez, EE.UU. ha dirigido simulacros de guerra frente al litoral iraní.

EL SEGUNDO 11-S DEL PENTÁGONO

Lo que Washington está ahora considerando es un uso abrumador de fuerza militar en represalia por el presunto incumplimiento de Irán. Este es, por supuesto, el pretexto, la justificación para emprender la guerra. El Pentágono ha considerado también represalias contra Irán en caso de un segundo ataque al estilo del 11-S:

Los planes son para hacer
 otro Iraq en Irán.

"Un tercer plan expone cómo el ejército puede desbaratar y responder a otro ataque terrorista importante contra EE.UU. Incluye largos apéndices que ofrecen un menú de opciones para que el ejército tome represalias rápidamente contra grupos terroristas específicos, individuos o patrocinadores estatales, dependiendo de quién se crea que está detrás del ataque. Otro ataque podría crear tanto una justificación como una oportunidad, de las que se carecen hoy, para emprender represalias contra algunos blancos conocidos, según anteriores y actuales oficiales de defensa familiarizados con el plan.

El plan detalla 'a qué terroristas o chicos malos atacaríamos si se quitaran las caretas. Pero las caretas siguen puestas', dijo un oficial, que pidió que no se le identificara debido a la sensibilidad del tema. (Washington Post, 23 de abril del 2006)

La presunción implícita en ese documento militar es que "en la actualidad aún no se ha producido" un segundo ataque tipo 11-S, que crearía, provechosamente, tanto "una justificación como una oportunidad" para emprender la guerra contra "algunos objetivos conocidos (Irán y Siria)".

OBJETIVOS CIVILES

Los informes de prensa en el Oriente Medio confirman que los planeados ataques aéreos no se limitarían en modo alguno a las instalaciones nucleares iraníes. El cuartel del Comando Central en la Florida ha seleccionado ya una amplia lista de objetivos militares y civiles. Emplazamientos industriales, infraestructura civil incluyendo carreteras, canalización de agua, puentes, centrales eléctricas, torres de comunicaciones, edificios del gobierno son parte de los supuestos esenciales del Blitzkrieg. "Un único asalto podría implicar que los aviones de combate volando desde EE.UU. y la base de Diego García alcanzaran 10 000 objetivos" (Gulf News, 21 de febrero del 2007)

Mientras tanto, Washington ha estado reuniendo apoyos para su agenda tras la celebración de una Conferencia de Seguridad Regional en los Emiratos Árabes Unidos.

GUERRA NUCLEAR

Se dijo a los planificadores militares que se decantaran por el uso de armas convencionales. No se contempla, de forma explícita, el uso de las armas nucleares tácticas que ya integran el arsenal del escenario de guerra en el Oriente Medio, al menos en la primera fase de la Blitzkrieg patrocinada por EE.UU. Sin embargo, el hecho de que se reconozca que las armas nucleares son una opción posible en el escenario de guerra convencional, indica que su uso es parte integrante de los planes militares.

En noviembre del 2004, el Comando Estratégico dirigió un ejercicio importante con un "plan de ataque global" denominado "Luminosidad Global". Dicho ejercicio implicó un ataque simulado que utilizaba tanto armas convencionales como nucleares contra un "enemigo ficticio" (Irán). Tras las maniobras de "Luminosidad Global", el Comando Estratégico declaró que estaban en estado avanzado de preparación.

En este contexto, CONPLAN es el plan operativo referido por el Plan de Ataque Global. Es descrito como "un plan actual que la Marina y la Fuerza Aérea traducen en un paquete de ataques para sus submarinos y bombarderos".

CONPLAN 8022 es 'el plan paraguas global para ese tipo de escenarios estratégicos planificados con anterioridad y que implican el uso de armas nucleares'.

Se centra específicamente en esos nuevos tipos de creadores de amenazas y también potenciales terroristas —Irán, Corea del Norte—, dijo. No hay nada que indique que no se pueda usar el CONPLAN 8022 en escenarios limitados contra objetivos rusos o chinos. (Según Hans Christesen, del Proyecto de Información Nuclear, citado en el News Wire japonés de economía).

Como parte de la doctrina de guerra preventiva de la administración de Bush, se contempla, bajo el CONPLAN 8022, el uso de armas nucleares tácticas junto a armas convencionales. En mayo del 2004 se publicó la Directiva Presidencial sobre Seguridad Nacional (NSPD 35, por sus siglas en inglés) titulada Autorización para el Despliegue de Armas Nucleares. Aunque su contenido sigue siendo materia reservada, la presunción es que la NSPD 35 se refiere al despliegue de armas nucleares tácticas en el escenario de guerra de Oriente Medio en conformidad con el CONPLAN 8022.

ISRAEL EN ESTADO DE ALERTA

En Israel, los preparativos para la guerra no se han interrumpido desde finales del 2004. La Fuerza Aérea israelí atacaría las instalaciones nucleares iraníes en Bushehr utilizando bombas anti-búnker estadounidenses e israelíes. Los ataques deberán desarrollarse en tres oleadas separadas con el radar y las comunicaciones protegidos por los AWACS de la Fuerza Aérea y otros aviones de EE.UU. en la zona.

Las bombas anti-búnker pueden también usarse para descargar bombas nucleares tácticas. La B61-11 es la "versión nuclear" de la convencional BLU 113. Puede lanzarse de la misma forma que la bomba convencional anti-bunker.

Según un reciente informe del Sunday Times de Londres (7 de enero del 2007): "Los escuadrones de las fuerzas aéreas israelíes están preparándose para volar una instalación iraní utilizando "anti-búnker" nucleares de bajo rendimiento, según varias fuentes militares israelíes".

Si Irán respondiera a los ataques estadounidense-israelíes atacando las instalaciones militares de EE.UU. en Iraq y en los Estados del Golfo, la guerra se extendería por toda la región, en cuyo caso EE.UU. podría reaccionar contra Irán con ataques nucleares "preventivos" utilizando cabezas de guerra nucleares tácticas anti-búnker.

El escenario más probable es que Irán, siguiendo la lógica de su propia planificación militar, responda a los ataques patrocinados por EE.UU. desplegando a su vez fuerzas de tierra hacia el interior del Iraq ocupado.

DESPLIEGUE NAVAL

Tres grupos de ataque, incluidos el Stennis, el Eisenhower y el Nimitz están desplegándose por el Golfo Pérsico. Según Gulf News: "El grupo de ataque Stennis... está ahora reforzando el alto nivel de presencia de la Marina estadounidense en el Golfo. Al Stennis y al portaaviones Dwight D. Eisenhower, que ya están en la región, se les unirá el portaaviones Nimitz (Gulf News, 21 de febrero del 2007). Según fuentes militares británicas, la Marina estadounidense puede situar inmediatamente hasta seis portaaviones en formación de batalla.

NUEVO DESPLIEGUE DE TROPAS ESTADOUNIDENSES

Fuentes militares han confirmado que unos 8 500 soldados estadounidenses están siendo desplegados de nuevo desde las instalaciones militares estadounidenses en Alemania e Italia hacia Afganistán e Iraq, ambos con fronteras con Irán. Uno supone que están siendo enviados al escenario de guerra del Oriente Medio ante la eventualidad de que los ataques aéreos lleven a una guerra por tierra con Irán.

