Por Gustavo Capdevila
GINEBRA, 14 nov (IPS) - El único fruto extraído de la conferencia de la Organización Mundial del Comercio (OMC) realizada en 2001 en Doha parecía ser la Declaración sobre la Propiedad Intelectual y la Salud Pública, pues el resto de las decisiones sobre una nueva ronda de negociaciones comerciales se encuentran paralizadas.
Pero este martes, al cumplirse cinco años de la adopción de ese acuerdo que supedita la comercialización de las patentes medicinales a las necesidades de la salud pública, organizaciones no gubernamentales especializadas advierten que tampoco esa específica Declaración de Doha ha tenido los efectos esperados.
Los países ricos han violado el espíritu de la Declaración de Doha, sostuvo la activista Céline Charveriat, jefa de la campaña Por un Comercio Justo de la organización humanitaria internacional Oxfam.
"Lo que ocurre es que la declaración dice las cosas apropiadas, pero se requieren acciones políticas para ponerlas en acción. En cambio, vamos para atrás. Las poblaciones sufren o mueren de manera innecesaria", dijo Charveriat.
A cinco años de la histórica declaración, los medicamentos siguen en alza, coincidió Tido von Schoen-Angerer, jefe de la campaña por el Acceso a los Medicamentos Esenciales que desarrolla la organización Médicos Sin Fronteras (MSF).
Para lograr que bajen los precios de los fármacos es necesario que los países utilicen de forma más generalizada las flexibilidades del acuerdo de la OMC sobre Aspectos de la Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (conocidos como Trips por sus siglos en inglés) que han sido consagradas por la Declaración de Doha, reclamó el experto de MSF.
El acuerdo Trips, una de las partes del sistema de regulación de los intercambios multilaterales que administra la OMC, se ocupa de la comercialización de los derechos de autor y de las patentes, entre éstas, las medicinales.
Uno de los párrafos de la Declaración de Doha sobre los Trips y la salud pública asume el compromiso de interpretar y aplicar ese acuerdo sobre propiedad intelectual de una manera que apoye el derecho de los miembros de la OMC a proteger la salud pública y, en particular, a promover el acceso de los medicamentos para todos.
"La Declaración afirmaba que los países en desarrollo podían hacer cumplir las salvaguardias de salud pública permitiendo la introducción de medicamentos genéricos que forzasen los precios a la baja. También obligaba a los miembros de la OMC a facilitar la exportación de medicamentos genéricos a todos los países pobres con escasa capacidad de producción propia", recuerda un informe de Oxfam publicado este martes.
Pero las cosas no han marchado de esa manera, como apunta el reporte "Patentes contra pacientes: Cinco años después de la Declaración de Doha", al recordar que en 2000 los líderes mundiales establecieron a la salud como una de las prioridades de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio.
De esos ocho objetivos, tres se proponen avances en áreas de salud, como la reducción de la mortalidad infantil, mejoras en salud materna y metas también precisas en el combate al sida, el paludismo y otras enfermedades.
Sin embargo, las crisis sanitarias que devastan a los países en desarrollo no dan signos de mitigarse, observó Oxfam. Las enfermedades infecciosas siguen matando a millones de niños y jóvenes, insistió.
Desde la adopción de la Declaración de Doha, el 14 de noviembre de 2001, más de 20 millones de personas se han contagiado del VIH (virus de inmunodeficiencia humana), lo que ha elevado a 38,6 millones de personas el número de infectados con ese virus y de su derivación, el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
Por otro lado, el acuerdo de los Trips, aprobado en la negociación de la Ronda Uruguay (1986-1994) que dio lugar a la creación de la OMC, ha obligado a los países a adoptar un régimen de propiedad intelectual al estilo del vigente en Estados Unidos, inclusive con la extensión por 20 años de las patentes de protección para las medicinas, describió Oxfam.
Los argumentos de que la protección de la propiedad intelectual y los beneficios devengados por el consiguiente monopolio pueden respaldar la innovación científica "siguen siendo discutibles", subrayó Charveriat.
Por el contrario, la protección de la propiedad intelectual, al impedir la competencia con las copias de fármacos a bajo costo (los denominados genéricos), da como resultado un incremento de los precios de las medicinas con desastrosas consecuencias para millones de pobres, agregó.
MSF también mencionó el caso de la competencia desatada por los genéricos, que ha determinado desde el año 2000 la caída de los precios de los fármacos de primera línea contra el sida, de unos 10.000 dólares por paciente al año a los actuales 130 dólares en promedio.
Sin embargo, las medicinas de segunda línea, necesarias por la resistencia que muchos pacientes han desarrollado de manera natural, mantienen precios muy elevados a causa de las barreras de patentes implantadas en algunos países clave productores de genéricos, como India, dijo Von Schoen-Angerer.
Charveriat mencionó que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 74 por ciento de las medicinas contra el sida todavía se encuentran bajo el régimen de monopolio, mientras 77 por ciento de los pacientes africanos aún no tienen acceso al tratamiento contra esa enfermedad y 30 por ciento de la población no dispone de manera regular de medicinas esenciales.
Una de las causas de ese estado sanitario es que los países ricos, en especial Estados Unidos, están intimidando a las naciones en desarrollo para imponerles normas de propiedad intelectual más severas y de esa manera "preservar los monopolios farmacéuticos", aseveró Charveriat.
La experta de Oxfam explicó que esas acciones se ejecutan a través de las restricciones a la competencia de los genéricos y del mantenimiento de precios elevados.
"Las estadísticas sanitarias mundiales son horrorosas, pero igualmente Estados Unidos sigue negociando acuerdos comerciales con reglas aún más estrictas que limitan la capacidad de un país de utilizar las salvaguardias de salud pública", insistió.
En caso de aplicarse, esos acuerdos determinarían que Colombia tenga que disponer de 940 millones de dólares adicionales en el año 2020 para sufragar el aumento de los fármacos, en perjuicio de unos seis millones de pacientes. También en Perú, otro país que ha negociado acuerdos comerciales con Estados Unidos, los precios de los medicamentos pueden subir 100 por ciento en 10 años y 162 por ciento en 18 años, vaticinó Charveriat.
Oxfam estimó que la Declaración de Doha puede recuperar efectividad si la OMC revé los efectos del acuerdo Trips de manera que todos los países miembros de la organización preserven la facultad de proteger la salud pública.
Otra fórmula sería que Estados Unidos dejara de presionar a otros países para que adopten normas de propiedad intelectual más exigentes, en especial a través de las negociaciones de acuerdo de libre comercio.
La organización humanitaria demanda asimismo a los países ricos que otorguen apoyo político y técnico a las naciones en desarrollo para que empleen las salvaguardias reconocidas por el acuerdo Trips para asegurar el acceso a medicinas en condiciones favorables.
Los países ricos tienen que cumplir sus compromisos y dejar de minar la Declaración de Doha con sus actos egoístas, reafirmó Charveriat. "Ahora más que nunca, necesitamos un sistema de comercio mundial que ponga a la salud por encima del lucro y que haga a las medicinas accesibles para todos", dijo. (FIN/2006)
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