BEIJING, ene (IPS) - Aunque China incrementa la cooperación con sus vecinos del sudeste asiático, sus crecientes necesidades energéticas han provocado que resucitara los reclamos territoriales, que habían permanecido latentes durante años, sobre áreas ricas en hidrocarburos.
La decisión de Beijing de crear una nueva administración responsable por los archipiélagos de las islas Paracelso y Spratly, en el sur del mar de China, no creó un gran revuelo doméstico, pero generó tensiones en la región y centró la atención de los países vecinos en los territorios en disputa.
En las dos principales ciudades de Vietnam, Hanoi y Ho Chi Minh, se registraron manifestaciones callejeras sin precedentes en diciembre. Centenares de jóvenes marcharon en torno a la representación diplomática de Beijing con pancartas que decían "¡Abajo China!" y "¡Larga vida a Vietnam!".
A principios de enero, un conflicto entre barcos pesqueros de ambos países en las aguas internacionales del golfo de Tonkin provocó una protesta de Beijing, donde los medios de prensa estatales alegaron que los barcos vietnamitas atacaron a los pescadores chinos y dispararon contra ellos.
Antes de que se calmaran las aguas del mar de China meridional, Taiwán anunció que el presidente Chen Shui-bian tiene planes de visitar las islas Spratly, reforzando la reivindicación taiwanesa sobre esos territorios en disputa.
La cadena de islas Paracelso y Spratly han sido foco de conflicto por mucho tiempo.
Ricas en petróleo, las Spratly son reclamadas en su totalidad o en parte por Brunei, China, Filipinas, Malasia, Taiwán y Vietnam. Asimismo, China, Taiwán y Vietnam reivindican su soberanía sobre las islas Paracelso.
Los años 80 y principios de los 90 fueron un período de intensa rivalidad entre las naciones del sudeste asiático, que comenzaron a construir pistas de aterrizaje, puertos pesqueros, faros y puestos de observación en las islas. También iniciaron la explotación de gas y petróleo en asociación con compañías extranjeras.
China se enorgullece por haber tomado la delantera en la estabilización de esta región, a través de una política de "amistad y beneficios" hacia sus vecinos.
En un esfuerzo para estrechar lazos con los miembros de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (Asean, por sus siglas en inglés), dejó de lado el énfasis en los reclamos territoriales y planteó que los recursos deberían ser explotados de manera conjunta.
Un acuerdo de 2002 entre China y la Asean comprometió a todas las partes a resolver pacíficamente las disputas. Dos años más tarde, China y Filipinas se asociaron para extraer gas y petróleo. En 2005 se les unió Vietnam para realizar tareas de exploración que permitieran cuantificar las reservas energéticas de la zona.
Beijing "siempre ha visto la resolución de disputas en el mar de China Meridional como parte de un proceso", dijo He Sheng, del Instituto Chino de Relaciones Internacionales.
"Debemos comenzar con objetivos que son alcanzables y trabajar gradualmente para resolver los temas más complejos. Para llegar a la exploración y explotación conjunta de los recursos oceánicos necesitamos mayor confianza y perseverancia", agregó.
El período de relativa calma llegó a un abrupto fin en diciembre, cuando estallaron en varias ciudades vietnamitas demostraciones callejeras de corte nacionalista, que según se dice contaron con una luz verde del gobierno.
Vietnam ha mostrado una histórica desconfianza hacia China y en 1979 ambos países se enfrentaron en una breve guerra fronteriza.
Las protestas fueron la consecuencia de la ratificación, por parte de la legislatura china, de planes para establecer una nueva ciudad administrativa, llamada Sansha, en la isla Hainan, para el manejo de los archipiélagos Macclessfield, Paracelso y Spratly.
El sitio oficial de Internet de la ciudad de Sansha rastrea los reclamos chinos sobre los archipiélagos hasta la época de su descubrimiento durante la dinastía Qin, alrededor de 200 AC y destaca que tropas imperiales se establecieron en las islas Paracelso en 1045.
Esta semana, el consejero estatal chino Tang Jiaxuan y el viceprimer ministro vietnamita Pham Gia Khiem se reunieron en un esfuerzo para aliviar las tensiones, aunque Beijing no perdió tiempo en su reivindicación sobre los territorios en disputa.
"China tiene una indisputable soberanía sobre las islas y las aguas que las rodean", dijo la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Jiang Yu. "Líderes de ambas naciones han acordado resolver la cuestión a través del diálogo y las consultas", agregó.
"En los últimos años Beijing ha sido más enérgico en sus disputas no resueltas con sus vecinos, pero creo que la razón detrás de la creación de Sansha es el petróleo", dijo un diplomático extranjero destinado en esta capital.
Desde que China desplazó a Japón del puesto de segundo consumidor mundial de petróleo en 2003, Beijing ha estado bajo atenta observación por su papel en el mercado energético global. Su voraz apetito por los hidrocarburos y otras materias primas ha sido señalado como el responsable por los constantes aumentos en los precios.
En 2007, China importó la mitad del petróleo que consumió. Aunque ese volumen sólo representa nueve por ciento del comercio internacional de crudo, se estima que su demanda crecerá exponencialmente en los próximos años.
Expertos chinos hacen referencia a la necesidad de Beijing de desarrollar una "diplomacia energética" para asegurar el continuo abastecimiento del país de petróleo y gas.
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