El Pentágono, contradiciendo sus propias declaraciones, ha tachado de "absurdos" los informes de prensa que notificaban que está planeando una guerra total a "corto plazo" contra Irán.

Mientras tanto, Teherán ejecutó las maniobras de guerra denominadas "Eghtedar" o "Grandeur". Esos ejercicios, que implicaron fuerzas navales, aéreas y terrestres son mucho más amplios que los que se llevaron a cabo el pasado verano. Según se comenta, tendrían lugar en 16 de las 30 provincias iraníes. El objetivo declarado es preparar el país para que pueda defenderse ante la eventualidad de un ataque estadounidense.

JUEGO DE GUERRA ESCUDO VIGILANTE 07

Desde septiembre hasta diciembre del 2006, EE.UU. dirigió un escenario de guerra total contra Irán y sus enemigos de la época de guerra fría, denominado Escudo Vigilante 07. Los juegos de guerra no se limitaban a un único escenario de guerra en el Oriente Medio, también incluían a Rusia, China y Corea del Norte.

Los detalles del escenario de los ejercicios Escudo Vigilante 07 están contenidos en un informe del Comando del Norte (NORTHCOM), fechado en agosto del 2006 (revelado por William Arkin en un artículo de The Washington Post).

Los enemigos son: Irmingham (Irán), Nemazee (Corea del Norte), Ruebek (Rusia) y Churya (China).

COMPLACENCIA DE LA OPINIÓN PÚBLICA OCCIDENTAL

La complacencia de la opinión pública occidental (incluidos los movimientos estadounidenses en contra de la guerra) es inquietante. No se ha manifestado preocupación alguna a nivel político por las probables consecuencias de estos ataques, que podrían evolucionar hacia un escenario de III Guerra Mundial, con Rusia y China al lado de Irán.

Con excepción del Oriente Medio, la guerra contra Irán y el riesgo de escalada no se consideran "noticias de primera plana". Todo ello contribuye a que realmente se pueda desencadenar una guerra que conduzca a lo inimaginable: un holocausto nuclear sobre gran parte del Oriente Medio. Debe señalarse que podría darse una pesadilla nuclear aunque no se usaran armas nucleares. El bombardeo de las instalaciones nucleares de Irán utilizando armas convencionales contribuiría a desatar un desastre tipo Chernobyl con lluvia radiactiva extendiéndose por un espacio amplísimo.

Granma,  La Habana, viernes 9 de marzo de 2007. Año 11 / Número 68

09 marzo, 2007

Cinco preguntas sobre Irán

ELSON CONCEPCIÓN PÉREZ
elson.cp@granma.cip.cu

Una introducción necesaria

El mundo está avocado nuevamente a los peligros de una guerra. Otra vez el exponente principal es el gobierno de Estados Unidos y sus apetitos imperialistas.

Quien domine el petróleo dominará el mundo, es la filosofía de los halcones que ocupan la Casa Blanca.

La República Islámica de Irán, aparece en el visor del Complejo Militar Industrial norteamericano, eufórico porque el presidente George W. Bush ya alistó y envió hacia los mares cercanos a Irán a tres portaaviones, el Eisenhower, el John C. Stennis y el Nimitz, con dotaciones de entre 60 y 80 aviones cada uno, acompañados de escuadrones de destructores, cruceros y submarinos, capaces de usar cohetes y hasta bombas nucleares, y miles de militares en total. Además ha reforzado sus tropas en las bases norteamericanas cercanas al Golfo Pérsico. Esto completará una flota de seis portaaviones en formación de batalla, algo sin precedentes en la región.

Planta nuclear iraní.

Otro tanto ocurre en el vecino Iraq, donde el Pentágono no solo tiene 140 000 militares, sino que se apresta a enviar a otros 21 500, mientras fortalece la zona fronteriza con la nación persa.

Todo parece indicar que EE.UU. está dispuesto a lanzar una agresión contra Irán, bajo el pretexto del programa nuclear que ese país ejecuta, según asegura, con fines pacíficos y en función del desarrollo nacional.

1.—¿Qué es la República Islámica de Irán?

La nación persa, con 70 millones de habitantes, la gran mayoría de confesión chiita, tiene una extensión territorial de 1 648 000 kilómetros cuadrados.

Limita con Paquistán y Afganistán por el este; Turkmenistán por el noreste; el Mar Caspio por el norte, y Azerbaiyán y Armenia por el noroeste; Turquía e Iraq por el oeste y finalmente con la costa del Golfo Pérsico y el Golfo de Omán por el sur.

Es el cuarto país del planeta en reservas de petróleo y el segundo de gas. En el primero de los casos solo superado por Venezuela, Arabia Saudita e Iraq, y en el del gas, por Rusia.

Luego de la Revolución islámica de 1979, ha emprendido un vertiginoso avance industrial con tecnología propia e inversiones foráneas, y hoy cuenta con un gran potencial científico y técnico capaz de impulsar los planes de desarrollo en las distintas áreas.

2.—¿En qué consiste el proyecto nuclear iraní?

En concordancia con el desarrollo emprendido, Irán impulsa un proyecto nuclear que proclama con fines pacíficos, y se basa en tres aspectos principales: construcción de reactores nucleares; producción del combustible nuclear; e impulso a través de esa energía de la medicina, la industria y la agricultura.

En esa perspectiva, y a sabiendas de que el petróleo tiende a agotarse, el Gobierno iraní se plantea que para elevar el nivel de vida de sus habitantes se requiere un desarrollo de la electricidad en los sectores doméstico e industrial.

Irán se propone llegar a producir 20 000 megavatios de electricidad con la energía nuclear. Sus planes han estado bajo el control y la supervisión de la Agencia Internacional de Energía Atómica. Además Teherán es firmante del Tratado de No Proliferación Nuclear.

3.—¿Por qué Irán en los planes bélicos de EE.UU.?

Irán produce unos 4 millones de barriles diarios de petróleo y exporta 2,5 millones. Sus potenciales petrolero y gasífero lo convierte en una pieza clave en el escenario geopolítico actual y futuro, y de una especial posición estratégica.

Si esto fuera poco, debe agregarse que por el cercano Estrecho de Ormuz transitan diariamente buques que transportan el 40% de todo el petróleo que se consume en el mundo.

Por esa razón, la administración estadounidense y en especial la oligarquía industrial-petrolera-financiera amasan la esperanza del dominio, control y explotación de los grandes yacimientos petroleros y gasíferos iraníes, y junto a ellos todos los recursos energéticos que se encuentran en el llamado corredor petrolífero euroasiático (Mar Negro-Mar Caspio-Golfo Pérsico).

El temor a que Irán se perfile como una potencia regional, desde el punto de vista geoestratégico, político, energético, e, incluso demográfico, han llevado a los estrategas del Pentágono y la Casa Blanca no solo a elaborar planes militares, sino a poner en práctica los mismos.

La filosofía del equipo de halcones de la administración Bush, es la de no permitir, bajo ninguna circunstancia, el surgimiento de alguna potencia que pueda ser hostil a los intereses de Washington.

En tal caso, usando mentiras infundadas como en Iraq, ya sea por el tema nuclear o por la supuesta influencia en la guerra del país vecino, no se puede descartar que Estados Unidos utilice como antes la opción militar.

4.—¿Antes de la guerra, qué?

Bajo presiones de Estados Unidos, el Consejo de Seguridad aprobó la resolución 1737, que prohíbe la venta a Teherán de productos, materiales y equipos, bienes y tecnología que puedan contribuir al programa nuclear. También pide que se congelen los activos a 12 personas y 10 entidades vinculadas al mismo.

De hecho, el pasado primero de enero el Departamento del Tesoro incluyó al Banco Sepah, el quinto en importancia en Irán, con unos activos de 14 000 millones de dólares, en esa lista negra.

A estas medidas se añaden las sanciones unilaterales impuestas por las administraciones estadounidenses desde el triunfo de la Revolución islámica. Una de las principales medidas es que Washington prohíbe que compañías petroleras asentadas en territorio norteamericano operen en la nación persa.

Esto ha provocado que, como resultado de las presiones estadounidenses, importantes bancos europeos hayan reducido o cerrado sus negocios con Irán.

5.—¿Cuál es el entorno iraní?

El entorno donde se desarrollan importantes planes de colaboración incluye a Rusia, que sostiene amplias relaciones económico-comerciales y comprenden contratos millonarios para el desarrollo del programa nuclear civil iraní.

China, por su parte, ha firmado un contrato de grandes proporciones para desarrollar el gigantesco campo gasífero iraní de Yadavaran, así como para comprar gas natural líquido por 25 años. De controlar Estados Unidos todo el triángulo petrogasífero euroasiático, la economía china se vería severamente comprometida.

En el caso de la India, ese país firmó un contrato por 50 000 millones de dólares con Irán por 30 años para comprar gas natural líquido.

De igual forma empresas japonesas trabajan con Irán en el proyecto de desarrollo de yacimientos de petróleo en el mar de Soroush-Nowruz con estimado de 1 000 millones de barriles del crudo.

Japón adquiere el 18,4% del petróleo de Irán, y China el 13,6%.

Algunos expertos señalan que el precio del barril de petróleo podría sobrepasar los 100 dólares en caso de que Teherán no pueda exportar su crudo ya sea por sanciones externas o por un ataque norteamericano.

Se estima que si los 2,5 millones de barriles que Irán exporta cada día faltaran en el mercado internacional, habría consecuencias negativas incalculables para la economía norteamericana, el precio de la gasolina se duplicaría, y se podrían llegar a perder hasta un millón de empleos.

Granma, La Habana, jueves 8 de marzo de 2007. Año 11 / Número 65

07 marzo, 2007

Tambores de guerra en Washington o la última posibilidad de Bush

Por: Alan Woods

El sonido de los tambores de guerra están una vez más reverberando en los corredores de poder en Washington. A pesar de todas las negativas oficiales, hay claros signos de que la camarilla que está en la Casa Blanca está contemplando con seriedad llevar a cabo ataques aéreos contra Irán.

Desde esta página web nunca creímos que EEUU invadiría Irán. Si lo hacía eso sería encontrarse con un pueblo en pie que lucharía hasta la muerte para echarles. Además, Irán tiene un ejército poderoso que sería bastante capaz de enfrentarse a las fuerzas norteamericanas y romperles la nariz. Teherán recientemente compró misiles capaces de atacar barcos de guerra norteamericanos en el Mediterráneo. Un ataque a Irán tendría consecuencias imprevistas.

Una guerra terrestre en Irán está por tanto descartada. Pero los ataques aéreos son otra cuestión. Tanto Washington como Tel Aviv están alarmados ante la perspectiva de un Irán armado con armas nucleares y Arabia Saudita lo está aún más. George Bush y la camarilla gobernante de derechas que le asesora está defendiendo en público un "primer ataque" contra las instalaciones iraníes que según ellos están fabricando armas nucleares. Es bastante probable que en algún momento puede poner en práctica estas amenazas, ya sea directamente o, si pudieran zafarse de esto, utilizando la fuerza aérea israelí.

La verdadera razón de esta nueva beligerancia es que están perdiendo la guerra en Irak. Bush está intentando culpar de todos sus problemas al apoyo iraní a la insurgencia. Pero esto está muy lejos de la realidad. Con o sin la participación iraní, la insurgencia en Irak continuaría infligiendo bajas a las fuerzas estadounidenses.

Por su parte, Ahmedinayad está jugando a un juego peligroso. Está utilizando el sentimiento antiimperialista natural de las masas iraníes para apuntalar el régimen de los mulás, que después de casi treinta años en el poder es tremendamente impopular. Para conseguir apoyo, está intentando basarse en el anti-americanismo y la hostilidad hacia Israel. La celebración de una conferencia que pretendía demostrar que el Holocausto fue un fraude, era una clara provocación a Israel, donde la clase dominante está buscando una excusa para castigar a Irán y recuperar algo del prestigio perdido cuando recibió un golpe en las narices por parte de Hezbolá en Líbano.

Sin embargo, la postura de Ahmedinayad no es tan fuerte como podría parecer. Las recientes elecciones demostraron una caída de apoyo a su gobierno de línea dura y un aumento del apoyo de los "reformadores". Está bajo la presión del clero islámico que temen llevar la situación demasiado lejos. Están intentando empujarle hacia una posición más "moderada" y contenerle. Su comportamiento y declaraciones recientes parecerían confirmar que él está doblegándose a esta presión.

Si se intensificara la situación e Israel bombardeara Irán, esto llevaría a una explosión de furia a través de todo Oriente Medio y más allá. Sin embargo, no está claro que los propios israelíes estuvieran dispuestos a hacer el trabajo sucio para Washington (aunque a los halcones sionistas les gustaría hacerlo). Están en una situación difícil después de la debacle del año pasado en Líbano. Por lo tanto, Bush puede no tener otra alternativa que la de dar la orden él mismo.

Bush ha estado haciendo declaraciones contradictorias, en un momento diciendo que no tenía intención de atacar Irán, en otro pronunciando discursos rimbombantes sobre cómo iba a detener tanto a Siria como a Irán. Esto refleja las distintas presiones bajo las que está en EEUU. El hecho es que él está trasladando el material militar necesario a la región del Golfo que le permitiría bombardear Irán. Este hecho va acompañado con más de cien negativas verbales por parte de Bush. Pero si bombardea Irán las consecuencias serán enormes.

La derrota en Irak

Debemos recordar que el ejército norteamericano sólo invadió Irak cuando ya estaba de rodillas, desangrado por años de sanciones y con sus fuerzas armadas seriamente debilitadas. Desde un punto de vista estrictamente militar, el resultado de la invasión encabezada por EEUU de Irak nunca estuvo en duda. Las fuerzas de la coalición tomaron Bagdad con una relativa facilidad. Incluso así, lo que parecía una victoria relativamente fácil se ha convertido en una pesadilla para EEUU. Con 150.000 soldados armados con el armamento más moderno y sofisticado, apoyados por satélites, las fuerzas estadounidenses han fracasado totalmente en su objetivo. Irak ahora está en una situación de absoluto caos.

