ELSON CONCEPCIÓN PÉREZ
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Una introducción necesaria
El mundo está avocado nuevamente a los peligros de una guerra. Otra vez el exponente principal es el gobierno de Estados Unidos y sus apetitos imperialistas.
Quien domine el petróleo dominará el mundo, es la filosofía de los halcones que ocupan la Casa Blanca.
La República Islámica de Irán, aparece en el visor del Complejo Militar Industrial norteamericano, eufórico porque el presidente George W. Bush ya alistó y envió hacia los mares cercanos a Irán a tres portaaviones, el Eisenhower, el John C. Stennis y el Nimitz, con dotaciones de entre 60 y 80 aviones cada uno, acompañados de escuadrones de destructores, cruceros y submarinos, capaces de usar cohetes y hasta bombas nucleares, y miles de militares en total. Además ha reforzado sus tropas en las bases norteamericanas cercanas al Golfo Pérsico. Esto completará una flota de seis portaaviones en formación de batalla, algo sin precedentes en la región.
Planta nuclear iraní.
Otro tanto ocurre en el vecino Iraq, donde el Pentágono no solo tiene 140 000 militares, sino que se apresta a enviar a otros 21 500, mientras fortalece la zona fronteriza con la nación persa.
Todo parece indicar que EE.UU. está dispuesto a lanzar una agresión contra Irán, bajo el pretexto del programa nuclear que ese país ejecuta, según asegura, con fines pacíficos y en función del desarrollo nacional.
1.—¿Qué es la República Islámica de Irán?
La nación persa, con 70 millones de habitantes, la gran mayoría de confesión chiita, tiene una extensión territorial de 1 648 000 kilómetros cuadrados.
Limita con Paquistán y Afganistán por el este; Turkmenistán por el noreste; el Mar Caspio por el norte, y Azerbaiyán y Armenia por el noroeste; Turquía e Iraq por el oeste y finalmente con la costa del Golfo Pérsico y el Golfo de Omán por el sur.
Es el cuarto país del planeta en reservas de petróleo y el segundo de gas. En el primero de los casos solo superado por Venezuela, Arabia Saudita e Iraq, y en el del gas, por Rusia.
Luego de la Revolución islámica de 1979, ha emprendido un vertiginoso avance industrial con tecnología propia e inversiones foráneas, y hoy cuenta con un gran potencial científico y técnico capaz de impulsar los planes de desarrollo en las distintas áreas.
2.—¿En qué consiste el proyecto nuclear iraní?
En concordancia con el desarrollo emprendido, Irán impulsa un proyecto nuclear que proclama con fines pacíficos, y se basa en tres aspectos principales: construcción de reactores nucleares; producción del combustible nuclear; e impulso a través de esa energía de la medicina, la industria y la agricultura.
En esa perspectiva, y a sabiendas de que el petróleo tiende a agotarse, el Gobierno iraní se plantea que para elevar el nivel de vida de sus habitantes se requiere un desarrollo de la electricidad en los sectores doméstico e industrial.
Irán se propone llegar a producir 20 000 megavatios de electricidad con la energía nuclear. Sus planes han estado bajo el control y la supervisión de la Agencia Internacional de Energía Atómica. Además Teherán es firmante del Tratado de No Proliferación Nuclear.
3.—¿Por qué Irán en los planes bélicos de EE.UU.?
Irán produce unos 4 millones de barriles diarios de petróleo y exporta 2,5 millones. Sus potenciales petrolero y gasífero lo convierte en una pieza clave en el escenario geopolítico actual y futuro, y de una especial posición estratégica.
Si esto fuera poco, debe agregarse que por el cercano Estrecho de Ormuz transitan diariamente buques que transportan el 40% de todo el petróleo que se consume en el mundo.
Por esa razón, la administración estadounidense y en especial la oligarquía industrial-petrolera-financiera amasan la esperanza del dominio, control y explotación de los grandes yacimientos petroleros y gasíferos iraníes, y junto a ellos todos los recursos energéticos que se encuentran en el llamado corredor petrolífero euroasiático (Mar Negro-Mar Caspio-Golfo Pérsico).
El temor a que Irán se perfile como una potencia regional, desde el punto de vista geoestratégico, político, energético, e, incluso demográfico, han llevado a los estrategas del Pentágono y la Casa Blanca no solo a elaborar planes militares, sino a poner en práctica los mismos.
La filosofía del equipo de halcones de la administración Bush, es la de no permitir, bajo ninguna circunstancia, el surgimiento de alguna potencia que pueda ser hostil a los intereses de Washington.
En tal caso, usando mentiras infundadas como en Iraq, ya sea por el tema nuclear o por la supuesta influencia en la guerra del país vecino, no se puede descartar que Estados Unidos utilice como antes la opción militar.
4.—¿Antes de la guerra, qué?
Bajo presiones de Estados Unidos, el Consejo de Seguridad aprobó la resolución 1737, que prohíbe la venta a Teherán de productos, materiales y equipos, bienes y tecnología que puedan contribuir al programa nuclear. También pide que se congelen los activos a 12 personas y 10 entidades vinculadas al mismo.
De hecho, el pasado primero de enero el Departamento del Tesoro incluyó al Banco Sepah, el quinto en importancia en Irán, con unos activos de 14 000 millones de dólares, en esa lista negra.
A estas medidas se añaden las sanciones unilaterales impuestas por las administraciones estadounidenses desde el triunfo de la Revolución islámica. Una de las principales medidas es que Washington prohíbe que compañías petroleras asentadas en territorio norteamericano operen en la nación persa.
Esto ha provocado que, como resultado de las presiones estadounidenses, importantes bancos europeos hayan reducido o cerrado sus negocios con Irán.
5.—¿Cuál es el entorno iraní?
El entorno donde se desarrollan importantes planes de colaboración incluye a Rusia, que sostiene amplias relaciones económico-comerciales y comprenden contratos millonarios para el desarrollo del programa nuclear civil iraní.
China, por su parte, ha firmado un contrato de grandes proporciones para desarrollar el gigantesco campo gasífero iraní de Yadavaran, así como para comprar gas natural líquido por 25 años. De controlar Estados Unidos todo el triángulo petrogasífero euroasiático, la economía china se vería severamente comprometida.
En el caso de la India, ese país firmó un contrato por 50 000 millones de dólares con Irán por 30 años para comprar gas natural líquido.
De igual forma empresas japonesas trabajan con Irán en el proyecto de desarrollo de yacimientos de petróleo en el mar de Soroush-Nowruz con estimado de 1 000 millones de barriles del crudo.
Japón adquiere el 18,4% del petróleo de Irán, y China el 13,6%.
Algunos expertos señalan que el precio del barril de petróleo podría sobrepasar los 100 dólares en caso de que Teherán no pueda exportar su crudo ya sea por sanciones externas o por un ataque norteamericano.
Se estima que si los 2,5 millones de barriles que Irán exporta cada día faltaran en el mercado internacional, habría consecuencias negativas incalculables para la economía norteamericana, el precio de la gasolina se duplicaría, y se podrían llegar a perder hasta un millón de empleos.
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