Rebeca Mateos Herraiz
Entrevista con Nilsa Raín, líder del pueblo mapuche, de visita por Europa para denunciar el trato que su pueblo recibe por parte del Estado chileno, buscar apoyo exterior a su causa y para dejar claro que los mapuches van a seguir luchando hasta sus últimas consecuencias.
Desde la recuperación de la democracia en Chile, el Estado ha puesto en marcha una política que ha permitido satisfacer parcialmente las demandas de tipo campesina y étnica reivindicadas por el pueblo indígena mapuche (con más de un millón de integrantes), mientras que la demanda etnonacional no ha encontrado eco en ningún sector político o social significativo de la sociedad chilena.
El 12 de julio de 2010 un grupo de comuneros mapuches autodenominados presos políticos inició una huelga de hambre por haber sido procesados por delitos como amenazas, incendios, asociación ilícita o invasión de terrenos, bajo una ley antiterrorista impuesta en 1984 por la dictadura del fallecido Augusto Pinochet, y mediante la cual, se endurecen las penas y se limitan los derechos de los acusados, como por ejemplo, la utilización de testigos protegidos en el juicio. El pasado 22 de marzo el juez dictaminó que fueran puestos en libertad todos excepto cuatro, los líderes más importantes que encabezan estas movilizaciones, a los que se les acusó por intento de homicidio frustrado a una pena de 25 años de cárcel, a pesar de que las pruebas acusatorias sobre ellos no fueron los suficientemente contundentes.
Nilsa Raín, líder del pueblo mapuche está de visita por Europa para denunciar el trato que su pueblo recibe por parte del Estado chileno, buscar apoyo exterior a su causa y para dejar claro que los mapuches van a seguir luchando hasta sus últimas consecuencias.
P. ¿Qué motivos alude el pueblo mapuche para quererse convertir en un Estado-nación independiente del Estado chileno?
R. Considerando la raíz histórica de este problema nosotros, antes de que se constituyera el Estado chileno como tal, éramos los dueños absolutos de ese territorio. Hablamos de un período de tiempo en el que el concepto de Estado-nación era distinto, incluso en Europa, de lo que significa en la actualidad.
Cuando se nos invade y luego se nos niega como pueblo originario, se trata de aniquilar con ello una fuerza que contrarrestaba el nuevo sistema que se quería instaurar. A pesar de todas las políticas que han existido para exterminarnos o para integrarnos, pero siempre a los sectores marginales de la sociedad, hemos conseguido sobrevivir gracias a que nosotros como pueblo contamos con una dinámica interna de estructura política, cultural, social y económica que manejamos hasta la actualidad, aunque en un estado muy precario. Entonces yo haría la pregunta al revés ¿cuál es el miedo del Estado chileno a reconocernos como pueblo-nación, si nosotros estamos ahí antes que ellos? Y la respuesta evidentemente tiene que ver con intereses económicos. La imposición del modelo económico neoliberal ha significado el que muchas empresas multinacionales se instalen en los territorios de los pueblos indígenas, para poder nutrirse de todos los recursos que tenemos.
P. ¿Ha mejorado algo la situación del pueblo mapuche desde la dictadura de Pinochet hasta nuestros días?
R. Yo diría que lo que cambió fue la estrategia de trato hacia nosotros, porque durante la dictadura éramos, como pueblo originario, peligrosos para el sistema, y ya no solo los mapuches, sino muchos chilenos que lucharon por cambiar ese régimen.
Luego llega el gobierno de la Concertación que puso en marcha políticas paliativas con las que se ha conseguido algunas demandas básicas como por ejemplo, la luz eléctrica, el agua potable, los caminos asfaltados, los recursos escolares, etc. Lo que ocurrió es que esto fue acompañado de una política en la que se venía a decirnos, ahora ha cambiado el mundo para ustedes, están integrados a un país con modernidad, porque tienen luz, porque tienen agua y porque tienen caminos, es decir, formabas parte de ese nuevo sistema. Pero aquellos sectores del movimiento político que estaban al tanto de sus derechos y que no estaban de acuerdo con que se instalaran las transnacionales en nuestros territorios, no paró de luchar. Y así como luchó en la dictadura lo siguió haciendo después hasta nuestros días, recibiendo por ello el mismo trato que les dio la dictadura, asesinándolos y encarcelándolos.
P. ¿Cuántos mapuches han muerto desde la llegada de la democracia a Chile en la lucha por sus derechos y cuántos han sido encarcelados por el mismo motivo?
R. Durante los distintos gobiernos de la socialdemocracia son siete los mapuches que han muerto por el hecho de haberse enfrentado en una lucha frontal a las fuerzas armadas. Luego la cantidad de mapuches encarcelados por distintos motivos relacionados con la lucha social suma la cifra de más de quinientos.
