Eduardo Tamayo G.
Entrevista con John Lindsay-Polland, investigar estadounidense
"Lo interesante es que cuando los militares estadounidenses salen de un lugar y van a otro, después de cierto tiempo, la gente quiere botarlos".
La Embajada de Estados Unidos en Quito no ha permanecido cruzada de brazos ante la Conferencia Internacional por la Abolición de las Bases Militares Extranjeras que se lleva a cabo en Quito y Manta desde el 5 hasta el 9 de marzo.
La campaña de relaciones públicas ha estado dirigida sobre todo a los periodistas, 35 de los cuales han sido invitados por la Embajada a Manta, ciudad ubicada en la costa del Pacífico, en cuyo aeropuerto se encuentran instalados los militares de Estados Unidos. La argumentación central de la Embajada es negar que exista una base de EEUU en Manta y que tan solo hay un puesto de operaciones avanzadas (FOL, en inglés) que ocupa el 10 por ciento de la Base Eloy Alfaro, donde están estacionadas 8 aeronaves desarmadas (4 grandes y 4 medianas o pequeñas) que realizan vuelos de detección anti-drogas sobre todo en el Océano Pacífico.
Estados Unidos evidentemente quiere lograr la renovación del convenio de utilización de la base de Manta que vence en el 2009, pero en este aspecto cabe resaltar que el gobierno de Rafael Correa, a través del Subsecretario de Defensa Miguel Carvajal, reafirmó, ante los asistentes a la Conferencia No Bases, que este acuerdo concluirá en el plazo previsto.
Aunque el jefe militar del llamado FOL, el teniente coronel Javier Delucca, le afirmó a un periodista ecuatoriano, hace algunas meses, que la base de Manta era muy importante dentro del Plan Colombia" (Diario Expreso 16-082006) ahora, el mismo lo niega, y junto a los voceros de la Embajada afirma que su único fin es la lucha contra el narcotráfico. Pero de las propias informaciones de la Guardia Costera de Estado Unidos se desprende que una de las funciones que cumplen es el monitoreo del tráfico de migrantes ecuatorianos, 7953 de los cuales han sido capturados, desde 1999 hasta enero de 2007, en aguas territoriales y en aguas internacionales. Nada dicen los voceros de Estados Unidos de abordajes ilegales, de barcos hundidos, de pescadores maltratados y desaparecidos, en fin, de una serie de denuncias que han formulado los organismos de derechos humanos. Pero dejemos que sea el escritor estadounidense John Lindsay-Polland, coordinador del Grupo de Trabajo del Fellowship of Reconciliation sobre América Latina y el Caribe (con asiento en San Francisco), quien rebata las afirmaciones de sus compatriotas.
- En una rueda de prensa, el Jefe de la Misión militar de Estados Unidos en Manta, Teniente Coronel Javier Delucca, manifestó que en Manta no hay una base norteamericana ¿Qué nos puedes decir al respecto?
La verdad, no importa si es una base o no, lo importante es lo que están haciendo, las actividades, los privilegios y los derechos que han adquirido a través de los acuerdos que el Ecuador firmó en el 99. Al Pentágono suele gustarle renombrar las cosas, por ejemplo en Panamá, cuando estaban renegociando la presencia militar en los años 90, lo llamaron Centro Multilateral Antinarcóticos, dijeron que no iban a haber bases que no iban a haber soldados, solamente iban a tener técnicos uniformados de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Entonces él puede decir que Manta no es una base aunque en otros lugares y en otros momentos haya dicho que si es una base. Me parece que ahí se le olvidó la importancia diplomática de llamarlo FOL, pero Manta sí tiene actividades con aviones militares, tiene misiones militares, las mismas actividades que constituyen una base.
- La Embajada estadounidense dice que el fin exclusivo de este llamado FOL es el de la lucha contra el narcotráfico y que no cumple ninguna otra función…
Hay documentación que han hecho ustedes los ecuatorianos de misiones y operaciones en contra de barcos que se sospecha tienen personas indocumentadas y eso no es parte de la lucha contra las drogas. Es parte de las misiones que un jefe del Comando Sur saliente señaló como algunas de las amenazas en el hemisferio: la migración ilegal, la pobreza, las amenazas al medio ambiente, ampliando la misión militar en el hemisferio más allá de las amenazas propiamente militares. De hecho, en el acuerdo de implementación de la Base de Manta, hay una frase que dice que sí se pueden hacer operaciones que no sean de la misma entidad antinarcóticos, si hay permiso (…) entonces esto hace pensar que siempre están pensando en ampliar un poco su misión.
