Boletín NC&T Vol. 1, No. 604 28 de Abril de 2008.
Investigadores de la Universidad de Washington han descubierto que regiones cruciales de procesamiento en los cerebros de hembras y machos de cierta especie de avispas no sólo se incrementan en tamaño con la edad, sino que además están asociadas con el hecho de ser dominante.
El estudio muestra además patrones diferentes de desarrollo del cerebro en hembras y machos. Ciertas subregiones en los especímenes examinados eran mayores en los machos, mientras que otras eran mayores en las hembras. Esto coincidió con las expectativas basadas en el mayor uso de la visión por los machos y la mayor dependencia de las antenas en las hembras.
El papel social de la avispa que fue estudiada, Mischocyttarus mastigorphorus, es inusual debido a que los machos son dominantes sobre las hembras, lo cual es raro entre los insectos que viven en sociedad. La mayoría de las sociedades de insectos, como las de abejas, hormigas o avispas, son predominantemente matriarcados, y en ellas los machos tienen una vida corta y son subordinados.
Sean O'Donnell y Yamile Molina, investigadores de la Universidad de Washington, encontraron un incremento en el crecimiento de ciertas áreas cerebrales en los insectos que procesan la información proveniente de los ojos y las antenas, y que están involucradas en el aprendizaje y en la memoria.
Aunque el tamaño total de dichas partes no era diferente entre los machos y las hembras, algunas subregiones específicas eran más grandes en cada sexo.
Los machos dependen de su visión cuando abandonan el nido en busca de oportunidades de apareamiento, y en el estudio se ha comprobado que la parte que recibe la información visual en cierta estructura cerebral es más grande en ellos. En contraste, la mayoría de las interacciones de las hembras tienen lugar en el nido, donde son importantes los sentidos del tacto y el olfato. En esa misma estructura cerebral, la parte que recibe la información proveniente de las antenas era más grande en las hembras.
¿Ser dominante es resultado de un cerebro grande, o bien estimula el crecimiento en tamaño del cerebro? Ésta es todavía una pregunta sin respuesta, y los científicos no saben con certeza cuál de ambas cosas se origina primero. Este nuevo estudio sugiere, sin embargo, que las altas demandas cognitivas de ser dominante estimulan la capacidad del cerebro, y esto parece respaldar una hipótesis que sugiere que los cerebros grandes de los humanos evolucionaron en respuesta a las demandas de interacciones sociales complejas.
Investigadores de la Universidad de Washington han descubierto que regiones cruciales de procesamiento en los cerebros de hembras y machos de cierta especie de avispas no sólo se incrementan en tamaño con la edad, sino que además están asociadas con el hecho de ser dominante.
El estudio muestra además patrones diferentes de desarrollo del cerebro en hembras y machos. Ciertas subregiones en los especímenes examinados eran mayores en los machos, mientras que otras eran mayores en las hembras. Esto coincidió con las expectativas basadas en el mayor uso de la visión por los machos y la mayor dependencia de las antenas en las hembras.
El papel social de la avispa que fue estudiada, Mischocyttarus mastigorphorus, es inusual debido a que los machos son dominantes sobre las hembras, lo cual es raro entre los insectos que viven en sociedad. La mayoría de las sociedades de insectos, como las de abejas, hormigas o avispas, son predominantemente matriarcados, y en ellas los machos tienen una vida corta y son subordinados.
Sean O'Donnell y Yamile Molina, investigadores de la Universidad de Washington, encontraron un incremento en el crecimiento de ciertas áreas cerebrales en los insectos que procesan la información proveniente de los ojos y las antenas, y que están involucradas en el aprendizaje y en la memoria.
Aunque el tamaño total de dichas partes no era diferente entre los machos y las hembras, algunas subregiones específicas eran más grandes en cada sexo.
Los machos dependen de su visión cuando abandonan el nido en busca de oportunidades de apareamiento, y en el estudio se ha comprobado que la parte que recibe la información visual en cierta estructura cerebral es más grande en ellos. En contraste, la mayoría de las interacciones de las hembras tienen lugar en el nido, donde son importantes los sentidos del tacto y el olfato. En esa misma estructura cerebral, la parte que recibe la información proveniente de las antenas era más grande en las hembras.
¿Ser dominante es resultado de un cerebro grande, o bien estimula el crecimiento en tamaño del cerebro? Ésta es todavía una pregunta sin respuesta, y los científicos no saben con certeza cuál de ambas cosas se origina primero. Este nuevo estudio sugiere, sin embargo, que las altas demandas cognitivas de ser dominante estimulan la capacidad del cerebro, y esto parece respaldar una hipótesis que sugiere que los cerebros grandes de los humanos evolucionaron en respuesta a las demandas de interacciones sociales complejas.
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