BANGKOK, 27 nov (IPS) - Activistas y autoridades sanitarias del Sur en desarrollo lanzarán una campaña con el fin de quebrar el monopolio de los grandes laboratorios sobre los medicamentos para tratar el VIH-sida y otras enfermedades, hoy de difícil acceso en el mundo pobre.
Unos 200 representantes de 20 países acordaron en Bangkok buscar "una alternativa al actual sistema de patentes medicinales, que fomente la innovación y garantice su disponibilidad para todos", según Kannikar Kijtiwatchakul, uno de los organizadores de la reunión.
Los participantes en la Conferencia Internacional sobre Patentes Obligatorias realizada bajo la consigna "Innovación y acceso para todos", analizaron la semana pasada los problemas que plantea el sistema vigente.
"La innovación está controlada por la industria farmacéutica y esto le permite ejercer un monopolio", dijo Kannikar.
Asistieron a la reunión representantes de Brasil, Camboya, China, Estados Unidos, India, Indonesia, Malasia y Tailandia, entre otros países, quienes eligieron como primer escenario de la campaña a la asamblea de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que deliberará en enero.
La iniciativa contempla entregar el borrador de un plan que concilie las demandas de los grandes laboratorios, que producen medicamentos patentados, y las necesidades de los pobres, quienes tienen acceso limitado o nulo a los tratamientos contra el sida debido a su elevado costo.
El texto será redactado por el Grupo de Trabajo Intergubernamental sobre Salud Pública, Innovación y Propiedad Intelectual de la OMS, que mantuvo a principios de noviembre una segunda ronda de discusiones al respecto.
"Queremos sumar nuestro aporte a esa tarea, para que nuestra voz sea escuchada en la reunión de enero", señaló Kannikar a IPS.
"La idea básica del plan es encontrar la forma óptima de impulsar la investigación y el desarrollo de medicamentos medicinales de costo accesible, de forma tal que las personas puedan recibir tratamiento, especialmente en los países pobres, con el énfasis puesto en la malaria, la tuberculosis y el sida", destacó el Observatorio de la Propiedad Intelectual, una publicación en Internet.
Los laboratorios farmacéuticos multinacionales han contribuido marginalmente al desarrollo de nuevos medicamentos que ayuden a los pobres.
"Sólo 10 por ciento de la inversión mundial en investigación farmacológica está dirigida directamente a las enfermedades que afectan a 90 por ciento de la población del planeta", dijo Jakkrit Kuanpoth, de la Universidad Wollongong de Sydney, Australia.
Un documento de trabajo de Mira Shiva, de la organización no gubernamental Acción Internacional para la Salud, destacó que entre 1975 y 2004 los gigantes farmacéuticos desarrollaron 1.556 nuevas drogas, pero sólo 18 de ellas apuntaron al tratamiento de enfermedades tropicales.
"Los laboratorios no se encargan de las innovaciones que son más importantes para los países pobres, aquéllas destinadas al tratamiento de las descuidadas enfermedades tropicales", señaló a IPS Brook Baker, profesor de la Universidad del Noreste de Boston, Estados Unidos.
"Invierten en lo que les garantiza la mayor tasa de retorno, de gente rica en los países ricos. Allí es donde obtienen más de 90 por ciento del dinero que destinan a investigación y desarrollo", agregó.
"Tendría que haber un nuevo sistema que premiara la innovación. Las naciones en desarrollo deberían pagar algo por esto, pero sólo en los casos en que respondan a sus necesidades", afirmó Baker.
Los activistas se preparan a resistir el contraataque de la industria farmacéutica, que controla un mercado de 650.000 millones de dólares. La totalidad de los países del sur y sudeste de Asia apenas aportan 1,3 por ciento de ese total.
La situación en Tailandia refleja este desafío. Esta nación del sudeste de Asia se ha convertido en un líder de los países pobres, que buscan sacar provecho de las reglas mundiales del comercio para asegurarse medicamentos genéricos baratos en el tratamiento de emergencias sanitarias como la pandemia de sida.
En el último año, Bangkok hizo uso de disposiciones aprobadas por la Organización Mundial de Comercio que permiten a los gobiernos otorgar licencias para la producción de medicamentos sin pagar las patentes a los laboratorios que los tienen registrados.
En dos casos se trató de drogas que prolongan la vida de personas infectadas con VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida) y en un tercero de un anticoagulante para enfermos cardíacos.
Alrededor de 10.000 tailandeses infectados con VIH, que requieren antirretrovirales de segunda línea, obtuvieron la esperanza de recibir medicación accesible. Se estima que actualmente más de 140.000 personas en este país son tratadas con antirretrovirales de primera línea.
Tailandia es uno de los países más castigados desde que la pandemia del sida se extendió por la región: hay 600.000 personas infectadas y alrededor de 300.000 murieron a causa del sida en las últimas dos décadas.
Pero los grandes laboratorios tienen otras prioridades, que quedaron en claro con los avisos a toda página publicados en los diarios locales, tanto en tailandés como en inglés.
"El descubrimiento de medicamentos ayuda a los médicos a salvar vidas", proclamó uno de ellos para justificar el monopolio de las multinacionales farmacéuticas, en una campaña de esas compañías para que Tailandia deje de otorgar licencias de producción de medicamentos.
El estadounidense Laboratorios Abbott, incluso, retiró siete nuevos medicamentos que había colocado en el mercado, incluido un antirretroviral que puede ser conservado fácilmente en climas tropicales.
También el gobierno de Estados Unidos acudió en defensa de los laboratorios multinacionales y castigó a Bangkok.
La Oficina del Representante de Comercio de ese país colocó a Tailandia en una lista "prioritaria" de observación sobre violaciones a la propiedad intelectual y dejó sin efectos exenciones arancelarias que beneficiaban a las exportaciones de este país.
"Se trata de una completa hipocresía que revela una doble moral. Nadie hace un escándalo cuando ese tipo de licencias se otorgan en Estados Unidos", dijo a IPS Robert Weissman, director de Acción Esencial, organización dedicada a analizar desde Washington la responsabilidad de las empresas.
"El gobierno estadounidense tiene el derecho automático de usar cualquier patente sin negociaciones previas. Hay muchas formas en que se otorgan estas licencias obligatorias", agregó.
"Es fundamental que la conducta de un país sea evaluada de acuerdo con el derecho internacional", afirmó William Aldis, coordinador de la oficina regional del sudeste de Asia de la OMS para políticas de salud e investigación, con sede en Nueva Delhi. "Tailandia no está violando ninguna regulación."
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