LA HABANA, nov (IPS) - La creciente presencia de la educación popular en experiencias locales de transformación social estimula el debate en torno a la necesaria participación activa de la población en los cambios que deberá enfrentar la sociedad cubana si pretende mantener el socialismo como sistema.
La Red de educadoras y educadores populares existente en el país, con el respaldo del no gubernamental Centro Memorial Martin Luther King Jr. (CMMLK), ha materializado ya aportes a la discusión en áreas como el trabajo comunitario, el gobierno local, la agro-ecología y la salud.
"La contribución de la educación popular en Cuba está relacionada con socializar y contribuir a desplegar una cultura de la participación de las personas en su vida social, en las organizaciones, en el espacio laboral", señaló a IPS Joel Suárez, coordinador general del CMMLK.
"Somos partícipes de una cultura política heredada y recreada entre nosotros, en la cual todavía perviven métodos anquilosados, verticalismo y autoritarismo", reconoció Suárez. "La educación popular puede hacer una contribución a formas más socialistas y socializadoras de organización y conducción de los procesos sociales", dijo.
A juicio del activista, un ámbito de acción muy importante en este sentido es el funcionamiento de los órganos del Poder Popular, que es "la expresión concreta de la participación de las cubanas y los cubanos en el gobierno y en los destinos de esta nación".
En Ciudad de La Habana, los Talleres de Transformación Integral del Barrio, vinculados a las autoridades locales, han comenzado a organizar la capacitación de los nuevos delegados del Poder Popular (concejales), a partir de las concepciones de la educación popular.
"Nuestras organizaciones sociales y de masas también tienen que ser sujeto y objeto de transformaciones, de dinamismo, de autonomía, porque son espacios importantes para la participación de las personas", sostuvo Suárez, quien mencionó la aparición de iniciativas renovadoras también en el sector sindical.
Otras experiencias en curso, como las de la Universidad Agraria de La Habana y la Estación experimental de suelos Escambray, en la central provincia de Cienfuegos, han revolucionado los modos tradicionales de participación en el trabajo comunitario y ambiental en comunidades rurales y en el desarrollo agrario sostenible.
La influencia de la educación popular ha penetrado, además, proyectos culturales, programas de prevención de salud, espacios académicos en universidades, y el funcionamiento de iglesias y comunidades religiosas desde Guantánamo, el extremo este del país, hasta Pinar del Río, en el occidente del país.
Esta concepción pedagógica-política, nacida de la mano del pedagogo y filósofo brasileño Paulo Freire (1921-1997), "apunta al fortalecimiento de las personas y los grupos humanos como sujetos críticos y conscientes" frente a su realidad, indicó Suárez.
Desde 1995, el CMMLK desarrolla un programa de Educación Popular y Acompañamiento a Experiencias Locales, que capacita y asesora a personas y grupos, para "contribuir al desarrollo y socialización de una cultura de participación en y de los sujetos sociales de la sociedad cubana."
Para el trienio 2006-2008, este programa se propuso "ampliar y fortalecer el tejido social comprometido con el proyecto de equidad y justicia social en Cuba, con pensamiento crítico y con capacidades políticas para la reformulación de la participación consciente y organizada de sujetos sociales".
El CMMLK cuenta hoy con una red de más de un centenar de colaboradores a lo largo de la isla, además de propiciar el desarrollo de 21 grupos de Formación en Educación Popular Acompañada a Distancia (FEPAD), que sustentan un creciente número de iniciativas en distintos puntos de la geografía del país caribeño.
Luego de un proceso de debates territoriales que reunió a 435 personas y presentó los resultados de 71 experiencias, la Red de educadoras y educadores populares efectuó su primer encuentro nacional entre el 12 y el 16 de este mes en la localidad de Caimito, poco más de 20 kilómetros al oeste de La Habana.
La Red se define "como un tejido que promueve relaciones sociales caracterizadas por la solidaridad, la justicia, la equidad, los sentimientos de pertenencia e identidad, la cooperación y la inclusión social, que reconoce, entre otras, la diversidad sexual, religiosa y generacional".
En la actualidad, el intercambio entre sus miembros se articula en torno a tres nodos temáticos: desarrollo local y trabajo comunitario, género y educación popular, y medio ambiente. Este último comprende temas como "extensionismo" agrícola, educación ambiental y agro-ecología.
Las sesiones del encuentro partieron del análisis de la situación de la isla, "a tono con el debate que de manera creciente se ha ido instalando este año en el país, con un fuerte empujón tras el discurso de Raúl Castro (en la presidencia interina del país) el 26 de julio", apuntó Joel Suárez, de 45 años.
"Es interesante que, a pesar de las angustias de la gente y las dificultades de la vida cotidiana, se notó en los participantes una mística y un reencantamiento de su compromiso político y revolucionario", afirmó el coordinador.
Sin embargo, Suárez admitió que la propuesta de la educación popular, choca aún con "zonas de nuestra cultura política, donde pervive el 'patriarcalismo', el verticalismo y el autoritarismo", expresión de los métodos "anquilosados y viejos" criticados por el presidente en funciones Raúl Castro.
En sus discusiones, los integrantes de la Red manifestaron que debían luchar contra "molinos de vientos convertidos en gigantes a fuerza de burocratismo", presentes en "instituciones con falta de osadía, muy poca iniciativa, más pendientes de los que viene 'de arriba' que de lo que emerge del pueblo."
"Creo que la nuestra es una contribución modesta, pero importante, en el momento que vive el país, en la necesaria e imprescindible profundización y perfeccionamiento del socialismo cubano", aseguró Suárez.
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