El coste para EEUU es extremadamente elevado y continúa aumentando en todo momento. Los estadounidenses ya han perdido más de 3.000 soldados y han sufrido miles de heridos. En cuanto al número de bajas iraquíes, nadie sabe cuál es la situación real, pero algunos cálculos sitúan esa cifra en medio millones de personas. Esto es conocido, en la fría jerga sangrienta del Pentágono, como "daño colateral".

El objetivo de esta guerra, como de cualquier guerra imperialista, es simple: saqueo. La camarilla derechista que rodea a George Bush hablaba mucho sobre la "introducción de la democracia en Oriente Medio", hablar ahora sobre eso sólo se encuentra con sonrisas irónicas en los corredores del Congreso. En realidad, detrás de la cara sonriente de la "democracia norteamericana", estaba (y siempre está) la avaricia voraz de los grandes monopolios, los barones del petróleo (con estrechos vínculos con George Bush y su familia, además de Condoleezza Rice) y grandes empresas contratistas como Halliburton (con vínculos estrechos con Dick Cheney).

George W. Bush, este reaccionario texano, inmediatamente se rodeó de personas similares a él: reaccionarios tenaces como Donald Rumsfeld y Dick Cheney. Ellos tenían una camarilla de asesores, intolerantes religiosos de derechas y fanáticos del libre mercado, como John Bolton y Paul Wolfowitz. Este último ahora ha sido recompensado por sus servicios prestados al ser nombrado presidente del Banco Mundial, en cuyo papel ha adquirido recientemente fama mundial al presentarse en una mezquita turca con agujeros en los calcetines.

El problema con la derecha republicana, sin embargo, no son tanto los agujeros en los calcetines como los que tienen en sus cerebros. Desde el mismo principio esta camarilla de fanáticos religiosos de derechas tuvo un firme control sobre el pensamiento del presidente (si se puede utilizar adecuadamente este término que describe las actividades que suceden dentro del cráneo de George W. Bush).

Un nombre sin una educación apreciable, cuyos horizontes intelectuales no parecen ir más allá de los límites de su rancho tejano y cuyo conocimiento de la literatura mundial no va más allá del Primer Libro del Génesis, escuchó gustosamente las fantasías macabras de esta banda de charlatanes y maleantes, especialmente cuando mencionaban la palabra mágica petróleo.

Mucho antes del 11 de septiembre, es bien conocido que esta banda había elaborado un plan para atacar Irán. Esto no tenía nada que ver con Al Qaeda (que entonces estaba totalmente ausente de Irak) ni con armas de destrucción masiva (que no existían), y ciertamente no eran el producto de ningún deseo ardiente de ayudar al pueblo iraquí y restaurar la democracia. Detrás de todas las maravillosas frases encontraremos los desnudos intereses de los grandes monopolios, codiciosos por poner las manos en el petróleo de Irak.

Sin embargo, como en política la codicia por el beneficio no suele inspirar demasiado entusiasmo entre la opinión pública, ni despiertan el espíritu de lucha necesario para conseguir apoyo, o al menos el consentimiento pasivo, en una guerra se deben encontrar otros factores motivadores. Para la camarilla dominante en Washington, los acontecimientos del 11 de septiembre llegaron como un maná caído del cielo. De la noche a la mañana encontraron la excusa necesaria para poner en práctica los planes que ellos habían estado encubando por detrás de las espaldas del pueblo estadounidense.

La ambición personal de Bush

La principal motivación para la carnicería brutal de Irak era tanto económica como política: el deseo de ocupar y saquear las enormes reservas petroleras iraquíes y la determinación de aplastar un régimen que no estaba dispuesto a "cooperar" con los objetivos del imperialismo norteamericano en el estratégicamente vital Oriente Medio. Sin embargo, para George W. Bush había sin duda otra motivación adicional, de una naturaleza más personal.

George Bush padre había presidido la Primera Guerra del Golfo, que consiguió su objetivo inmediato (echar a Irak de Kuwait) pero no el objetivo real: derrocar a Sadán Hussein. En aquel momento los estrategas del Capital en Washington consideraron la posibilidad de invadir Irak pero la descartaron. Pensaron que los riesgos eran demasiado grandes. Así que el ejército estadounidense se quedó en la periferia de Irak. Miraron hacia el abismo y se retiraron. Esto fue considerado por los apóstoles de la derecha republicana como un acto de debilidad imperdonable, rayando la alta traición.

Ahora tenían un pupilo dispuesto en la Casa Blanca y no iban a desperdiciar la oportunidad. "No seas tan debilucho como tu padre" susurraban a la atenta oreja de George W. Bush. "Puedes triunfar donde él fracasó. Puedes hacerlo. ¡EEUU es grande! Dios está de nuestra parte. ¡Hagámoslo!" Y George W. Bush escuchaba. En su pecho ardía una sed inagotable de Gloria, hacer algo grande por EEUU. ¡Maldición! "¡Aparecer en los libros de historia!" Este ultimo punto sin duda lo conseguirá, pero no exactamente de la forma en que él quería.

Personalmente, George W. Bush es un cobarde y un pelele. Eludió el servicio militar durante la Guerra de Vientam. Pero como todos los cobardes y debiluchos, le gusta proyectar la imagen de un hombre fuerte. De ahí la absurda charada cuando apareció vestido con traje militar (aunque fuera un desertor del ejército) y con chaleco antibalas (aunque no hubiera ninguna bala a la vista) a bordo de un barco de guerra norteamericano (¿no podía encontrar un lugar de aterrizaje más adecuado?) para anunciar ante las ovaciones de los marineros: "Misión cumplida"

Sólo cuatro años más tarde la misión está muy lejos de estar cumplida. Todo lo contrario, la misión ha terminado en un fracaso ignominioso y Bush está luchando por rescatar algo de los restos del naufragio, mientras que públicamente grita que la victoria es aún posible (es dudoso de que incluso él se crea esto).

La clase dominante estadounidense está alarmada

Ni la potencia más rica sobre la Tierra puede tolerar durante tanto tiempo una hemorragia de sangre, sudor y oro. Cuatro años después de la invasión, más de 3.000 soldados norteamericanos han muerto y se han gastado más de 300.000 millones de dólares. Las últimas elecciones al Congreso demostraron claramente que la mayoría de los estadounidenses han perdido la esperanza y quieren salir de Irak. Pero George W. Bush piensa de otra manera. Sigue firmemente convencido de que la "victoria" está a la vuelta de la esquina, y que Oriente Medio está ansiosamente esperando las bendiciones de la democracia estadounidense.

La clase dominante de EEUU está alarmada. En un intento de inyecto algún elemento de pensamiento racional en el procedimiento, preparó la creación de una comisión especial sobre Irak (el Grupo de Estudios Iraquíes) copresidida por James Baker, un antiguo secretario de estado. Esta era una comisión bipartidista encabezada por un veterano estadista que es un representante de más confianza para el establishment norteamericano que el presidente titular de la Casa Blanca.

