29 mayo, 2007

Mega hermanas suben precio de la gasolina

Actualizado 3:00 A.M. (hora local)

  La Habana, martes 29 de mayo de 2007. Año 11 / Número 149

Periódico Granma

VICKY PELÁEZ

Dicen que este año, han sido escritos unos 300 000 artículos tratando de explicar el "misterio" de la vertiginosa subida del precio de la gasolina, que hace quebrar negocios y temblar a los consumidores, pero no convencieron a nadie, ni siquiera a sus propios autores.

El consumo supera las capacidades de refinación del crudo.

Atribuyeron el alza, a la guerra en Iraq y Afganistán; al posible bombardeo de Estados Unidos a Irán; a la guerra civil en Nigeria; a la captura de una lancha británica por los guardacostas de Irán; al recorte de extracción por los países miembros de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP) que poseen un 30% de las reservas mundiales; a la creciente demanda internacional; a la escasez de las reservas de oro negro; al aumento del costo de extracción, al enfriamiento entre EE.UU. y Venezuela; a maniobras geoestratégicas de Rusia; a especulaciones en la bolsa de valores que reaccionaba con nerviosismo "descontrolado" frente a noticias alarmantes en la prensa mundial globalizada, etc. Pero callan la realidad.

La gasolina alcanzó precios récords en Estados Unidos.

No cabe duda de que todos estos acontecimientos han influido en algo en los precios de gasolina pero no han sido determinantes, sino colaterales. Todavía no existe la escasez del petróleo en el mundo que sigue fluyendo abundante, sin interrupciones significativas a través de oleoductos.

La verdadera causa del encarecimiento de la gasolina consiste en la creciente incapacidad de refinerías de procesar el crudo. Dicen los especialistas que actualmente el consumo diario mundial de petróleo es de 85,3 millones de barriles, mientras la capacidad de refinación es de 82,8 millones de barriles. Es decir, diariamente se producen 2,5 millones de barriles de gasolina menos de la demanda.

Entonces cualquier persona diría que habría que construir nuevas refinerías y así satisfacer la demanda que automáticamente haría bajar el precio de la gasolina. ¡Allí está el problema!

Actualmente, solo 96 países de los 192 miembros de las Naciones Unidas tienen en su territorio refinerías.

De ellos, más de la mitad no son dueños de estas instalaciones. Son grandes corporaciones energéticas que dominan y controlan el proceso de refinación del petróleo. Hasta la crisis petrolera en 1973, las siete corporaciones energéticas más grandes del mundo, llamadas "Siete Hermanas" —Exxon, Mobil Oil, Royal Dutch Shell, British Petroleum (BP), Gulf, Chevron, Texaco—dominaban el proceso de producción, transporte, refinación, distribución y venta del oro negro en todo el planeta, excepto los países socialistas.

Después de la rebelión de los miembros de la OPEP las "Siete Hermanas" perdieron el 50% del control de la producción y transporte del crudo pero lograron retener la refinación y venta final de gasolina y productos derivados.

La globalización y el neoliberalismo ayudaron a los descendientes de las "Siete Hermanas", llamados ahora "Cuatro Mega hermanas" (ExxonMobil, Chevron Texaco, Royal Dutch Shell, BP) a retomar otra vez el poder energético y determinar su pulso, especialmente a través de la refinación que aporta más ganancia que la extracción del crudo. (Ahora se explica por qué Velazco Alvarado mandó construir una refinería en Perú, y hoy el sueño de Correa es tener una en Ecuador. Fujimori privatizó la peruana). Después del 2001, las "mega hermanas" modificaron todas las reglas del juego. Antes, un aumento del costo de extracción del petróleo en un 5 % producía un alza del precio de gasolina entre 3 a 8%.

Actualmente, el incremento del costo de producción en 5-8 % se transforma en la subida del precio de gasolina en un 25%. A la vez, las grandes corporaciones dejaron de construir refinerías. En Estados Unidos desde 1976 no inauguran ninguna, su número se redujo desde 1980, de 301 a 145. De las 10 más grandes refinerías en el mundo, dos están en Norteamérica: una en Baytown, Texas y otra en Baton Rouge, Louisiana, ambas son de la Exxon Mobil.

En estas condiciones, ya no hay ninguna esperanza para el retorno al precio barato de gasolina. A la larga siempre va a subir apoyado por la sumisión voluntaria del consumidor y un cálculo programado de las mega corporaciones. Es una advertencia clara para los países que tratan de tomar caminos diferentes: el petróleo y los recursos naturales no traen soberanía sin control nacional de su refinación y su transformación.

(Tomado de El Diario/La Prensa)

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