- ¿Podrías indicarnos qué función cumple la base de Manta y otras como la de Curazao y Comalapa en El Salvador , en función del Plan Colombia?
La base de Manta o el FOL en Manta ha sido muy importante para el Plan Colombia. Este Plan ¿es solamente un programa para luchar en contra de las drogas o tiene fines más amplios? Desde el inicio del Plan Colombia en el 2000, el enfoque de los esfuerzos del entrenamiento de las operaciones militares es en el sur de Colombia, en el Putumayo, donde había una concentración de guerrilla y también de hoja de coca, pero hay hoja de coca en muchas otras zonas del país, además hay otras fases de la producción y tráfico de cocaína que están en manos de los paramilitares, y esto está saliendo a la luz con el programa de desmovilización de los paramilitares. El Plan Colombia nunca contemplaba el luchar en contra de ese narcotráfico. Mucha droga estaba y está saliendo por el Caribe, pero el esfuerzo del Plan Colombia no está enfocado en el norte de Colombia ni el Pacífico ni en los lados cercanos a Venezuela, está enfocado en los lugares donde está la guerrilla, que es la lucha histórica de las Fuerzas Armadas de Colombia. Entonces, se puede decir que el Plan Colombia está en contra del narcotráfico, pero los resultados no lo muestran. Según los mismos datos del Departamento de Estado y también de la ONU, desde 1999 la cantidad del terreno sembrado con hoja de coca casi no ha cambiado. Y con tanta inversión en fumigaciones, en batallas militares, con altos costos de dinero, de muertos, de gente desplazada, es una locura seguir con esto: por los resultados, no es una lucha contra el narcotráfico. Es una lucha en contra de la guerrilla, es la lucha histórica de las Fuerzas Armadas de Colombia de cuarenta, cincuenta años, por eso es considerada insurgente.
- El enfoque fundamental de Estados Unidos es el combate a la oferta y no a la demanda de drogas, ¿qué opinas de esta visión de trasladar la lucha hacia el sur del mundo y no combatir el fenómeno al interior de Estados Unidos donde hay 40 millones de adictos?
No es solo mi opinión, hay estudios que dicen que la inversión en programas de tratamiento y educación en cuanto a aspectos del uso y la adicción rinde mucho más que la inversión en la oferta. Entonces, puedes gastar 22 millones en la fumigación y tienes el mismo efecto si pones 1 millón de dólares en el tratamiento de los adictos y en la educación. Yo creo que parte de eso es la prepotencia de pensar que el problema no es nuestro, que el problema no reside en Estados Unidos, sino que el problema reside fuera de nuestras fronteras, entonces tenemos que atacar fuera de nuestras fronteras. También es parte de los lentes militaristas con que las autoridades de Estados Unidos miran a muchos problemas del mundo, por ejemplo, si hay un conflicto con Corea del Norte no vamos a negociar para ver cómo se pueden solucionar sus problemas de energía sino que vamos a darle un enfoque militarista. Hay muchos problemas como este en el que la mirada es la misma.
- Estados Unidos basa su superioridad militar respecto a otros países en el control de los sistemas de información, de las tecnologías de información y comunicación. Las bases militares en América Latina, en función de eso, ¿qué papel están cumpliendo?
La misión de una base militar, en parte, es controlar la información. Si pensamos que solo hay 30 bases militares en el exterior de Estados Unidos, éstas controlan un poco la información y las imágenes. De pronto existen algunos lugares que pueden ser importantes para controlar redes como Al Qaeda, eso puede ser justificable, pero en cuanto al uso de bases militares de inteligencia y control de la información es super importante, porque un puesto militar o de combate requiere de inteligencia para poder combatir efectivamente. Eso no legitima la misma misión militar, pero si hay una misión militar, los que la hacen necesitan inteligencia, entonces recogen información sobre movimientos no autorizados en el aire, en los mares, en la tierra. Tienen capacidades -no digo desde Manta, porque eso no está comprobado- para monitorear conversaciones telefónicas en muchos lugares y hay también inteligencia humana, donde hay una presencia humana militar, para recolectar información de lo que está pasando ahí y poder controlar el terreno.
