26 de Junio de 2007.
No toda la ansiedad se genera del mismo modo, cerebralmente hablando, y un equipo de investigadores de la Universidad de Illinois tiene ahora datos para demostrarlo. Estos expertos han hallado la evidencia más sólida obtenida hasta el momento de pautas distintas de actividad cerebral asociadas cada una con uno de dos tipos de ansiedad: la moderada (un estado de preocupación en el que la persona tiende a cavilar obsesivamente sobre las cuestiones que la angustian) y la extrema (un estado de miedo intenso o pánico).
Los investigadores tenían razones para creer que distintos mecanismos cerebrales intervienen en cada uno de esos dos tipos de ansiedad.
Según una encuesta reciente en Estados Unidos, la ansiedad es uno de los trastornos psiquiátricos más comunes en esa nación. Hay cerca de una docena de diferentes alteraciones de ansiedad clasificadas en el ámbito psiquiátrico, desde el estrés agudo hasta la crisis de pánico, pasando por otras. Pero quienes estudian y tratan a pacientes con trastornos de ansiedad no siempre diferencian entre los pacientes que dan más y más vueltas a lo que les preocupa, y aquellos que van más allá y experimentan una intensa sensación de miedo. Ambos tipos de ansiedad pueden manifestarse por separado o en combinación, con implicaciones potencialmente importantes para el tratamiento.
Para poner a prueba si las pautas de activación neuronal apoyaban la hipótesis de que esas dos categorías de ansiedad son cerebralmente distintas, los investigadores seleccionaron a 42 sujetos de una base de 1.099 estudiantes universitarios, usando tests psicológicos para clasificarles en una de ambas categorías o en ninguna.
Otras evaluaciones psicológicas efectuadas sirvieron para descartar a participantes con alteraciones especiales del estado de ánimo o con otros factores que complicasen su clasificación en los grupos de interés.
Los científicos emplearon resonancia magnética funcional por imágenes (fMRI) para mapear las áreas cerebrales con actividad neuronal acentuada, durante diversas pruebas psicológicas.
Tal como los investigadores habían predicho, el grupo de la ansiedad moderada mostraba un incremento de actividad en el hemisferio izquierdo del cerebro, mientras que el de la ansiedad extrema lo mostraba en el derecho. En concreto, el primer grupo exhibía una marcada actividad en una región del lóbulo frontal inferior izquierdo, que se asocia a la generación del habla. Y en cuanto al segundo grupo, las cotas altas de actividad aparecían en una región del lóbulo temporal inferior del hemisferio derecho que se cree interviene en rastrear datos que señalen peligro y en reaccionar a ellos.
No toda la ansiedad se genera del mismo modo, cerebralmente hablando, y un equipo de investigadores de la Universidad de Illinois tiene ahora datos para demostrarlo. Estos expertos han hallado la evidencia más sólida obtenida hasta el momento de pautas distintas de actividad cerebral asociadas cada una con uno de dos tipos de ansiedad: la moderada (un estado de preocupación en el que la persona tiende a cavilar obsesivamente sobre las cuestiones que la angustian) y la extrema (un estado de miedo intenso o pánico).
Los investigadores tenían razones para creer que distintos mecanismos cerebrales intervienen en cada uno de esos dos tipos de ansiedad.
Según una encuesta reciente en Estados Unidos, la ansiedad es uno de los trastornos psiquiátricos más comunes en esa nación. Hay cerca de una docena de diferentes alteraciones de ansiedad clasificadas en el ámbito psiquiátrico, desde el estrés agudo hasta la crisis de pánico, pasando por otras. Pero quienes estudian y tratan a pacientes con trastornos de ansiedad no siempre diferencian entre los pacientes que dan más y más vueltas a lo que les preocupa, y aquellos que van más allá y experimentan una intensa sensación de miedo. Ambos tipos de ansiedad pueden manifestarse por separado o en combinación, con implicaciones potencialmente importantes para el tratamiento.
Para poner a prueba si las pautas de activación neuronal apoyaban la hipótesis de que esas dos categorías de ansiedad son cerebralmente distintas, los investigadores seleccionaron a 42 sujetos de una base de 1.099 estudiantes universitarios, usando tests psicológicos para clasificarles en una de ambas categorías o en ninguna.
Otras evaluaciones psicológicas efectuadas sirvieron para descartar a participantes con alteraciones especiales del estado de ánimo o con otros factores que complicasen su clasificación en los grupos de interés.
Los científicos emplearon resonancia magnética funcional por imágenes (fMRI) para mapear las áreas cerebrales con actividad neuronal acentuada, durante diversas pruebas psicológicas.
Tal como los investigadores habían predicho, el grupo de la ansiedad moderada mostraba un incremento de actividad en el hemisferio izquierdo del cerebro, mientras que el de la ansiedad extrema lo mostraba en el derecho. En concreto, el primer grupo exhibía una marcada actividad en una región del lóbulo frontal inferior izquierdo, que se asocia a la generación del habla. Y en cuanto al segundo grupo, las cotas altas de actividad aparecían en una región del lóbulo temporal inferior del hemisferio derecho que se cree interviene en rastrear datos que señalen peligro y en reaccionar a ellos.
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