Lo que recomendaba el Grupo de Estudios Iraquíes tenía al menos algo de sentido desde el punto de vista del imperialismo norteamericano. En realidad decía: "Debemos aceptar los hechos: hemos perdido la guerra en Irak. Es inútil continuar un conflicto invencible. Debemos reducir nuestras pérdidas y salir lo antes posible. Por supuesto, no podemos hacer esto inmediatamente porque eso significaría el caos. Debemos construir un gobierno, un estado y un ejército iraquíes estables. Eso significa que debemos tener un gobierno de coalición. Esto sólo es posible si conseguimos también la ayuda de Siria e Irán. Por lo tanto debemos comenzar construyendo puentes con estos estados".

Sí, desde el punto de vista del imperialismo norteamericano este era muy buen consejo. ¿Cuál fue la reacción de George Bush? Ignoró la estrategia de "retirada controlada" defendida por el Grupo de Estudios Iraquíes y en su lugar defendió la teoría del "oleaje", una idea propuesta por el Instituto de Empresa Americana (IEA), un comité de expertos de derechas, apoyados por Jack Keane, un general retirado de cuatro estrellas y antiguo vicejefe del estado mayor del ejército.

El general Keane estaba detrás de un informe del IEA llamado "Eligiendo la victoria: un plan para el éxito en Irak", escrito por Frederick Kagan, un académico militar y publicado el 5 de enero. Este defendía un envío de tropas de aproximadamente 35.000 soldados. La seguridad, según escribía Kagan, era la precondición para una solución política, no había otra opción. Sólo ofreciendo una protección creíble los estadounidenses podrían socavar el apoyo a las milicias. Pero en realidad, no se puede garantizar ninguna seguridad ni siquiera con tres veces ese número de soldados. Todos estos lunáticos de derechos pasan por alto el pequeño detalle de que el ejército estadounidense ya está excesivamente forzado.

En un discurso televisado para todo el país el 10 de enero, el presidente anunció que enviaría más de 20.000 soldados extras a Irak, en su mayor parte para ayudar a las fuerzas iraquíes en su nueva campaña para asegurar Bagdad. Unos 4.000 soldados serían enviados a la violenta provincia occidental de Anbar. Unidades norteamericanas se "incrustarán" dentro de las formaciones iraquíes para ayudarles a arrebatar los barrios a los grupos armados. El nuevo esfuerzo militar será complementado con medidas económicas, políticas y diplomáticas. Los comandantes y funcionarios estadounidenses tendrán más autoridad para gastar dinero, se nombra un "coordinador para la reconstrucción" en Bagdad y el primer ministro iraquí, Nuri al-Miliki, tendrá una "cota" política firme.

En otras palabras, Bush ha hecho un corte de mangas a Baker y al Grupo de Estudios Iraquíes. Ha rechazado llegar a un acuerdo con Irán y Siria. En su lugar, acusó a estos países de ser la causa de la violencia en Irak. Confirmó el despliegue de un grupo extra de portaaviones de ataque y baterías antimisiles Patriot en Oriente Medio. Esto fue un aviso de que no sólo está dispuesto a intensificar la implicación militar de EEUU en Irak, sino que también se guarda la opción de un ataque militar contra Irán.

El programa nuclear de Teherán

La excusa de esto es la sospecha de desarrollo de armas nucleares por parte de Teherán. Es bastante obvio que los iraníes están realmente intentando desarrollar tecnología nuclear. Teherán alega que es para usos pacíficos. Puede que sí, pero es difícil entender por qué un país que está asentado sobre unas inmensas reservas de petróleo y gas necesitaría desarrollar energía nuclear. Si se trata de desarrollar fuentes alternativas de energía, hay mucho sol para la energía solar. Por lo tanto, la adquisición de energía nuclear debe estar relacionada con propósitos militares.

Esta es la causa del enojo justificado de Washington, París, Londres y Tel Aviv. Todas las naciones antes mencionadas poseen armas nucleares. Así que su objeción no puede estar basada en razones morales o pacifistas. No tienen objeciones de principios a las armas nucleares. Sólo ponen objeciones a que otros pueblos posean este tipo de cosas. Tan intenso es su disgusto a que otros países tengan armas nucleares que George Bush y su perrito faldero en el número diez de Downing Street (un hombre devotamente religioso con un cariño apasionado hacia las armas nucleares de Gran Bretaña) invadieron Irak, un estado supuestamente soberano, porque ellos "sospechaban" (o decía sospechar) que tenía "armas de destrucción masiva".

Todos sabemos ahora que esto era mentira. Irak no tenía este tipo de armas. Si las hubiera tenido quizá los agresores que han destrozado el país y lo han convertido en ruinas se lo habrían pensado dos veces antes de invadirlo. Lo cierto es que EEUU no ha intentado invadir Corea del Norte, que se burla abiertamente ante Washington y públicamente alardea de su arsenal nuclear. Washington se queja y murmura amenazas pero no hace nada. Como todos los bravucones, el imperialismo estadounidense sólo ataca al débil, pero evita atacar un país que tenga capacidad y esté dispuesto a defenderse.

Las lecciones de todo esto no pasan desapercibidas para Teherán. Si Sadám Hussein fue derrotado, al menos en parte, porque no tenían miedo de que él tuviera armas de destrucción masiva, entonces lo más juicioso sería conseguir algunas y más pronto que tarde. Desde el punto de vista de la moralidad, esto puede que sea muy lamentable, pero desde el punto de vista militar la lógica es impecable. Desgraciadamente, la experiencia reciente de Irak demuestra que el mundo no se rige estrictamente según las leyes de la moralidad y que las armas juegan un papel determinado en el mundo.

La mayoría de los iraquíes quieren a las tropas de EEUU fuera

El hecho claro es que los estadounidenses han sido derrotados en Irak, no debido a la interferencia extranjera, ya sea de Siria, Irán o cualquier otro país, sino porque la aplastante mayoría de los iraquíes no los quieren allí. Este hecho se puede ver en todas las encuestas publicadas y en todas las entrevistas con gente en las calles de Bagdad y Basora. La respuesta siempre es la misma ya sea chií o suní el entrevistado: "Queremos que los invasores se vayan".

George W. Bush, con su infinita sabiduría, ha decidido que el culpable real de la insurgencia está en Damasco o Teherán. Promete "detener la interferencia de Irán y Siria, destruir sus redes", pero no dice nada sobre la burda interferencia de los estadounidenses en los asuntos internos iraquíes. No menciona el hecho de que, cuatro años después de la brutal violación de su soberanía nacional por parte de EEUU y sus aliados, Irak todavía es un país ocupado sin voluntad propia, incapaz de decidir su propio destino. La culpa de esta tragedia no está en la puerta de Siria e Irán, sino en la de EEUU, Gran Bretaña y en la llamada "coalición de aliados", es decir, sus socios de crimen.

Increíblemente, parece que Bush, en lugar de aprender su lección, se está preparando para repetir su metedura de pata original pero a una escala aún mayor. Constantemente provoca a Irán, buscando un pretexto para llevar a cabo algún tipo de acción militar. De este modo, el 11 de enero, tropas estadounidenses asaltaron la oficina consular iraní en el norte de Irak. Más recientemente, dice que más de cien hombres de servicio norteamericanos han sido asesinados en Irak con armas fabricadas en Irán y que tienen "prueba" de esto. Estas declaraciones nos recuerdan forzosamente el tipo de pretensiones violentas sobre las armas de destrucción de masas que fueron utilizadas para preparar a la opinión pública para la destrucción de Irak.

En su discurso de enero, Bush admitió que había cometido "errores" (sin especificar), pero después pasó a aceptar que era probable que más estadounidenses murieran, y dijo a su audiencia que no esperase "una ceremonia de rendición sobre la cubierta de un barco de guerra". La guerra, dijo Bush, era parte de la "lucha ideológica decisiva de nuestra época". El fracaso sería una catástrofe: la caída del gobierno iraquí, "asesinatos de masas a una escala inimaginable", el fortalecimiento del Islam radical a través de Oriente Medio, peligro para los gobiernos moderados, la creación de un paraíso seguro terrorista e Irán envalentonado para la construcción de bombas atómicas.

Después de haber tranquilizado los nervios de la nación norteamericana, el presidente pasó triunfalmente a presentar su solución: decidió redoblar el esfuerzo bélico enviando más de 20.000 soldados nuevos a Irak.

La memoria de Richad Nixon

Este tipo de comportamiento recuerda mucho al del presidente Richard Nixon los últimos años de su presidencia. Cuando ya estaba claro para los estrategas del Capital que la guerra en Vietnam era una causa perdida, que era necesario encontrar una estrategia de salida, Nixon tercamente decidió luchar e incluyo extender la guerra a Camboya, donde las fuerzas estadounidenses estaban realizando una guerra secreta contra las guerrillas "comunistas".

Esto llevó a un aumento de la protesta dentro de EEUU y a una radicalización general, especialmente de los jóvenes y con tintes revolucionarios. El ambiente de los soldados norteamericanos en Vietnam era abiertamente de rebeldía, con casos frecuentes de insubordinación e incluso asesinato de oficiales. Un general estadounidense incluso comparó el ambiente de los soldados norteamericanos con el de la guarnición de Petrogrado en 1917.

Frente a esta situación, la clase dominante norteamericana decidió librarse de Nixon, a quien veían como un desequilibrado fuera de control. El establishment tiene maneras y medios de hacer este tipo de cosas sin recurrir a unas elecciones. Crearon un escándalo, el célebre caso Watergate, para acabar con él, en realidad fue un golpe palaciego.

Esto no tuvo nada que ver con los asuntos en cierta forma triviales que aparecieron en el Juicio Watergate que sólo era el tipo de embuste menor que ocurre continuamente tras bambalinas en la política norteamericana. Nixon fue destituido pero por razones más importantes: porque era un aventurero que se había sobrepasado y escapado al control del establishment, es decir, en los consejos de administración de los grandes bancos y monopolios que realmente gobiernan EEUU.

Como Nixon, Bush ahora se encuentra casi solo. Su única base de apoyo consiste en la camarilla de fanáticos derechistas de la Casa Blanca. Obviamente ellos estaban convencidos para ignorar el consejo del Grupo de Estudios Iraquíes (es decir, ir en contra del establishment). La camarilla derechista le aconsejaron contra cualquier acuerdo con Siria e Irán. John Bolton, el mayor bocazas de esta banda derechista, ahora exige de manera beligerante medidas contra Irán. En otras palabras, están empujando a EEUU hacia el abismo.

Este comportamiento insano ahora está provocando alarma en los círculos militares. El general John Abizaid, el jefe del Mando Central que supervisa la estrategia norteamericana en Irak y Afganistán, ha rechazado la idea de una "oleada" de fuerzas. Sólo hace tres meses dijo ante una comparecencia en el Senado que aumentar el nivel de tropas a 20.000 más sólo tendría un "efecto temporal" en la seguridad. Pero que eso retrasaría el día en que las fuerzas iraquíes tomarían el control y, si se prolongaba, pondría una carga insoportable sobre las fuerzas terrestres estadounidenses que ya están más allá de los límites de resistencia.

En el pasado, George W. Bush siempre dijo que él defería de sus jefes militares pero en esta ocasión es que no ha seguido su consejo. En su lugar, destituyó al general Abizaid y remodeló las figuras claves de su equipo iraquí. El general John Casey, el comandante en Irak, ha sido "ascendido" para convertirse en el jefe del estado mayor. El embajador en Bagdad, Zalmay Khalilzad, ha sido enviado a las Naciones Unidas.

Ganar las mentes y los corazones… ¡a punta de pistola!

Bagdad, la ciudad más poblada de Irak, con 6 millones de habitantes de todas los grupos religiosos y étnicos, ahora está al borde de una guerra sectaria sangrienta que diariamente cuesta la vida a docenas o cientos de personas inocentes. El imperialismo estadounidense es el que ha creado las condiciones para esta carnicería, cuando se basó en la población chií en contra de la base suní del régimen de Sadám Hussein. Creó un monstruo de Frankestein que ahora se le ha escapado de control, como ocurrió anteriormente con Bin Laden y los talibanes.

Los norteamericanos han intentado perseguir la estrategia conocida como "mancha de petróleo", establecer zonas de estabilidad que, con el tiempo, se extenderían. En algunas zonas rurales donde las fuerzas norteamericanas pueden controlar las rutas de acceso y donde pueden conseguir el apoyo de los jefes tribales a través del soborno, puede que hayan tenido algo de éxito. Pero en las atestadas callejuelas y mercados de Bagdad esta estrategia está condenada al fracaso. La operación conjunta norteamericana-iraquí del pasado verano, con el nombre en clave de "Avanzar juntos", fue seguida por la ronda de asesinatos más violentas jamás visto en la ciudad.

Los estrategas de la oleada como el general Keane, nos aseguran confiados que "en esta ocasión será totalmente diferente". ¿Cuántas veces hemos escuchado estas expresiones antes? Es la psicología de un jugados que ha perdido cada penique pero todavía cree que puede recuperar todas sus pérdidas y hacer fortuna con la última tirada desesperada.

Las propuestas del general Keane supone sustancialmente más tropas, cinco brigadas más, estadounidenses en Bagdad, que se sumarían a las cuatro que ya están allí, y 18 (más pequeñas) brigadas de policías y soldados iraquíes. Esto, según dice él, permitirá a las fuerzas norteamericanas no sólo limpiar los barrios de insurgentes, sino también poder quedarse y garantizar inmediatamente el desarrollo económico. Los iraquíes se tranquilizarán con la presencia de más soldados extranjeros dispuestos a derribar sus puertas a las tres de la mañana, además de las bendiciones de un número infinito de asesores y constructores con contratos lucrativos de Halliburton y compañía.

La verdadera novedad de esta nueva doctrina es que los soldados norteamericanos ya no estarán dedicados a la anti-insurgencia como hasta ahora. Así que podrán realizar "trabajo social armado". Así que después de derribarte la puerta de tu casa a avanzadas horas de la madrugada, arrestar a cada hombre lo suficiente mayor para manejar un rifle e intimidar la vida de todas las mujeres y niños, después producirán carnés de identificación que demostrarán de manera concluyente que lo ocurrido no es represión violenta sino "trabajo social armado". Esto proporcionaría un material maravilloso para una película de los Hermanos Marx, sólo que el tema es demasiado serio.

