27 de Abril de 2007.
En contra de las suposiciones que hasta ahora gozaban de mayor aceptación en la comunidad científica, un estudio ha producido un inesperado resultado: el aspecto de nuestro ancestro directo más antiguo, era considerablemente más simiesco.
Una reconstrucción generada mediante ordenador por el Dr. Timothy Bromage, paleoantropólogo y profesor de Biomateriales y de Ciencia Básica y Biología Craneofacial, en la Escuela de Odontología de la Universidad de Nueva York, muestra un cráneo de 1,9 millones de años de antigüedad que perteneció al Homo rudolfensis, el primer miembro del género humano, con un cerebro sorprendentemente pequeño y una mandíbula muy prominente, características comúnmente asociadas con los miembros más simiescos de la familia de los homínidos que vivieron hace unos tres millones de años.
Los hallazgos del Dr. Bromage ponen en duda el criterio extendido de que el H. rudolfensis difería mucho de especies de homínidos anteriores, más simiescas. En concreto, Bromage es el primer científico que efectúa una reconstrucción del cráneo que cuestiona la descripción de este ancestro realizada por el célebre paleontólogo y arqueólogo Richard Leakey, quien lo representó como teniendo un aspecto facial vertical y un cerebro relativamente grande, una interpretación que había sido aceptada con pocas reservas hasta ahora.
La reconstrucción de Bromage también sugiere que los humanos desarrollaron un cerebro más grande y un rostro más vertical con una mandíbula menos prominente y dientes más pequeños, al menos 300.000 años después de lo que comúnmente se cree, quizás en una época tan reciente como hace entre 1,6 y 1 millón de años, cuando vivieron dos especies posteriores, el H. ergaster y el H. erectus.
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