10 julio, 2008

Biología: Un Estudio Muestra la Relación Depredación-Evolución

Boletín NC&T Vol. 1, No. 519 3 de Octubre de 2007.

Foto: John Warren HuntleyEl registro fósil parece indicar que la diversidad de criaturas marinas se ha elevado y ha decrecido durante cientos de millones de años en clara correlación con la presión ejercida por sus depredadores, según un nuevo estudio realizado por expertos del Instituto Tecnológico de Virginia (Virginia Tech).

Durante décadas ha existido un fuerte debate entre paleontólogos, biólogos y ecólogos acerca del papel de las interacciones ecológicas, tales como la depredación, en las pautas seguidas por la evolución animal a largo plazo.

John Warren Huntley y Micha Kowalewski decidieron estudiar la importancia de la ecología escarbando en la literatura científica en busca de incidentes de depredación en los invertebrados marinos, como las almejas y sus parientes.

Hoy, algunos depredadores dejan marcas fáciles de identificar sobre las conchas de sus presas, como agujeros limpios y redondeados. Tales agujeros taladrados por los depredadores pueden ser encontrados también en las conchas fósiles.

Los investigadores también buscaron cicatrices en las conchas de las criaturas que sobrevivieron a un ataque.

El estudio fue realizado a partir del análisis de los datos aportados por estudios que informasen sobre la frecuencia de agujeros taladrados y de cicatrices en las especies fósiles de los últimos 550 millones de años.

En primer lugar, Huntley y Kowalewski encontraron que la depredación se incrementó notablemente hace unos 480 millones de años, unos 50 millones de años más temprano que lo sugerido por estudios anteriores. Los estudios más antiguos se basaban en los cambios en la morfología (depredadores con mandíbulas y garras más fuertes, y presas con conchas más ornamentadas). En el nuevo estudio, los investigadores se centraron en la frecuencia de los ataques, los cuales se incrementaron unos 50 millones de años antes de que aparecieran los cambios en las estructuras que ejercen de armadura.

Pero el descubrimiento más notable ha sido la observación de que la incidencia de agujeros taladrados y cicatrices presenta un fuerte paralelismo con la curva de diversidad de Sepkoski para los invertebrados marinos. Esta curva de diversidad, elaborada por el fallecido Jack Sepkoski, de la Universidad de Chicago, registra el origen y la extinción de géneros de animales marinos a través de los últimos 540 millones de años.

Los investigadores ofrecen tres hipótesis rivales para explicar la correlación.

La primera hipótesis es que la intensidad de la depredación pudo estar dirigiendo la diversificación. En este caso, las interacciones ecológicas podrían ser de especial importancia para la evolución. Los organismos evolucionan a largo plazo en respuesta a sus enemigos. Y si se incrementa la intensidad de depredación, más especies evolucionarán.

La segunda hipótesis es que a medida que la biodiversidad se elevó, evolucionaron los depredadores con estrategias de alimentación más complejas. Las técnicas sofisticadas de depredación, como la de taladrar y abrir las conchas, están más guiadas por la evolución que las formas de depredación más primitivas, como la ingestión de invertebrados enteros. En este escenario, cabe esperar que evolucionen formas sofisticadas de depredación sólo cuando la diversidad es alta.

Y la tercera hipótesis es que existe una desviación engañosa de datos que influye sobre las probabilidades de los investigadores para encontrar muestras con altas intensidades de depredación. Algunos períodos tienen más rocas sedimentarias, y por ende más fósiles preservados que otros períodos. Así pues, se observará menos diversidad cuando haya menos fósiles que estudiar, y se puede llegar a conclusiones equivocadas.

Ahora, los investigadores tratarán de comprobar estas hipótesis

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