Actualizado 3:00 A.M. (hora local) La Habana, mártes 27 de noviembre de 2007. Año 11 / Número 328
Orfilio Peláez
pelaez@granma.cip.cu
Generadas por las tormentas de los desiertos, principalmente en el Sahara, las nubes de polvo parecen sumarse a la lista de los graves problemas ambientales del siglo XXI, al influir sobre amplias zonas del planeta.
El doctor Eugenio Mojena explica como avanza el polvo del Sahara hacia el océano Atlántico, impulsado por los vientos alisios.
Investigaciones recientes advierten que ese polvo contiene miles de microorganismos, como virus, bacterias y hongos, capaces de desatar epidemias y determinados trastornos de salud en el hombre, las plantas y los animales.
Es oportuno señalar que durante los últimos años en la región del Caribe se observa un significativo aumento de los casos de asma bronquial, asociados a la presencia de ese tipo de nubes procedentes del Sahara. Por sus nocivos efectos la comunidad científica comienza a llamarlo con el nombre de "viento maligno".
Al venir cargadas de hierro, sílice, cuarzo, sal y otros minerales, favorecen también la salinización de los suelos y la aparición en los océanos de las denominadas mareas rojas (concentraciones masivas de algas muy tóxicas ), causantes de la muerte de diferentes organismos marinos. Se les vincula, además, con el blanqueamiento de los corales.
Para tener una visión más completa de la magnitud del asunto, baste decir que la cantidad de polvo diseminada hacia la atmósfera por el desierto del Sahara creció 10 veces desde 1960 a la fecha, estimándose que los volúmenes anuales suman entre 2 000 y 3 000 millones de toneladas.
Como el suelo de la región está cada vez más contaminado debido a los desechos de la actividad humana, al ocurrir las tormentas dichos elementos pasan a formar parte de la nube, haciéndola más dañina para los ecosistemas.
CAZADORES DE "VIENTO MALIGNO"
Según explicó a este diario el doctor Eugenio Mojena, de la Sección de Satélites del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, cada año llegan a nuestra área geográfica grandes cantidades de partículas de polvo en forma de nubes procedentes del Sahara.
Estas emergen del continente africano y son transportadas en dirección oeste a través del flujo de los vientos alisios. Así avanzan sobre el Atlántico, hasta cruzar el mar Caribe y el Golfo de México.
Otro grupo de nubes puede moverse por la zona de las Islas Canarias y afectar a España, Portugal y Gran Bretaña. El desarrollo de la tecnología satelital permite observar desde el espacio todo este proceso, que comienza con el monitoreo de las tormentas de polvo (se diferencia de la de arena cuando el tamaño de la partícula es menor de cien micras).
Al ascender el polvo, surge una capa de aire muy caliente que se extiende a alturas de 3 a 7 kilómetros, cuya humedad relativa es de apenas el 3%.
Para Cuba el máximo de frecuencia de días con polvo del desierto del Sahara ocurre de mayo a agosto, pero los picos suelen presentarse entre junio y julio. En mucha menor medida, puede llegar polvo del desierto de Namibia y de los existentes en Asia.
De manera sistemática, las nubes de polvo han sido observadas en la ciudad de La Habana desde principios de la década del setenta del pasado siglo, mediante las fotos captadas por los satélites. A simple vista son días donde aparece una bruma muy intensa en el cielo, sin que haya otras condiciones meteorológicas para ello.
En la actualidad, precisa el doctor Mojena, hay un proyecto de investigación conjunta entre el departamento de Satélite del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología y el Instituto de Higiene y Epidemiología del Ministerio de Salud Pública, dirigido a establecer los posibles vínculos entre el polvo del Sahara y la aparición en nuestro medio de enfermedades respiratorias agudas y asma bronquial.
Incluso, señaló, con el apoyo del centro meteorológico provincial y las instituciones de salud del territorio hicimos un estudio preliminar en Guantánamo, cuyos resultados muestran un incremento de esas patologías cuando existen nubes de polvo sobre la zona.
Como parte de esa novedosa línea de trabajo, el departamento de Satélite informa de manera sistemática al MINSAP acerca de la presencia de tales contaminantes atmosféricos en cualquier punto del país, lo cual facilita una mejor preparación de los centros asistenciales para enfrentar posibles picos en la afluencia de asmáticos a los cuerpos de guardia.
Esta experiencia será expuesta en el IV Congreso Nacional de Meteorología, que tendrá lugar en la capital del 4 al 8 de diciembre.
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