Actualizado 2:00 A.M. (hora local) | La Habana, sábado 16 de junio de 2007. Año 11 / Número 167 |
Abrumado por el número de soldados que están regresando de la guerra con problemas mentales, el ejército de Estados Unidos está planeando contratar un 25 % de más psiquiatras y otros empleados médicos.
Miles ya perdieron la vida, muchos más regresan heridos mental o físicamente.
Un contrato finalizado esta semana, pero no anunciado aún pide invertir 33 millones de dólares para añadir alrededor de unos 200 psiquiatras, psicólogos y trabajadores sociales para que ayuden a los soldados con problemas de estrés postraumático y otros problemas mentales, dijeron funcionarios a la AP.
"Según se ha ido prolongando la guerra, el estrés postraumático y otras consecuencias psicológicas de la guerra han aumentado", dice la coronel Elspeth Ritchie, asesora psiquiátrica del director de Medicina del Ejército estadounidense.
"El número de trabajadores de salud mental que era adecuado para los cuerpos militares en tiempos de paz no lo es para una nación que está en guerra", dijo Ritchie en una entrevista.
El nuevo personal, que según ella empezará a contratarse de inmediato, es parte de un plan más amplio del Ejército para mejorar la atención médica de veteranos heridos o enfermos, y surge en lo que el Departamento de Defensa completa un informe más amplio de salud mental, el más reciente en una serie de los pasados meses que ha hallado que los servicios para veteranos han sido inadecuados.
"Cuando empezó la guerra, no creo que nadie hubiera esperado cuánto iba a durar", dijo Ritchie refiriéndose a la necesidad de más trabajadores de salud, y añadió que las largas y a veces repetidas giras militares causadas por la prolongación de la guerra actual en Iraq y Afganistán están causándoles más estrés a las tropas.
Las encuestas de las tropas en Iraq han demostrado que entre el 15% y el 20% de los soldados del Ejército tiene señales y síntomas de trastorno postraumático, que puede hacer que uno reviva experiencias traumáticas y causar reacciones serias.
Alrededor del 35% de los soldados procura algún tipo u otro de tratamiento mental un año después de regresar a casa, bajo un programa que estudia a dichas tropas en busca de evidencia de daños físicos o mentales.
Ritchie dice que los 200 nuevos trabajadores de salud mental se añadirán a más de 600 que ahora trabajan en unos 30 hospitales y centros militares médicos importantes.
El Ejército también planea otras mejoras, entre ellas reducir la burocracia que tienen que confrontar los veteranos para recibir atención y añadir más abogados y otros tipos de em-pleados para ayudar a los veteranos y a sus familiares.
Un informe de un equipo especial del Departamento de Defensa revelado ayer, también halló que "los esfuerzos actuales son significativamente deficientes" en lo relacionado con suministrar ayuda para las tropas.
"Las necesidades psicológicas de los miembros de los servicios militares de EE.UU., sus familiares y sus sobrevivientes representan un desafío imponente y cada vez mayor para el Departamento de Defensa", dice el documento.
El Congreso requirió ese equipo especial en una ley promulgada en el 2006, anterior a la crisis desatada en el hospital Walter Reed, que se suponía emblemático en la atención a los veteranos y heridos de guerra, pero cuyas deficiencias y abandono desataron una crisis en los servicios médicos militares.
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