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Una amnistía masiva y periódica de países vecinos implica reconocer que no tenemos control de nuestras fronteras. En países desarrollados existen políticas migratorias y no proceden amnistías por decreto
Estimaciones del Ministerio del Interior anticipan la próxima normalización de la residencia de alrededor de 30 mil inmigrantes ilegales, mayoritariamente peruanos y bolivianos. La legalización de su permanencia obedece a una amnistía administrativa decretada en septiembre recién pasado, que permite presentar las solicitudes correspondientes hasta el 5 de febrero del año próximo.
Esta es una medida adecuada. Permite a los inmigrantes oportunidades de emprendimiento legales, igualdad ante la ley con los chilenos, utilizar los servicios básicos y aportar sus esfuerzos al progreso nacional, exigiendo el cumplimiento de normas laborales y previsionales. Sin embargo, por sí sola no garantiza su integración al país. Documentados o no, pueden seguir siendo objeto de discriminación en razón de su nacionalidad y permanecer aislados, como cuando se trata de inmigraciones numerosas de una o más nacionalidades.
Una amnistía masiva y periódica de países vecinos implica reconocer que no tenemos control de nuestras fronteras ni aspiramos a él. En países desarrollados existen políticas migratorias de rango legal, ampliamente discutidas, y no proceden las amnistías por simples decretos. Asimismo, hay regulaciones especiales en zonas fronterizas, por consideraciones de seguridad nacional.
Las inmigraciones son un fenómeno universal. Se han incrementado por la globalización y facilidades de tránsito propias de la modernidad. En nuestro caso, se ven favorecidas por el crecimiento económico, la estabilidad política, las diferencias de ingresos, oportunidades y servicios públicos con los países vecinos, entre otros. Estas realidades destacan en un reciente estudio elaborado por Libertad y Desarrollo, que señala a la inmigración como un factor constante y positivo.
Ella ha sido históricamente un motor de nuestro desarrollo y debe seguir siéndolo. Pero también puede ser fuente de conflictos, como está ocurriendo en otros países, por falta o fallas de las políticas migratorias. Es tiempo de que Chile defina claramente las suyas, para permitir acoger debidamente a los inmigrantes, garantizarles igualdad de oportunidades y eliminar las discrecionalidades burocráticas al otorgamiento de los permisos de residencia a extranjeros.
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