Boletín NC&T Vol. 1, No. 580 27 de Febrero de 2008.
Las personas de culturas diferentes acostumbran a sus cerebros a resolver de modo diferente las mismas tareas visuales de percepción, según unos investigadores del MIT y sus colegas, en el primer estudio de su tipo realizado por medio de imágenes del cerebro.
Menéame
La investigación psicológica ha establecido que la cultura en países como por ejemplo EE.UU., valora lo individual y da énfasis a la independencia de los objetos con respecto a sus contextos, mientras que las sociedades de Asia Oriental dan énfasis a la colectividad y la interdependencia contextual de los objetos. Los estudios de comportamiento han demostrado que estas diferencias culturales pueden influenciar a la memoria e incluso a la percepción. ¿Pero se reflejan en los patrones de la actividad cerebral?
Para averiguarlo, un equipo dirigido por John Gabrieli, profesor del Instituto McGovern para las Investigaciones del Cerebro, del MIT, pidió a 10 asiáticos recientemente llegados a Estados Unidos, y a 10 estadounidenses, que hicieran rápidos juicios de percepción mientras se sometían a un escáner para obtener imágenes de su cerebro por medio de una resonancia magnética funcional (fMRI), una tecnología que mapea los cambios en el flujo de la sangre en el cerebro que se corresponden con los procesos mentales.
Los colegas de Gabrieli en el trabajo fueron Trey Hedden (del Instituto McGovern), Sarah Ketay y Arthur Aron (de la Universidad Estatal de Nueva York en Stony Brook) y Hazel Rose Markus (de la Universidad de Stanford).
A los sujetos se les mostró una sucesión de estímulos que consistían en líneas dentro de cuadrados, y se les pedía que compararan cada estímulo con el anterior. En algunos tests, juzgaban si las líneas eran de la misma longitud sin tener en cuenta los cuadrados circundantes (un juicio absoluto de objetos individuales independientes del contexto). En otros tests, decidían si las líneas estaban en la misma proporción con respecto a los cuadrados, sin tener en cuenta el tamaño absoluto (un juicio relativo de objetos interdependientes).
En anteriores estudios del comportamiento con tareas similares, los estadounidenses eran más exactos en los juicios absolutos, y los asiáticos en los juicios relativos. En el estudio actual, las tareas eran lo bastante fáciles para que no hubiera ninguna diferencia en el rendimiento entre los dos grupos.
Sin embargo, los dos grupos mostraron pautas diferentes de activación cerebral al realizar estas tareas. Para los estadounidenses, a quienes generalmente les resulta más difícil hacer juicios relativos, se activaron más en tales casos las regiones del cerebro involucradas en las tareas mentales que exigen atención. En cambio, mostraron una activación mucho menor de estas regiones al hacer juicios absolutos, los cuales les resultan más familiares culturalmente. Los asiáticos mostraron la tendencia opuesta, empleando los sistemas de atención del cerebro, más para los juicios absolutos que para los relativos.
Las personas de culturas diferentes acostumbran a sus cerebros a resolver de modo diferente las mismas tareas visuales de percepción, según unos investigadores del MIT y sus colegas, en el primer estudio de su tipo realizado por medio de imágenes del cerebro.
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La investigación psicológica ha establecido que la cultura en países como por ejemplo EE.UU., valora lo individual y da énfasis a la independencia de los objetos con respecto a sus contextos, mientras que las sociedades de Asia Oriental dan énfasis a la colectividad y la interdependencia contextual de los objetos. Los estudios de comportamiento han demostrado que estas diferencias culturales pueden influenciar a la memoria e incluso a la percepción. ¿Pero se reflejan en los patrones de la actividad cerebral?
Para averiguarlo, un equipo dirigido por John Gabrieli, profesor del Instituto McGovern para las Investigaciones del Cerebro, del MIT, pidió a 10 asiáticos recientemente llegados a Estados Unidos, y a 10 estadounidenses, que hicieran rápidos juicios de percepción mientras se sometían a un escáner para obtener imágenes de su cerebro por medio de una resonancia magnética funcional (fMRI), una tecnología que mapea los cambios en el flujo de la sangre en el cerebro que se corresponden con los procesos mentales.
Los colegas de Gabrieli en el trabajo fueron Trey Hedden (del Instituto McGovern), Sarah Ketay y Arthur Aron (de la Universidad Estatal de Nueva York en Stony Brook) y Hazel Rose Markus (de la Universidad de Stanford).
A los sujetos se les mostró una sucesión de estímulos que consistían en líneas dentro de cuadrados, y se les pedía que compararan cada estímulo con el anterior. En algunos tests, juzgaban si las líneas eran de la misma longitud sin tener en cuenta los cuadrados circundantes (un juicio absoluto de objetos individuales independientes del contexto). En otros tests, decidían si las líneas estaban en la misma proporción con respecto a los cuadrados, sin tener en cuenta el tamaño absoluto (un juicio relativo de objetos interdependientes).
En anteriores estudios del comportamiento con tareas similares, los estadounidenses eran más exactos en los juicios absolutos, y los asiáticos en los juicios relativos. En el estudio actual, las tareas eran lo bastante fáciles para que no hubiera ninguna diferencia en el rendimiento entre los dos grupos.
Sin embargo, los dos grupos mostraron pautas diferentes de activación cerebral al realizar estas tareas. Para los estadounidenses, a quienes generalmente les resulta más difícil hacer juicios relativos, se activaron más en tales casos las regiones del cerebro involucradas en las tareas mentales que exigen atención. En cambio, mostraron una activación mucho menor de estas regiones al hacer juicios absolutos, los cuales les resultan más familiares culturalmente. Los asiáticos mostraron la tendencia opuesta, empleando los sistemas de atención del cerebro, más para los juicios absolutos que para los relativos.
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