Actualizado 5:30 P.M. (hora local) | La Habana, viernes 31 de agosto de 2007. Año 11 / Número 242 |
En conferencia magistral en la sede de la Cancillería argentina, dijo que en los últimos 25 años los índices de pobreza e indigencia en Latinoamérica se mantuvieron en lo esencial y su magnitud pasó de 136 millones de pobres en 1980 a 205 millones en el 2005.
Lo paradójico, subrayó el especialista argentino, radica en la discrepancia enorme entre la riqueza potencial en la región y la generada, muy chocante en comparación con otras regiones del planeta, a pesar de poseer una situación privilegiada en recursos naturales.
Una región que produce alimentos para 1 600 millones de personas, tres veces más que su población, con personas que se mueren por desnutrición y padecen hambre, indica que no basta con la existencia de comida, sino que es necesario el acceso a ella, dijo.
Opinó que uno de los indicadores clave para medir la pobreza del subcontinente es la mortalidad materna, de 91,3 por cada 100 000 nacidos vivos, y la infantil, de 32,1 por cada 1 000 nacidos vivos.
Resaltó la incidencia de los homicidios, con 25,3 por cada 100 000 habitantes. Todo ello, subrayó Kliksberg, demuestra que en la región la pobreza mata y excluye.
La ascendencia de esta situación en los jóvenes mereció la atención del académico, autor de 47 obras sobre la temática económico-social, al subrayar que entre 1990 y el 2002, la cantidad de pobres entre ellos aumentó en 17 millones 600 000, con lo cual totalizaron 58 millones.
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