Alexis Rojas Aguilera y AIN
HOLGUÍN.— Ayer falleció en esta, su ciudad natal, a los 95 años de edad, Faustino Oramas, el Guayabero, víctima de una enfermedad hepática.
Hasta el Museo de Historia La Periquera, donde eran velados sus restos, llegaron numerosas ofrendas florales, entre ellas la del General de Ejército Raúl Castro, Segundo Secretario del Comité Central del Partido y Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Un mar de pueblo desfiló por el lugar para rendir tributo a un juglar que interpretó con agudeza la idiosincrasia de los suyos.
El Guayabero había nacido aquí el 4 de junio de 1911, en el seno de una familia muy humilde. Muy pronto el joven Oramas, aunque sin ninguna tradición musical en la familia, supo que lo de él era cantar y tocar el tres aprendido de oído.
Pronto formó parte de la banda Tropical, de Benigno Mesa, como cantante y tocador de maracas. Con ella inició la senda musical.
A los 27 años, Faustino compuso En Guayabero, la canción que marcó su derrotero como compositor e intérprete y le granjeó el apelativo. La historia está contada en la canción y su desenlace también, cuando expresó: "En Guayabero, mamá, me quieren dar¼ ".
Ya era un meritorio trovador que todavía pasaba "cepillo" con su singular sombrero para lograr el sustento y ofrecía su arte a crédito en fiestas de barrios campesinos.
No fue, sin embargo, hasta 1960, tras el triunfo de la Revolución, que Cuba conoció al Guayabero en su dimensión de autor de notables aportes a la picaresca musical. "Nada más y nada menos que Pacho Alonso me pidió En Guayabero. Primero la grabó con Los Bocucos y más tarde con su orquesta. La puso a recorrer el mundo", contaría.
Y entonces el mundo también descubrió a Faustino Oramas y su peculiar modo de hacer, la singularidad de sus insinuantes letras, para muchos cargadas de doble sentido, y su reiterada defensa: "Lo dices tú, no yo".
Faustino, cantor de voz potente achicada por los años, dueño de octosílabos de leyenda y criollísimo humor, nunca hizo concesiones a la chabacanería y a la vulgaridad, sino gustaba desafiar el ingenio de sus interlocutores.
Entre sus creaciones quedan sones como Tumbaíto, ¡Ay, candela!, A mí me gusta que baile Marieta, Cuidao con el perro, Como vengo este año, y Mañana me voy pa' Sibanicú.
Miembro de Mérito de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), resultó galardonado con la Orden Félix Varela, la Distinción por la Cultura Nacional, el Hacha de Holguín y el Escudo de la Ciudad, estas últimas máximas distinciones de la oriental provincia. Premio Nacional del Humor en el 2002, dueño de un toque de tres característico, Faustino es uno de los emblemas del son.
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