Actualizado 3:00 A.M. (hora local) La Habana, jueves 15 de noviembre de 2007. Año 11 / Número 316
El presidente de EE.UU., George W. Bush, dejará a su sucesor un país endeudado hasta el cuello, un dólar hundido en la miseria y una nación cuya estructura de clases va camino de parecerse a la de México o Brasil.
Así lo asegura el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz en un artículo del número de diciembre de Vanity Fair, que aparece en la página web de la revista.
"Cuando miremos en retrospectiva a la catástrofe que fue la administración Bush, pensaremos en muchas cosas", dice Stiglitz, quien menciona "la tragedia de la guerra de Iraq, la vergüenza de Guantánamo y Abu Ghraib y la erosión de las libertades civiles".
El profesor de la Universidad de Columbia, destaca que aunque "el daño infringido a la economía estadounidense no aparece cada día en los titulares", sus repercusiones "se dejarán sentir más allá de la vida de cualquiera que esté leyendo esta página".
Cuando Bush llegó a la Casa Blanca, Estados Unidos tenía un superávit de 2,2 billones de dólares, que pudieron haberse invertido en áreas clave, contrastó Stiglitz.
Empero, la actual administración dejará como herencia un sistema fiscal que favorece "terriblemente" a los ricos, una deuda nacional que "probablemente" habrá aumentado en un 70% cuando Bush deje el poder, enorme morosidad en el sector inmobiliario y unos precios del petróleo más altos que nunca debido, en gran medida, a la inestabilidad en Oriente Medio.
A eso, hay que sumar "un dólar tan débil que el comprar un café en Londres o París se ha convertido en una operación de altas finanzas".
Y la cosa no acaba ahí, ya que, según Stiglitz, "tras casi siete años de este presidente, EE.UU. está peor preparado que nunca para afrontar el futuro".
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