Actualizado 3:30 A.M. (hora local) | La Habana, jueves 14 de junio de 2007. Año 11 / Número 165 |
DEISY FRANCIS MEXIDOR
Francis_mexidor@granma.cip.cu
Si un ciudadano o residente permanente en Estados Unidos fuma tabaco cubano puede terminar en la cárcel. La aplicación de una irracional política de bloqueo, que dura ya casi cinco décadas, le impide comprar un puro de la Isla en su país o fuera de este, y hasta adquirirlo vía Internet.
Placer que le desató un escándalo al archi conservador Arnold.
Precisamente, en su edición de junio, Cigar Aficionado, una revista para amantes de los habanos, criticó al Departamento del Tesoro por disipar fondos federales para hostigar a quienes se las agencian con tal de disfrutar de un tabaco isleño. "Basta de gastar nuestro tiempo y dinero en perseguir a los fumadores de cigarros", precisó la publicación en un editorial.
A partir del 2004 la administración del presidente George W. Bush reforzó las medidas de la brutal guerra económica. Nunca fue tan cruel y despiadado el acecho contra la nación caribeña. La creación en octubre del propio año por el Departamento de Estado del Grupo de Persecución de Activos Cubanos, lo demuestra.
Solo en ese periodo, 77 compañías, instituciones bancarias y organizaciones no gubernamentales norteamericanas y de diversos países fueron multadas por violar el bloqueo a Cuba y 11 de ellas son empresas extranjeras o subsidiarias de compañías estadounidenses.
En virtud del bloqueo, La Habana no puede exportar ningún artículo a Estados Unidos, ni importar desde Estados Unidos otras mercancías que no sean productos agrícolas, y esto con amplias y renovadas restricciones.
Antes del 2004, la legislación norteamericana permitía a los ciudadanos que viajaban a la nación antillana llevar de regreso a casa hasta 100 dólares de bienes nacionales, incluyendo los puros.
Sin embargo, "hay ahora un embargo (bloqueo) general sobre la importación de cigarros provenientes de Cuba", indicó el comunicado publicado en octubre del 2004 por el Departamento del Tesoro.
El texto no dio lugar a dudas al promulgar que "las Regulaciones prohíben que las personas sujetas a la jurisdicción de EE.UU. compren, transporten, importen o se involucren o participen en cualquier transacción con respecto a cualquier mercancía fuera de EE.UU. si tal mercancía es de origen cubano, o es o ha sido ubicada o transportada de o a través de Cuba, o ha sido hecha o derivada en total o en parte de algún artículo que haya crecido, producido o fabricado en Cuba".
La paranoia es tal, que violar las normas podría conducir a acusaciones penales que implicarían multas de hasta un millón de dólares para las corporaciones que las infrinjan, y de 250 000 dólares a 10 años de prisión si es un particular.
El caso del gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, es el ejemplo más reciente. Lo pusieron en lista negra y anda envuelto en una polémica judicial, por haber cumplido un deseo durante un viaje de negocios a Canadá: bajarse en una tienda, escoger y deleitarse con un tabaco cubano, según reportó el diario Boston Herald.
Año tras año crece el reclamo y la denuncia de la comunidad internacional en contra de la descabellada política, que han sustentado ya 10 administraciones consecutivas.
En verdad, como puntualiza Cigar Aficionado "algo anda mal con las prioridades de nuestro gobierno".
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