En la actualidad se ha llevado a cabo una acusación contra treinta y cuatro dirigentes sociales mapuches, los cuales tuvieron una huelga de hambre durante más de tres meses por estar juzgados por la ley antiterrorista, con lo que ello significaba: la posibilidad de la utilización de testigos protegidos sin rostros, es decir, que cualquiera puede acusar. De hecho, se ha demostrado que muchos que acusaron formaban parte de la propia policía.
El pasado 22 de marzo el juez dictaminó que fueran puestos en libertad todos excepto cuatro, que justo son los líderes más importantes que encabezan estas movilizaciones, a los que se les acusó por intento de homicidio frustrado a una pena de 25 años de cárcel, a pesar de que las pruebas son irrisorias. ¿Cómo es posible que eso esté pasando en un país que dice estar bajo un estado de derecho? Con esto lo que queda en evidencia, sin lugar a dudas, es que el Estado chileno a través de su aparato judicial y represor nos está entregando un mensaje muy claro, y es que a todo luchador social que se atreva a levantar la voz, nosotros le damos mínimo 25 años de cárcel.
P. ¿Cree que con Sebastián Piñera cambiarán las cosas?
R. Piñera está dando continuidad a lo mismo que hizo Bachelet, que hizo Lagos y que hizo Frei. Él está siendo muy obediente en aplicar las políticas que dejaron sus antecesores y que siguieron funcionando. No va a ser ni mejor ni peor porque sea de derechas, va a ser la continuidad de lo mismo.
P. ¿Considera que habrá una solución al conflicto?
R. Existe una diversidad de convenios internacionales, de los cuales Chile es parte, entre los que está el Convenio 169, que a pesar de que Chile aprobó, ha entrado en un proceso de enmiendas. En algunos artículos referentes al reconocimiento del respeto de los derechos sociales, culturales, políticos y económicos, el Estado chileno reconoce los dos primeros, pero se niega a aceptar los dos últimos. Este convenio también habla de respetar la diversidad de un Estado que significa el respeto a los pueblos originarios que han coexistido y anteriores a la conformación de los Estados, y en el que Chile agregó la clausula en la cual se decía que es un país único e indivisible. El Estado chileno está poniendo zancadillas para impedir que este convenio se aplique.
Este tipo de convenios nos da motivos para creer que no está tan lejos que consigamos restablecer una forma de organizarnos como la que tradicionalmente hemos mantenido y que cuente con el reconocimiento político y económico que se requiere. A partir de ese reconocimiento, se abriría un proceso en el cual tendríamos que determinar de qué manera llevar a cabo la reconstitución de nuestra autonomía a la hora de funcionar como un pueblo -nación.
Lo veo viable, tengo mucha esperanza en ello. Por supuesto que para que esto ocurra será importante la capacidad organizativa interna nuestra que lo haga posible dentro de un proceso generacional.
P. ¿Se sienten apoyados por la comunidad internacional?
R. Lo primero que sorprende cuando sales fuera es ver el conocimiento que tienen algunas asociaciones y colectivos sobre nuestra causa. Al ver los porqués de esa admiración que nos sienten te das cuenta de que somos un ejemplo de lucha y resistencia contra un sistema que no solo nos afecta a nosotros, sino que afecta distintos sectores, no diré todos porque algunos se nutren de ello. Por ese lado hay un apoyo internacional por parte de los movimientos organizados conscientes de la problemática favorable a nuestra lucha, de los cuales hemos recibido solidaridad y que se complementa con la lucha que cada uno de estos colectivos mantiene. Por otro lado, sabemos que nuestra lucha ha llegado hasta las esferas de poder, en las cuales encontramos parlamentarios y diputados de la UE, que aparte de saber de nuestra lucha la entienden y la apoyan, ya que pertenecen a distintos pueblos que han pasado por este proceso y lo han logrado superar, en la medida que han recibido apoyo externo organizado.
P. ¿Hasta cuándo seguirán luchando?
R. Puesto que estamos luchando para reconstruir una forma de vida armónica con la naturaleza, en la medida que seamos capaces de vivir de esa manera, seremos capaces de vivir como pueblo mapuche, y hasta cuándo vamos a ser capaces de vivir así, no lo sé. Ahí se involucra también la responsabilidad de los otros pueblos y culturas, incluidos el chileno y el europeo, que si siguen con ese sistema depredador del medio ambiente, no solo los mapuches nos vamos a extinguir. Dependerá mucho de la capacidad del ser humano de entender que los recursos naturales no son inagotables, que en la medida que sepamos restablecer y mantener esa relación equilibrada con la naturaleza, garantizaremos nuestra sobrevivencia en este planeta.
R. Ser mapuche significa ser parte de una fuerza ancestral de la naturaleza que no quiere perecer, que quiere seguir viviendo y es la fuerza espiritual que está en los bosques, en las montañas, en los ríos, en el mar. Entonces ser mapuche viene a constituirse en formar parte de esa naturaleza y hablar por ella
Amnistía Internacional - Chile
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