12 julio, 2008

Ñuñoína de tres siglos

Primorosa, con una bata rosada y un collar de dos vueltas, recibió el día de su cumpleaños el cariñoso saludo del alcalde Sabat. El edil le llevó un gran ramo de flores y se entabló un simpático diálogo entre ambos, en que no faltaron los requiebros y piropos. "Está cada día más linda", le dijo el alcalde. "Me la habría raptado", enfatizó. Ella respondió coqueta, "Usted es una tentación, está tan buen mozo y gentil. Es el hombre para mí".

La menor de once hermanos y con dos matrimonios, doña María vive en el Hogar del Buen Samaritano, ubicado en Av. Irarrázaval con Ortúzar. Allí es la regalona y ese día compartió una rica torta de piña con las personas que se reunieron para saludarla.

Oriunda de Loncomilla, en San Javier, repartió su vida entre el campo y la ciudad. Una de sus últimas ocupaciones fue la de funcionaria del entonces importante diario La Nación, donde trabajó 10 años hasta jubilar.

¿Cuál fue la mejor época que recuerda?

Todas las épocas tienen de bueno y de malo, lo importante es saberlas vivir con vitalidad, con dedicación a lo que uno hace, con amor a la familia.

Nacida en 1898, (siglo XIX), aunque lúcida, su mente se escapa en historias que conoció íntimamente, como distintos gobiernos, terremotos y cambios radicales en la tecnología.

¿Cuál fue el hecho histórico que más la marcó?

Los horrores de las dos guerras mundiales y de la Guerra Civil Española, sobre todo cuando lanzaron las bombas atómicas. Qué terrible que el mundo pueda llegar a cosas tan malas

Y en ese sentido, ¿qué le diría a los jóvenes?

Que la realidad es que hay de todo para ser feliz. Es cosa de querer la vida y entregarse a las causas nobles.

Doña María sabe de penas. Su primer marido murió cuando estaba de luna de miel. Y el segundo, la dejó en la ruina. "Pero son cosas del pasado, ahora tengo aquí a mi futuro marido", dice lanzando una carcajada y mirando con coquetería al alcalde.

J.E / M.I.R
27/06/2008

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