Boletín NC&T Vol. 1, No. 515 20 de Septiembre de 2007.
El área del cerebro responsable del autocontrol está separada del área asociada con la toma de acciones, según una nueva investigación. Los resultados esclarecen un aspecto muy importante del control cerebral de la conducta: la capacidad de decidir no hacer una cosa después de haber desarrollado la intención de hacerla. A este mecanismo psicológico se le podría definir como la libertad de no actuar, en contraposición a la libertad de actuar.
Es muy importante identificar los circuitos que habilitan la libertad de no actuar, debido a los muchos trastornos psiquiátricos en los cuales los problemas de autocontrol tienen un papel prominente, desde el déficit de atención hasta la drogodependencia, la ludopatía y otros problemas de personalidad.
Los hallazgos amplían el conocimiento de las bases neuronales de la toma de decisiones, y pueden ayudar a explicar por qué algunos individuos son impulsivos mientras que otros son renuentes a actuar.
Marcel Brass, del Instituto Max Planck para las Ciencias Humanas Cognitivas y del Cerebro y de la Universidad de Gante, y Patrick Haggard, del University College de Londres, usaron resonancia magnética funcional por imágenes (fMRI) para estudiar la actividad del cerebro de participantes que oprimían un botón en momentos escogidos por ellos. Los investigadores compararon datos de estos experimentos con resultados de cuando los participantes se preparaban para oprimir el botón y decidían cancelar la acción.
A quince participantes, ninguno zurdo, se les pidió oprimir una tecla en un teclado, así como escoger algunas ocasiones en las que se detuvieran justo antes de apretarla. Los participantes también indicaron en un reloj el instante en que se propusieron oprimir la tecla, y, si era el caso, el momento en que decidieron contenerse. Cuando Brass y Haggard compararon imágenes obtenidas por fMRI de los dos escenarios, encontraron que la cancelación de la decisión generaba actividad en el área dFMC, una zona en la línea media del cerebro, localizada directamente sobre los ojos, que no mostraba actividad cuando los participantes proseguían con la acción. Además, aquellos que escogían detener la acción intencionada más a menudo mostraban mayor contraste en la actividad de la dFMC.
La capacidad de detener una acción que ya hemos preparado pero luego reconsiderado es una distinción importante entre la conducta inteligente y la impulsiva, y también entre el Ser Humano y otros animales.
En estudios futuros, se emplearán métodos con una mayor resolución cronológica, como el EEG, para determinar si el proceso inhibitorio podría operar en el breve período de tiempo entre el momento de la intención consciente y el punto de no retorno para la acción motora.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario