11 marzo, 2007

Protones contra el cáncer

 



En Estados Unidos, algunos centros médicos han comenzado a aplicar la terapia de protones para combatir el cáncer. El M.D. Anderson Cancer Center, en Houston (Texas), es una institución que en el mundo le está ganando la guerra a este mal.

Henry Mejía
salud@laprensa.com.sv
 

Salto a la medicina
La protonterapia es una rama de la medicina nuclear aplicada en el tratamiento de tumores malignos. Su historia se remonta a 1954 y se utilizaba exclusivamente en la investigación, hasta que el físico estadounidense Robert Wilson propuso su uso médico. Desde entonces, 40,000 pacientes han sido sometidos a este tratamiento en todo el mundo. Los protones, núcleos de los átomos de hidrógeno, poseen una altísima carga energética y pueden atravesar la piel y los tejidos casi sin dañarlos, hasta llegar al tumor, por eso afecta mucho menos a tejidos adyacentes, y, por ende, a órganos sanos. Además, la dosis llega al final del recorrido con su máxima potencia. Los envía en haces al 60% de la velocidad de la luz (180,000 km/s) hasta las células cancerosas, estas son destruidas casi sin causar daño a los tejidos sanos. Más de 45,000 pacientes han sido tratados alrededor del mundo, por lo que ahora los médicos y científicos están más que seguros de sus ventajas potenciales. Estas ventajas dan resultados positivos en ciertos cánceres inoperables o de difícil acceso, lo que aumenta sus posibilidades de curación, como en el condroma y el condrosarcoma craneales, algunos tumores óseos, el carcinoma de próstata y el melanoma uveal, un tumor ocular. Hace 15 años el Centro Médico Loma Linda estableció un centro de protones como parte de la infraestructura de su hospital. El M.D. Anderson es el tercer centro hospitalario en EUA que practica terapias de protones. En Alemania se planea la construcción de varios centros de protonterapia, que despierta cada vez más interés en pacientes y especialistas.

Perfil
Nombre
Dr. James D. Cox.

Cargo
Profesor y jefe de la división de radiación oncológica del M.D. Anderson Cancer Center, en Houston.

Estudios
Kenyon College, en 1960, honores en la Universidad de Rochester, estudios junto al pionero de la radiación oncológica doctor Juan del Regato y radioterapia en Francia.

Experiencia
Ha trabajado como catedrático de radiología en Georgetown y Wisconsin y en la Universidad de Texas y el M.D. Anderson Cancer Center desde 1992, como médico y jefe. Ha publicado infinidad de artículos y elaborado investigaciones importantes en materia de quimioterapia, radiología y cáncer, por lo que ha obtenido muchos reconocimientos.

 
laprensagráfica.com Fecha de actualización: 3/11/2007
 
 

 

Todos los días los científicos descubren algo nuevo bajo el sol, especialmente en cuanto a cáncer se refiere. La terapia de protones —llamada por muchos "rayos de esperanza"— es uno de esos procedimientos que se está llevando a cabo con mucho éxito en Estados Unidos.

El M.D Anderson comenzó hace menos de un año a practicarla en sus pacientes con cáncer y tumores o lesiones de pequeño tamaño o de forma irregular en pulmones, próstata, cerebro, ojos, cabeza, cuello y ciertos tipos de cáncer en los niños, quienes son más susceptibles a los tratamientos.

La terapia de protones es un tipo de radioterapia con partículas, es decir, que en lugar de usar rayos gama o rayos X utiliza protones (en física, el protón es una partícula subatómica con una carga eléctrica, de una unidad fundamental positiva y una masa).

Tal como explica el doctor James D. Cox, catedrático y jefe de la división de radiación oncológica del M.D. Anderson Cancer Center, respetado profesional que brindó, días atrás, una conferencia exclusiva en Houston para los medios de comunicación más importantes de Latinoamérica, incluido LA PRENSA GRÁFICA (el único periódico invitado de El Salvador), "la dosis de radiación puede administrarse con más precisión, ya que el haz (rayo) de protones puede controlarse para que deposite su energía casi totalmente en el tumor o la lesión que se va a tratar".

En los otros métodos, se desperdicia energía al ingresar a otros tejidos del cuerpo mientras se dirige al tejido en tratamiento. Aquí, el haz puede ser programado en tres dimensiones, apuntar hacia tumores profundos, adaptarse a sus formas "y depositar altos niveles de energía destructiva para el tumor, por lo que se produce menos daño a los tejidos normales adyacentes, es decir, los que rodean el área donde se lleva a cabo el tratamiento, por consiguiente, provocará menos o casi nulos efectos secundarios", amplía Cox.

La principal ventaja de los protones sobre los fotones tiene que ver con la manera en que sus energías son liberadas: gran parte de la dosis total de un fotón se deposita antes de llegar al tumor y el haz continúa depositando energía luego de atravesar el tumor.

Los protones depositan una dosis mucho menor antes de llegar al tumor y pueden ser detenidos inmediatamente después de haber salido del tumor.

En cuanto a los efectos secundarios, Cox asegura que, por ejemplo, los de la terapia de protones, comparada con la terapia de la bomba de cobalto, se reducen enormemente: "Podemos evitar los tejidos normales mucho más de lo que antes se podía con la bomba de cobalto o los aceleradores lineales".

El galeno estadounidense reconoce que el costo de la terapia de protones es quizás dos veces más elevado que la terapia más cara de radiación, pero, concluye, "si pensamos a largo plazo, si evitamos las complicaciones y la necesidad de tratamientos adicionales más adelante en la vida, entonces el costo general puede ser incluso relativamente más bajo".

 


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