Cuba y España inician una nueva etapa en las relaciones bilaterales

Moratinos viaja a la isla tras diez años de incomunicación

EFE / La Habana
Cuba y España iniciaron ayer una nueva etapa en sus relaciones con la visita oficial a la isla del ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, la primera en casi una década de un jefe de la diplomacia española.

"Creo que hoy iniciamos una nueva etapa", indicó Moratinos en una breve declaración a los periodistas en la sede de la Cancillería cubana, donde hoy se reunió con su homólogo Felipe Pérez Roque, en la primera jornada de su visita de dos días a la isla.

Aunque Pérez Roque no habló durante la comparecencia pública del ministro español, Cuba dejó sentado a través del diario "Granma", órgano oficial del Partido Comunista, que la visita expresa "el positivo momento actual de las relaciones entre los dos países".

En la primera reacción de Cuba a la visita de Moratinos, "Granma", que expresa la postura oficial del gobierno cubano, indicó que su presencia muestra "la vía por la que pueden conducirse las relaciones entre Cuba y la Unión Europea (UE)".

Reivindicaciones

Moratinos reivindicó la existencia de un "diálogo firme, abierto, donde expresaremos nuestras opiniones, no siempre coincidentes, pero siempre buscando el entendimiento y avanzar juntos" con las autoridades de La Habana. "Es absolutamente impensable que España, el gobierno de España, no pueda mantener, defender y desarrollar toda un política intensa, constructiva, dialogante con las autoridades cubanas", dijo el ministro, al que acompañan en esta visita las secretarias de Estado para la Cooperación Internacional, Leire Pajín, y para Iberoamérica, Trinidad Jiménez.

Añadió que es una "responsabilidad de todo gobierno español" el "construir, ayudar, acompañar" al pueblo cubano y sus autoridades ante "las nuevas etapas, los nuevos desafíos de futuro".

Moratinos no dejó pasar por alto el hecho de que ésta sea la primera visita de un ministro de Exteriores español a Cuba desde que en 1998 lo hiciera Abel Matutes, durante el primer gobierno del conservador José María Aznar.