La prioridad de las tropas sería ganar el apoyo y la confianza de los civiles, esto es lo que dice el general Keane, y por tanto conseguir la información esencial para identificar al enemigo. ¡Un minuto! ¿No hemos escuchado esto antes? ¡Sí! Aquellos que tenemos la suficiente memoria recordaremos que en Vietnam el objetivo declarado de las fuerzas ocupantes norteamericanas era "ganar las mentes y los corazones" de los vietnamitas y así socavar el apoyo de los insurgentes. Este objetivo se cumpliría con métodos amables de persuasión como forzar a comunidades enteras a punta de pistola para entrar en campos de concentración conocidos como "aldeas armadas", que crearían una oleada de buena voluntad hacia los estadounidenses, esto es lo que aumentó el número de voluntarios en las filas de las guerrillas. No tenemos duda de que el "trabajo social armado" del general Keane tendrá un efecto similar.

En cualquier caso, la idea es ridícula. La verdad es que los norteamericanos carecen del número y los iraquíes carecen de capacidad, para controlar las zonas y menos aún para reconstruirlas. The Economist (13/1/07) comenta lo siguiente:

"La contrainsurgencia requiere 'enormes recursos' de mano de obra y mucho aguante en EEUU, dice el manual. Décadas después de suprimir la idea de las 'guerras pequeñas' de sus libros de texto tras el trauma de Vietnam, los oficiales estadounidenses están volviendo a aprender las lecciones de la vida dura.

"En el corazón de la doctrina de la contrainsurgencia está la idea de ganar a la mayoría 'pasiva' no comprometida. Pero después de tanto asesinato y de destrozar las esperanzas, puede que no queden demasiadas alambradas hermanas en Bagdad. Las encuestas iraquíes no son muy fiables, pero demuestran una tendencia creciente a apoyar los asesinatos de estadounidenses. Una encuesta publicada en septiembre decía que el 61 por ciento de los iraquíes, incluida la mayoría de chiíes y casi todos los suníes, aprobaban los ataques contra las fuerzas de la coalición.

"Más tropas norteamericanas puede que si o puede que no traigan más seguridad. Pero sí ofrecerán más objetivos para los disparos de los insurgentes, reforzará más el resentimiento de los iraquíes contra la ocupación. Podría morir más civiles, ya sea por error, descuido o cosas peores. Un general británico con experiencia en Irak cree que más tropas norteamericanas no resolverán el problema. 'Puede que observen tranquilos durante el día como pasan los Humvees, pero las milicias regresarán por la noche, asesinando e intimidando'".

El propio manual de contrainsurgencia del ejército norteamericano recomienda una estrategia de saturación de 20-25 miembros de las fuerzas de seguridad por cada 1.000 civiles: el tipo de relación utilizada cuando los soldados de la OTAN entraron en Kosovo en 1999. Para un país del tamaño de Irak eso significa 535.000-670.000 soldados y policías. La coalición dirigida por EEUU invadió Irak con menos de 200.000 hombres y mujeres. Hoy sólo hay 150.000 soldados norteamericanos, británicos y de otros países.

The Economist continúa: "Incluso contando las fuerzas de seguridad iraquíes, el total está por debajo de los 473.000 y eso ignora su debilidad. Muchos miembros de las fuerzas de seguridad iraquíes se ausentan cotidianamente, el ejército sólo en parte es capaz de llevar a cabo sus tareas y las fuerza de policía a menudo es corrupta y está infiltrada por las milicias".

Para marcar alguna diferencia, Bush necesitaría una fuerza ocupante de medio millón de tropas norteamericana, dispuestas a cometer cualquier atrocidad contra la población. Pero no tiene ese instrumento. Todo lo contrario, el ejército norteamericano está seriamente al límite. EEUU ha heredado el papel que jugó Gran Bretaña en el siglo XIX, el de policía mundial. Pero ese era el período de ascenso del capitalismo y Gran Bretaña conseguía beneficios de la explotación de sus colonias en Africa y Asia. Ahora las cosas son diferentes.

La época de decadencia imperialista

Estamos en la época de decadencia imperialista. Esto se expresa en turbulencia universal e inestabilidad a escala global. Una guerra sigue a otra, el terrorismo se extiende como una epidemia incontrolable. Estos son síntomas de una enfermedad subyacente del sistema capitalista a escala mundial. Lejos de beneficiarse de su superioridad militar y económica, que dejan al poder del Imperio Romano como un juego de niños, para EEUU su papel mundial como una carga aún más intolerable.

Aparte del drenaje colosal de sus recursos, está la cuestión de los efectos políticos en casa y los efectos en la moral de sus fuerzas armadas. The Economist pone una nota de advertencia:

"El ritmo de rotación de tropas en Irak y Afganistán ya supera las directrices marcadas por el Pentágono: dos años en casa por cada año de operaciones en el extranjero para un soldado a tiempo completo, seis años de descanso por cada reservista que son los que forman casi la mitad de la actual fuerza en Irak. El equipamiento que se destruye en la batalla o se gasta debe ser sustituido mucho más rápido. Un ejército más grande ayudaría, pero se tardaría años en reclutar y entrenar nuevas unidades de combate.

"Nadie sabe cuál es el límite que podrán soportar las fuerzas terrestres. Los comandantes están preocupados por cualquier signo de daño en la moral, como la evidencia anecdótica del aumento de los divorcios entre los hombres en servicio. Una encuesta publicada en Military Times el mes pasado encontraba una caída del apoyo a la guerra. Sólo el 41 por ciento aprobaba la decisión de ir a la guerra, comparado con el 56 por ciento de un año antes. El pasado mes de junio Ehren Watada, un teniente del ejército, se convirtió en el primer oficial que se negó a servir en Irak. Dijo que la guerra 'no sólo moralmente estaba equivocada sino que era una violación terrible de la ley estadounidense'".

A pesar de las tensiones sobre las fuerzas norteamericanas descritas arriba, Bush ha decidido tensar aún más el ejército. La "oleada" conseguirá aumentar el servicio de las tropas en Irak, acelerando el despliegue de tropas que estaba previsto llegaran a finales de este año, aumentando además el período de deber de los reservistas hasta 2008. El general Keane insiste en que su "oleada" puede prolongarse más de dos años. Esta es una estrategia muy arriesgada y puede tener consecuencias imprevistas. La situación todavía no ha alcanzado los niveles de la guerra de Vietnam pero se encamina en esa dirección.

The Economist concluye: "El riesgo que, como en el pasado, los insurgentes esperarán a que los estadounidenses se marchen o llevarán los asesinatos a zonas donde hay menos soldados". El problema principal es que los insurgentes tienen el apoyo de la población y pueden aparecer y reaparecer antes de que los estadounidenses tengan oportunidad de actuar. Los insurgentes normalmente no se distinguen de los iraquíes normales y no hay líneas de frente definidas. Esto significa que inevitablemente habrá más atrocidades contra la población civil y esto creará un odio aún mayor contra los invasores extranjeros y más reclutas para los insurgentes. Por cada combatiente que maten los norteamericanos, habrá cinco, diez o veinte que ocuparán su lugar.

