05 marzo, 2008

Lo bueno de filmar historias

Actualizado 2:00 A.M. (hora local)

  La Habana, miércoles 5 de marzo de 2008. Año 12 / Número 65

Periódico Granma
Una conversación con el cineasta chileno Matías Bize

MIRIELA FERNÁNDEZ LOZANO

Es Sábado. Matías Bize decide no quedarse En la cama. Lo bueno de llorar, su tercer largometraje se estrena en La Habana.

Después que su cinta En la cama obtuviera el tercer Coral del XXVII Festival de Cine Latinoamericano, el premio al mejor guión, y los otorgados por Casa de las Américas y el centro Martin Luther King, este guionista y cineasta chileno vuelve a probar sus películas en Cuba. Frente al público de la recién concluida Muestra de Nuevos Realizadores, Bize desempaca el secreto: una cámara y el deseo de crear a toda costa.

"Yo creo que un director tiene que hacer su película como pueda. Mientras estudiaba me di cuenta que más que un título uno necesita un filme. Por eso decidí hacer, sin ningún presupuesto, Sábado, una película con un solo plano secuencia de una hora de duración.

"Sábado me mostró la posibilidad de filmar por mis medios y totalmente independiente. En la cama, aunque nace de una manera similar, creció como proyecto hasta convertirse en una coproducción chileno-alemana. Pero nunca perdimos el espíritu de hacerla nosotros mismos. Lo que no se puede perder, lo que me interesa es la independencia creativa".

Matías Bize (Santiago de Chile, 1979) llegó al cine casi por azar. El director más joven en ganar la Espiga de Oro del Festival de Cine de Valladolid en el 2005, y alrededor de otros 40 galardones internacionales, confiesa que nunca pensó que podría hablar en serio sobre lo bueno de filmar historias.

"Al principio no estaba muy seguro de lo que quería. Conversé con un amigo que había estudiado cine en Cuba y me decidí. Matriculé en la Escuela de Cine de Chile, donde se rueda muchísimo, sobre todo cortometrajes, y allí comencé a interesarme en este proceso, hasta que hacer cine se convirtió en una constante necesidad."

Vera (Vicenta N' Dongo) y Alejandro (Alex Brendemühl) se miran en silencio. Solo la música habla. Los dos personajes de Lo bueno de llorar parecen vivir sus conflictos en tiempo real. Todo sucede en una noche de Barcelona. Monólogos. Largos planos secuencias. Espacios minimalistas. ¿No te arriesgas a perder al espectador en un juego de tanta densidad dramática?

"Lo bueno de llorar es mi película más personal. La idea era que arrancara con el nivel de profundidad con el que termina En la cama, y creo que lo logramos. Pretendía que la gente reflexionara. Quería hablar con profundidad y me parece que esos eran los elementos que necesitábamos. Cada diálogo tenía que ser imprescindible y también cada silencio".

Con Sábado (2003), En la cama (2005) y Lo bueno de llorar (2007) podría hablarse de una trilogía donde cada filme recoge una etapa diferente de la relación de la pareja. ¿Por qué decides mantener esta temática?

"Al filmar, siempre pienso que eso es lo que como espectador me gustaría ver después en la pantalla. No me preocupa que me encasillen en una temática específica. Ahora ese es el tema que me interesa. Escribo sobre lo que me sea cercano para poder hablar con verdad."

¿Hacia dónde va el cine de Matías Bize?

"Quisiera mantenerme haciendo solo primeras películas. No me gustaría que llegara un momento en el que me acostumbre a decir 'esto me resulta, funciona con el público y lo voy a seguir haciendo'. Quiero ir cambiando y lograr con cada cinta algo nuevo. Ojalà que cada película que realice sea mi ópera prima."

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