"Vivió y murió como un héroe"
Con emotivos testimonios de gente común se elaboró el documental que TVN emitirá este miércoles. Aquí, su director define al ex Presidente socialista como un ejemplo de consecuencia. Un hombre sensible al dolor ajeno y con alma de médico, el cual, si estuviera vivo "estaría desesperadísimo con la contaminación", dice Vera.
-¿Qué es lo que no tiene Prat que Allende sí? O ¿qué le falta a Allende para ser el Gran Chileno?
Con emotivos testimonios de gente común se elaboró el documental que TVN emitirá este miércoles. Aquí, su director define al ex Presidente socialista como un ejemplo de consecuencia. Un hombre sensible al dolor ajeno y con alma de médico, el cual, si estuviera vivo "estaría desesperadísimo con la contaminación", dice Vera.
-¿Qué es lo que no tiene Prat que Allende sí? O ¿qué le falta a Allende para ser el Gran Chileno?
-No puedo responder eso (se ríe). Lo que sí puedo decir es que él es un ícono de consecuencia y ese es un tópico muy difícil de discutir. Un ejemplo como pocos en la historia reciente de Chile y en circunstancias y contextos muy duros, lo que para mí lo hace el personaje más grande de todos.
-¿Grande y nuestro? ¿Cuál va a ser el tono del documental?
-El documental recoge ese valor (la consecuencia) y por otro lado entrega un perfil más intimo de Allende. Una faceta que conocemos poco, por lo menos en televisión, y que nos da señales de cómo era su personalidad. Por ejemplo, su hija Isabel Allende habla de su vida familiar y de cómo era como papá. Él es un personaje muy querible, que fue tremendamente simpático, encantador. Nosotros caminamos harto por su cuestionada y/o valorada labor política. Pero a pesar de que la Corte Suprema le llamó la atención algunas veces, creemos que todo lo que hizo estuvo dentro de los marcos legales.
-Además de Isabel Allende, ¿quiénes hablan?
-Quiero mantener la sorpresa. Pero no vamos a ver su entorno político más cercano, sino las voces de gente anónima. Personas que lo conocieron, que trabajaron con él y que lo recuerdan. Gente común y corriente que sintió que el Gobierno de Allende ayudó a sus familias, que los sacó de la pobreza, que de alguna manera los hizo visibles para el resto de la sociedad. Son testimonios muy emotivos.
-¿Tú eres uno de esos seres anónimos? ¿Cuál es tu personal vínculo con el personaje?
-Yo a él lo respeto mucho. Y me parece un personaje muy admirable. Sobre todo por su capacidad de llevar adelante un ideal. Si bien el hombre se debe a su época y tiene que ver con ideologías y causas, siento que hay una carencia hoy en día. Y él representa esa pérdida. Allende tenía una mirada de país muy valiosa, una vocación de servicio público indiscutible y, más allá de la visión política, luchó por construir una sociedad más justa.
-¿Y qué crees que pensaría Allende del Chile de hoy? Del gobierno de Bachelet, de las tribus urbanas, de la farándula, ¿habría subvencionado la bencina?
-Yo creo que estaría en una contradicción, porque a pesar de lo que dicen los detractores, él era un libre pensador. En ese sentido, creo que se habría adaptado, que estaría súper cerca de la juventud y trabajando por el bien común. No sé si subvencionaría la bencina, pero estaría desesperado, ideando soluciones para la contaminación de Santiago, por ejemplo. Era tan fuerte su vocación de médico que estaría preocupado de las colas en los consultorios, de la congestión urbana, del estrés y las patologías mentales. A Allende le gustaba estar con la gente, era muy sensible al dolor ajeno y conocía muy de cerca el sufrimiento de su pueblo.
-¿Algún defecto?
-Cuesta verle defectos, pero sí podemos decir que era trabajólico a morir. Y que sus colaboradores caían como moscas, porque no aguantaban el ritmo de trabajo, porque se enfermaban. Era una máquina, un loco que funcionaba desde las siete de la mañana y hasta las cuatro de la madrugada, que dormía a ratos.
-¿Héroe o antihéroe?
-Héroe. Aunque a algunos no les guste. Vivió y murió como tal.
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