La situación es aún más complicada por la violencia sectaria entre suníes y chiíes. Las llamas de esta pesadilla en primer lugar fueron iniciadas por los estadounidenses. Al apoyar a los chiíes anteriormente oprimidos para que se volvieran contra sus maestros suníes, han creado una atmósfera favorable para el establecimiento de milicias chiíes. Nombrando a un gobierno dominado por sus aliados, los chiíes y los kurdos, han creado un sentimiento entre los suníes de que están excluidos y marginados del poder. Esto creó la base para la actual violencia sectaria.

Bush dice que las fuerzas iraquíes y estadounidenses tendrán "luz verde" para ir a cualquier parte de Bagdad. Pero incluso el ligeramente desquiciado general Keane no piensa que sea juicioso por ahora intentar entrar en Sadr City, el bastión de Muqtada al-Sadr, el clérigo militante chií y líder del Ejército Mahdi anti-norteamericano.

Todo lo que han conseguido las elecciones es englobar las divisiones étnicas del país en su política. Y cada día que pasa EEUU está perdiendo sus medios de influencia. El desventurado gobierno Maliki no ha conseguido ninguno de los objetivos puestos por Washington: el reparto de los ingresos del petróleo, gastar 10.000 millones de dólares en la reconstrucción, celebrar elecciones provinciales, revisar la constitución federal y el proceso "des-baathificador". Todo esto es inútil cuando el poder real se disputa cada día en las calles de Bagdad entre las fuerzas norteamericanas y los insurgentes. El gobierno está suspendido en el aire.

Frustrado por el obvio callejón sin salida, Bush ahora intenta culpar a Irán de todos sus problemas en Irak. Está claro que Irán está interviniendo al lado de los chiíes en Irak y probablemente les envíe armas para ayudarles. Es igualmente cierto que Arabia Saudí está ayudando a los suníes y enviando armas y dinero. La reaccionaria monarquía saudí está aterrorizada ante la posibilidad de que el colapso de Irak lleve a un aumento enorme del poder de Irán en la región. Pero como George Bush y su familia tienen excelentes relaciones con la camarilla dominante saudí, no consideran conveniente girar el dedo acusador hacia la Casa Saud.

Se está preparando una crisis política seria en EEUU

Tarde o temprano esta situación llevará a una crisis política seria en EEUU. Teóricamente, pueden negarle el dinero para la guerra. Pero esto llevaría a una crisis constitucional en EEUU y a los Demócratas normalmente les entra miedo en el momento decisivo. Sin embargo, está claro que un sector cada vez mayor de la clase dominante está cansada de las tácticas aventureras de Bush y tiene aún más miedo por las consecuencias a largo plazo para EEUU.

El Congreso ha utilizado su poder en el pasado, como en los últimos dos años de la guerra de Vietnam. Esto tiene sus peligros. Podría permitir a los Republicanos acusar a los Demócratas de traición cuando la guerra se pierda. Por ahora, están considerando sólo un "voto no vinculante" de protesta simbólico que, en palabras del senador Joseph Biden, "demostraría al presidente que está solo". Podrían también bloquear el aumento de soldados en Irak. Ellos han insistido en que el presidente debe consultar al Congreso antes de hacer algo contra Irán.

Los intereses de las grandes empresas que realmente controlan EEUU no están preocupados por pequeños detalles como la democracia. Normalmente prefieren una democracia parlamentaria burguesa porque es el sistema más económico para ellas. Eso les permite dirigir el país en silencio sin que nadie lo perciba.

La mayoría de los ciudadanos norteamericanos están equivocados sobre quién realmente les gobierna, cuando en la práctica los Demócratas y los Republicanos son sólo dos sectores de la misma clase dominante que controla el Congreso, como también controla la tierra, los bancos y las grandes empresas, los periódicos, la radio y la televisión.

Por regla general, los grandes capitalistas prefieren a los Republicanos, el partido natural de las grandes empresas y por tanto, el partido natural de gobierno. Los Republicanos defienden (o solían hacerlo) un gobierno barato, bajos impuestos, menos interferencia del gobierno en las empresas, un dólar fuerte, presupuestos equilibrados. Este es el tipo de programa de las grandes empresas, especialmente del capital financiero. Pero ocasionalmente, un gobierno republicano puede entrar en problemas. Entonces las grandes empresas recurren a los servicios de su partido de reserve, los Demócratas. Cambian con ligereza del pie derecho al izquierdo, sin que pierdan ningún átomo de poder sobre los asuntos de la nación.

Por lo tanto, cuando George W. Bush llegó al poder (con métodos bastante cuestionables), las botellas de champagne sin duda corrieron por Wall Street. Aquí llegaba un presidente a imagen de la clase dominante norteamericana: rudo, ignorante, de mente estrecha, provinciano. Todo bien, apenas pueden pronunciar dos frases juntas pero después de todo es uno de los nuestros. Hizo todo lo correcto: reducción de impuestos, reducir el gasto social, etc., Todo eso era una melodía deliciosa para sus oídos. Cuando ordenó la invasión de Irak, también parecía algo bueno para las empresas en aquel momento, como todo el mundo sabe lo que es bueno para las empresas es bueno para EEUU.

Pero las cosas ahora han cambiado. La guerra no va como estaba planeado y ya es tremenda impopular en EEUU. Muchos republicanos están expresando sus dudas sobre la guerra. El único candidato republicano que ha dado apoyo oral a la "oleada" es el derechista John McCain. Otros candidatos, unos más otros menos, están defendiendo la retirada. Pero Bush sigue obstinado. Se ha negado a aceptar el veredicto del Grupo de Estudios Iraquíes y está actuando contra los intereses colectivos de la clase dominante. Esto sellará su destino.

Es posible que Bush no dure siquiera los dos años que le quedan. La clase dominante le echará sin ningún tipo de ceremonia si continúa arrastrando a EEUU a nuevas aventuras militares. Podría ponerse de repente "enfermo" después de alguna derrota espectacular o la prensa descubrir algún escándalo (debe haber muchas pruebas de ello en los archivos del FBI y la CIA) que implican a la cúpula republicana y obligar a una serie de dimisiones que harían imposible la continuidad de Bush. En última instancia, podrían decidir el impechment. En cualquier caso, George W. Bush está acabado.

La caída de Bush abrirá las compuertas en EEUU. Ya hay una poderosa corriente submarina de descontento en la sociedad norteamericana, los salarios reales han caído o se han estancado en medio de un boom, sectores importantes de los jóvenes han sido radicalizados por la guerra, existe un creciente escepticismo con el gobierno y un cuestionamiento cada vez mayor de todo el sistema social.

En este contexto, el establishment está preparándose para cambiar del pie derecho al izquierdo. El ascenso repentino del candidato "radical" afroamericano Barack Obama está diseñado para atraer los votos de los norteamericanos descontentos y recuperar la imagen deslustrada del sistema de dos partidos (realmente un partido). Pero probablemente esta sea la única vez que puedan recurrir a este truco. Cualquiera de las fracciones de la clase dominante que gane las próximas elecciones no resolverá nada. El escenario está preparado para un período tormentoso en EEUU y en el mundo.