25/03/2007 - 16:35
IBLNEWS, AGENCIAS
¿Qué relación puede haber entre la británica taza de té y la trata de esclavos? Una exposición en Londres ilustra esta historia entremezclada con motivo del bicentenario aniversario de la abolición de la esclavitud que celebra estos días Gran Bretaña.
El Victoria and Albert Museum de Londres propone un recorrido por las colecciones de arte decorativo para descubrir el nacimiento de la cultura del té y su importancia en el imperio británico de los siglos XVII y XVIII.
Un cuadro del siglo XVIII, de Richard Collins, 'Family of Three at Tea' (Familia de tres a la hora del té), muestra el elevado estatuto social que denotaba esta costumbre relativamente nueva en esa época.
"Tomar el té era una ocupación tan importante que se quería ser pintado así", explica a la AFP Christopher Maxwell, comisario adjunto del departamento de colecciones de cerámicas y similares del museo.
Este arte de vivir típicamente británico, sin embargo, no podría haber prosperado sin el comercio de esclavos, subraya. "La cultura del té fue introducida en la corte de Inglaterra por Catalina de Braganza, la reina de Carlos II, a partir de 1660. Al principio se consumía tanto té verde como té fermentado negro, pero el negro se convirtió rápidamente en el favorito y se bebía con azúcar", cuenta.
El té era importado de India por el monopolio de la East India Company, y si bien esta compañía no estuvo implicada directamente en la trata de esclavos, sus exportaciones de algodones asiáticos hacia África alimentaban el comercio triangular.
El comercio de esclavos propiamente dicho era practicado por la South Sea Company, que tenía el monopolio con América del Sur, y luego por mercaderes privados, que exportaban hacia Europa algodón, café y, sobre todo, el azúcar de caña cosechado por los esclavos en las plantaciones del Caribe.
"El gusto de los británicos por el azúcar -que eran a fines del siglo XVIII los mayores exportadores de caña- alimentaba el comercio de esclavos", subraya Maxwell.
A medida que su potencia naval y sus colonias progresaron, el imperio británico se convirtió en el principal actor del comercio de esclavos en Europa y se enriqueció gracias a sus monopolios.
"Hasta 1780 había un impuesto de 100% sobre el té", que se volvió caro, y "mucho era importado ilegalmente". "Si usted tenía té legal, había que mostrarlo", explica.
De esta época datan las cajas de plata, expuestas en el museo, para conservar el té, y las teteras minúsculas que ilustran el exorbitado precio de la bebida.
Pero los amantes del té británicos contribuyeron también a la abolición de la trata de esclavos. Un boicot del azúcar de caña del Caribe producido gracias a la esclavitud, ampliamente apoyado a fines del siglo XVIII en paralelo a las campañas abolicionistas, llevaron a la supresión, el 25 de marzo de 1807, de la esclavitud en el imperio.
En las colecciones del museo, un pote de vidrio azul que data alrededor de 1800 lleva la inscripción 'Azúcar de India oriental no producido por esclavos', que evoca aquel primer movimiento de consumidores.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario