28 junio, 2007

Robótica: Androides Versus Máquinas Robóticas


28 de Junio de 2007.
Foto: Indiana UniversityLos robots similares a los humanos tienen, definitivamente, un mayor potencial para la interacción social, según los estudios hechos por Karl F. MacDorman, experto en androides y ciencias de la robótica de la Universidad de Indiana, quien cree que constituyen la mejor interfaz de comunicaciones humanas y que pueden servir como acompañantes, anfitriones, terapeutas para rehabilitación, maniquíes realistas para el entrenamiento de médicos, y maestros para los niños autistas.

Los robots todavía son vistos fundamentalmente como herramientas para realizar tareas específicas, incluso cuando actúan de modo autónomo. Pueden programarse para labores como entregar mensajes, medicamentos y comida en los hospitales, limpieza de áreas públicas, y la vigilancia en general, por citar algunas.

Sin embargo, usar un androide parece tener pocas ventajas, si es que tiene alguna, sobre los robots diseñados para tareas específicas cuando se trata de efectuar tales trabajos. Un robot menos caro, con ruedas, puede servir como mensajero o ser una eficaz aspiradora robótica, realizando esas labores con más rapidez que un androide y con menos consumo de energía.


Sin embargo, los estudios recientes indican que los androides son más capaces de evocar las normas humanas de interacción que los robots de apariencia no humana o que los personajes animados en un monitor. Sin embargo, puede haber un conflicto psicológico en el modo en que los humanos nos relacionemos con los androides.

Ese conflicto está expuesto en la teoría del llamado "Valle Extraño", propuesta en 1970 por el pionero de la robótica Masahiro Mori, y que MacDorman y otros investigan. La hipótesis sugiere que cuanto más realista y semejante a los humanos parezca un robot, más positivamente reaccionará ante él un humano, pero sólo hasta cierto punto. Cuando el parecido es muy grande, sugiere la teoría, eso produce un sentido de repulsión o aprensión hacia el androide, o quizás incluso la reflexión desalentadora del espectador sobre la mortalidad humana.

"Pero los androides están ahora en una mejor posición para escapar del Valle Extraño", señala MacDorman. "Yo estoy interesado en encontrar los principios del buen diseño de androides, que nos saque del Valle, y esos descubrimientos también deberían esclarecer algunos aspectos de la psicología y la neurociencia de la percepción humana".

Si bien puede haber muchos beneficios en construir robots parecidos a los humanos, hay preocupaciones éticas en cuanto a crear dispositivos que susciten sentimientos demasiado hondos, iguales o más intensos que los que puede despertar un animal de compañía como por ejemplo un perro.

"Ellos pueden hacernos sentir bien, pero alimentan nuestro narcisismo y nos distraen de la familia y los amigos, mientras fallan en comprendernos cabalmente", advierte MacDorman. "Los androides también podrían hacernos vacilar en nuestras decisiones morales, con el riesgo de que no fuesen tan correctas como lo habrían sido sin su influencia. Tales peligros necesitarán ser tomados en cuenta a medida que los androides desempeñen un papel más importante en la sociedad".

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