- Yo quisiera un comentario tuyo sobre lo que plantea la Embajada que dice que Estados Unidos está ayudando a los ciudadanos ecuatorianos a combatir la amenaza internacional del narcotráfico y a prevenir el impacto negativo que causan los narcotraficantes.
Ojalá que fuera así, pero no creo, es el mismo argumento que hace poco salió en un artículo en los Angeles Times en el que la Embajada de Estados Unidos y los militares de Manta dijeron que hay un aumento del narcotráfico en Ecuador y en el Pacífico, y por eso es necesario tener esta base porque están monitoreando todo ese narcotráfico. Pero el argumento falla, porque si ha habido un aumento en el narcotráfico desde que hay una base militar, es un argumento a lo mejor para quitarla o, por lo menos, para evidenciar que la base no es efectiva en contra del narcotráfico, porque es como un globo de agua, aprietas por un lado y se va al otro lado.
- Tú has escrito un libro sobre las relaciones entre Estados Unidos y Panamá ¿Cuáles son los impactos que en Panamá tuvo la presencia de las bases militares?
Muchos efectos. Primero yo creo que distorsionó la trayectoria de la vida nacional, en varios sentidos, el uno es que la elite política panameña siempre podía, y lo hizo, recurrir a la fuerza de los gringos para afirmar su posición, por ejemplo en los años 20 había una lucha de los inquilinos en la ciudad de Panamá que tomó bastante fuerza; las autoridades municipales estaban reprimiendo la huelga pero sin éxito y llamaron a los militares norteamericanos que intervinieron en la huelga y en ésta terminaron ganando los propietarios. Justo después de la invasión de 1989, cuando había mucha presencia militar norteamericana en las ciudades de Panamá, el nuevo presidente Guillermo Endara, que fue posesionado en una base militar, llamó a los militares (norteamericanos) porque tenía un problema con la policía nacional y éstos militares llegaron, reprimieron a la policía y el presidente salió ileso políticamente.
Otro efecto es que la política exterior de Panamá fue siempre cercada por la potencia militar, entonces ellos tenían siempre que seguir la línea de Estados Unidos. También había muchos efectos sociales, yo creo que muchos panameños tienen una relación de odio-amor con Estados Unidos, porque había beneficios para algunos pero muchos quedaron fuera (…) entonces psicológicamente creaba una dependencia profunda. Cuando salieron los militares en el 99, había muchos panameños que decían nosotros no podemos con el canal, no tenemos la capacidad nosotros mismos. Los panameños eran más del 90% de la fuerza laboral del canal y desde la salida de los Estados Unidos el canal ha operado mejor.
- En el campo medioambiental ¿cuáles fueron los efectos?
Hay muchos terrenos que fueron utilizados por Estados Unidos que ya no se pueden utilizar, porque están contaminados. Hay miles y miles de hectáreas que están al lado del Canal, y el Canal es el centro económico y poblacional del país, donde hay armas químicas que han dejado abandonadas en violación a la convención de armas químicas. Panamá ha reclamado, pero Estados Unidos no responde, y las armas químicas siguen intactas en una isla y no se puede utilizarla para turismo ni mucho menos. También ha habido muertos en los polígonos de tiro, en el área del canal, de personas que han recogido un mortero, una bomba. Puede ser que estén cazando, sembrando algo o estén recogiendo cosas para venderlas para reciclaje, y los artefactos estallan y pierden un brazo, una pierna o la vida, hay muchos panameños, incluso niños, que así han perdido la vida.
- Finalmente, ¿qué perspectiva debe tener la lucha de diversos sectores y pueblos para luchar contra las bases militares?
Lo interesante es que cuando salen de un lugar y van a otro, después de cierto tiempo, la gente quiere botarlos. Cuando salieron de Panamá, la mayor parte de las fuerzas fueron a Puerto Rico, también a Ecuador y a otros países. Justamente, cuando estalla la crisis de Vieques, cuando las bombas caen y matan a un guardia civil de Vieques, empieza todo el movimiento para sacar a la Marina que había hecho maniobras y bombardeos por más de 60 años. Y así salen de ahí en 2003. Y ahora en Ecuador, también parece que no son del agrado del Presidente y de mucha más gente. Entonces, es importante concientizar a la gente qué son los fines militares y también los efectos militares de esas bases y de otras presencias militares, porque hay otras modalidades de presencia militar, aparte de las bases, que también pueden tener efectos negativos.
(Con la colaboración de Daisy Peñaherrera, estudiante de comunicación de la Politécnica Salesiana de Quito)
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