Actualizado 3:30 A.M. (hora local) | La Habana, jueves 22 de noviembre de 2007. Año 11 / Número 323 |
Mukasey, Schumer y Feinstein deberían hablar con el periodista francés Henri Alleg. Editor de un periódico en Argelia, en 1957 fue sometido al llamado "submarino", o "waterboarding", por el ejército francés, cuando los franceses intentaban aplastar el movimiento independentista argelino. El periodista, de 86 años de edad, habló conmigo desde su casa en París:
"Me pusieron sobre una tabla, me sujetaron a ella con correas y me acercaron a un grifo. Me cubrieron la cara con un trapo. Enseguida el trapo se llenó de agua. Uno tiene la sensación de estar ahogándose. El agua corría por toda mi cara. No podía respirar. Es horrible, una sensación horrible de tortura y de muerte, de estar a punto de morir".
El periodista Stephen Grey, cuyo documental Rendición Extraordinaria se emite en los canales de TV de la PBS, me contó: "Yo, como muchos periodistas, debería publicar una corrección, en realidad una disculpa, porque todos hemos dado a conocer a 'el submarino' como una simulación de ahogamiento. Está claro, según los que lo han practicado, que se trata de un ahogamiento real... es algo que causa un fuerte impacto en la conciencia y, por lo tanto, estamos hablando de tortura".
"Uno tiene la sensación de estar ahogándose. No podía respirar", refirió el periodista Henry Alleg a Democracy Now.
En una encomiable demostración de compromiso con su trabajo, el ex fiscal general adjunto en funciones, Daniel Levin, según ABC News, se sometió al "submarino" cuando la Casa Blanca le encargó que replanteara su postura oficial sobre la tortura en el 2004. Cuando llegó a la conclusión de que "el submarino" es una forma de tortura, fue desplazado de su cargo.
El pasado 5 de noviembre, activistas contra la tortura efectuaron una demostración real de un "simulacro de ahogamiento" frente al Departamento de Justicia. El actor de 26 años Maboud Ebrahimzadeh se ofreció como voluntario para ser la víctima. Al terminar la sesión, estaba al borde del llanto: "Es la experiencia más aterradora que he vivido. Y, a pesar de que es un ambiente controlado, cuando el agua entra en tus pulmones, quieres gritar, pero no puedes, porque ni bien lo haces te ahogas".
Cuatro abogados militares enviaron una carta a Patrick Leahy, presidente del Comité Judicial del Senado, declarando lo siguiente: "El 'submarino' es inhumano, constituye tortura y es ilegal". Veinticuatro ex agentes y analistas de inteligencia manifestaron su acuerdo con los abogados militares, añadiendo: "Sea que los servicios de inteligencia de EE.UU., estén actualmente usando o no esta práctica, debería ser bien fácil para él (Mukasey) responder".
A pesar de esto, Mukasey declaró ante el Comité Judicial del Senado: "Desconozco lo que implica esta técnica, no sé si 'el submarino' es una forma de tortura".
En la audiencia del Comité Judicial en la que se votó sobre el nombramiento, Leahy dijo: "Ningún senador debiera ser cómplice de las manipulaciones legales de esta administración. Hemos perseguido las llamadas 'torturas del agua' durante más de 100 años".
Soldados de EE.UU., han sido procesados por participar en simulaciones de ahogamiento en Filipinas en 1901 y en Vietnam en 1968. Estados Unidos encarceló a un oficial japonés en 1947 por usar este método contra tropas estadounidenses en la Segunda Guerra Mundial.
El senador Edward Kennedy añadió: "No se equivoquen: el submarino ya es ilegal para la ley estadounidense. Es ilegal según las Convenciones de Ginebra, que prohíben 'ofensas contra la dignidad personal', lo que incluye el trato cruel, humillante y degradante. Es ilegal según la Ley contra la Tortura, que prohíbe actos 'destinados específicamente a infligir sufrimiento severo ya sea mental o físico'. Es ilegal según la Ley sobre el Trato a los Detenidos, que prohíbe el 'trato cruel, inhumano o degradante'. Y viola la Constitución".
El senador prosiguió: "El simulacro de ahogamiento es una asfixia en cámara lenta que proporciona suficiente tiempo para contemplar la inevitabilidad del desmayo y la muerte. Normalmente la persona que lo sufre se pone histérica durante el proceso. Para los no iniciados resulta horrible observarlo, y si sale mal puede llevar a una hipoxia terminal. Cuando se hace correctamente, es una muerte controlada".
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