ARNALDO MUSA y AIN
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Conscientes de que no podía tocar puerto norteamericano, el Crucero japonés por la Paz estuvo este miércoles en La Habana, con una valiosa carga de cinco centenares de mensajeros de amor y solidaridad con el pueblo cubano, entre ellos diez Hibakushas —sobrevivientes de la explosión de las bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos— y un principal objetivo de lucha por un mundo libre de guerras y armas nucleares.
Kenia Serrano Puig, presidenta del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), recibió a los visitantes, en su inmensa mayoría japoneses, y los despidió por la noche en la Casa de la Amistad, en una fiesta dedicada a la fraternidad.
Akira Kawasaki, responsable de este viaje, destacó que todos se sentían honrados de estar en la Isla, que lucha por la paz y que también fue amenazada con bombardeos atómicos.
El Crucero realizó su viaje 67 —el número 11 a Cuba—, y es el segundo testimonial alrededor del mundo con los Hibakushas, seis de Hiroshima y cuatro de Nagasaki.
Shunsaburo Tanabe, representante del Proyecto Hibakusha abogó por el desarme nuclear del mundo.
Tanabe enfatizó el carácter genocida de esas armas y manifestó su deseo de crear conciencia en las personas sobre el peligro que representan.
Esperamos que la tragedia acaecida en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki al finalizar la Segunda Guerra Mundial, sea el último ataque nuclear lanzado contra la humanidad, señaló el Hibakusha.
Tanabe, tenía solo 20 años de edad cuando aconteció la injusta agresión estadounidense, contra el pueblo de una nación ya debilitada y hambrienta, según relató.
Actualmente sufre las secuelas de aquel hecho y padece enfermedades a causa de la radiación, como inflamación del esófago, la próstata y el páncreas, asma bronquial crónica, deformación en las rodillas, hepatitis, anemia, derrames cerebrales, cáncer intestinal e inmunodeficiencia.
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