Boletín NC&T Vol. 1, No. 716 16 de Enero de 2009.
Según unos investigadores, las actitudes inconscientes de una persona hacia la ciencia o hacia la idea de la existencia de Dios, pueden estar básicamente en oposición una contra la otra, dependiendo de cómo se use una o la otra para dar respuesta a preguntas trascendentales del tipo de ¿cómo se creó el universo? o ¿cómo se originó la vida?
Además, los autores de este estudio han descubierto que esos puntos de vista pueden manipularse. Después de usar con ellos la ciencia o la religión para responderles preguntas trascendentales, la mayoría de la gente muestra su preferencia por una, y una posición neutra, o incluso negativa, hacia la otra. Este efecto parece existir independientemente del bagaje religioso o los puntos de vista de la persona.
Jesse Preston, profesora de Psicología en la Universidad de Illinois, quien dirigió la investigación, y su colega Nicholas Epley, de la Universidad de Chicago, deseaban investigar cómo la información científica influye en las creencias religiosas, y cómo las enseñanzas religiosas pueden también hacer que la gente dude sobre ciertas teorías científicas.
En uno de los experimentos diseñados por los investigadores para ver hasta qué punto la ciencia o la religión se pueden usar como explicación asumible por la gente, 129 voluntarios leyeron resúmenes sobre la teoría del Big Bang que explica la creación del universo, y sobre la hipótesis del "caldo primitivo de la vida", que explica el surgimiento de la vida en la Tierra. La mitad de ellos leyó un texto que aseveraba que las teorías tenían una base sólida y estaban respaldadas por los datos. La otra mitad leyó que esas teorías "despertaban más interrogantes que los que respondían".
Se pidió a todos que clasificasen rápidamente como negativas o positivas ciertas palabras que aparecían en la pantalla de un ordenador.
Lo que esos voluntarios ignoraban era que estaban siendo influenciados de manera subliminal justo antes de cada palabra. Por ejemplo, un instante antes de que la palabra "horrible" apareciera en la pantalla, se proyectó un destello de 15 milisegundos de la palabra "Dios", la palabra "ciencia" o una palabra neutra.
Un mensaje visual de 15 milisegundos es muy breve para ser registrado en la mente de manera consciente, pero el breve destello de la palabra tenía su efecto. Aquellos que habían leído antes del examen los textos en los que se destacaba el poder explicativo de la ciencia, clasificaron como positivas las palabras aparecidas tras la palabra "ciencia", con más rapidez que quienes habían leído textos en los que se criticaban las teorías científicas.
Los investigadores comprobaron que las personas a las que se les pidió que utilizaran la divinidad como una explicación primordial para varios fenómenos, mostraron una asociación más positiva con la idea de Dios y una asociación mucho más negativa con la ciencia, que quienes fueron inducidos a pensar en explicaciones alternativas a la acción de Dios. De igual forma, quienes leyeron los textos donde se decía que las teorías científicas no tenían solidez, reaccionaron con extrema lentitud a la hora de identificar palabras negativas que aparecían después de recibir el estímulo subliminal de la palabra "Dios".
Sin embargo, lo más curioso en los resultados de estos experimentos quizá sea el hecho de que el mayor efecto tiene lugar en la creencia opuesta. Cuando no se usa la religión para explicar la mayoría de las cuestiones importantes, la gente tiene una actitud positiva hacia la ciencia. Pero cuando la religión se utiliza para explicar muchas cosas, particularmente las grandes cuestiones existenciales como la vida, el universo, o el libre albedrío, entonces, de algún modo, la ciencia pierde su valor.
Según unos investigadores, las actitudes inconscientes de una persona hacia la ciencia o hacia la idea de la existencia de Dios, pueden estar básicamente en oposición una contra la otra, dependiendo de cómo se use una o la otra para dar respuesta a preguntas trascendentales del tipo de ¿cómo se creó el universo? o ¿cómo se originó la vida?
Además, los autores de este estudio han descubierto que esos puntos de vista pueden manipularse. Después de usar con ellos la ciencia o la religión para responderles preguntas trascendentales, la mayoría de la gente muestra su preferencia por una, y una posición neutra, o incluso negativa, hacia la otra. Este efecto parece existir independientemente del bagaje religioso o los puntos de vista de la persona.
Jesse Preston, profesora de Psicología en la Universidad de Illinois, quien dirigió la investigación, y su colega Nicholas Epley, de la Universidad de Chicago, deseaban investigar cómo la información científica influye en las creencias religiosas, y cómo las enseñanzas religiosas pueden también hacer que la gente dude sobre ciertas teorías científicas.
En uno de los experimentos diseñados por los investigadores para ver hasta qué punto la ciencia o la religión se pueden usar como explicación asumible por la gente, 129 voluntarios leyeron resúmenes sobre la teoría del Big Bang que explica la creación del universo, y sobre la hipótesis del "caldo primitivo de la vida", que explica el surgimiento de la vida en la Tierra. La mitad de ellos leyó un texto que aseveraba que las teorías tenían una base sólida y estaban respaldadas por los datos. La otra mitad leyó que esas teorías "despertaban más interrogantes que los que respondían".
Se pidió a todos que clasificasen rápidamente como negativas o positivas ciertas palabras que aparecían en la pantalla de un ordenador.
Lo que esos voluntarios ignoraban era que estaban siendo influenciados de manera subliminal justo antes de cada palabra. Por ejemplo, un instante antes de que la palabra "horrible" apareciera en la pantalla, se proyectó un destello de 15 milisegundos de la palabra "Dios", la palabra "ciencia" o una palabra neutra.
Un mensaje visual de 15 milisegundos es muy breve para ser registrado en la mente de manera consciente, pero el breve destello de la palabra tenía su efecto. Aquellos que habían leído antes del examen los textos en los que se destacaba el poder explicativo de la ciencia, clasificaron como positivas las palabras aparecidas tras la palabra "ciencia", con más rapidez que quienes habían leído textos en los que se criticaban las teorías científicas.
Los investigadores comprobaron que las personas a las que se les pidió que utilizaran la divinidad como una explicación primordial para varios fenómenos, mostraron una asociación más positiva con la idea de Dios y una asociación mucho más negativa con la ciencia, que quienes fueron inducidos a pensar en explicaciones alternativas a la acción de Dios. De igual forma, quienes leyeron los textos donde se decía que las teorías científicas no tenían solidez, reaccionaron con extrema lentitud a la hora de identificar palabras negativas que aparecían después de recibir el estímulo subliminal de la palabra "Dios".
Sin embargo, lo más curioso en los resultados de estos experimentos quizá sea el hecho de que el mayor efecto tiene lugar en la creencia opuesta. Cuando no se usa la religión para explicar la mayoría de las cuestiones importantes, la gente tiene una actitud positiva hacia la ciencia. Pero cuando la religión se utiliza para explicar muchas cosas, particularmente las grandes cuestiones existenciales como la vida, el universo, o el libre albedrío, entonces, de algún modo, la ciencia pierde su valor.
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