En 40 años, han arrasado 548.000 metros de Mata Atlántica ante la impotencia del Gobierno
JUAN ARIAS - Río de Janeiro - 04/06/2007
Las grandes favelas de la ciudad brasileña de Río de Janeiro están arrasando con la Mata Atlántica, una de las selvas tropicales más amenazadas del planeta. Rocinha, Vidigal, Chácara do Ceu y Parque da Cidade, ubicadas todas ellas en los cerros de los barrios acomodados de la zona sur de la ciudad carioca, se han comido en las últimas cuatro décadas 548.000 metros de vegetación, según un informe conjunto del Ministerio Público (fiscalía) y el Ejército, tras recoger información aérea en un helicóptero, dada la dificultad y el riesgo para entrar en las favelas, territorios sin ley dominados por el narcotráfico.
Las favelas de Río han sido siempre un quebradero de cabeza para los gobernantes del Estado. Como un cáncer, han ido exterminando las zonas verdes más codiciadas, por su privilegiada ubicación y por las excelentes panorámicas de la ciudad, debido a los problemas de vivienda que sufre la población más marginal.
Ante la imposibilidad de acabar con el avance de las favelas, siempre han existido iniciativas para mejorarlas, como el caso de la favela Barrio, ideada por el ex alcalde de la ciudad, de origen español y hoy secretario de Cultura del Estado, Luiz Paulo Conde, y por el actual alcalde de Río, César Maia. Se trata de convertir estos territorios sin ley y sin infraestructuras dignas en verdaderos barrios donde haya seguridad y los ciudadanos puedan recobrar la dignidad.
A pesar de los esfuerzos, la iniciativa se redujo a un mero experimento, sin lograr apenas mejoras, y el avance de las favelas ha continuado cada vez más, presionados por la mano ejecutora de los traficantes de droga que controlan a sus habitantes y no permiten la entrada de nadie y mucho menos de las fuerzas de seguridad. Hace unos meses, para realizar la visita a una de estas favelas del ministro de Cultura, el cantante y compositor Gilberto Gil, se tuvo que pactar con los cabecillas de la favela, que impusieron algunas condiciones para la entrada del ministro.
En 1965, en la conocida favela de la Rocinha, una de las que puede ser visitada en parte por los turistas, cada habitante contaba con 35 metros cuadrados. Hoy ha crecido tanto la población, que cada familia cuenta sólo con 12 metros cuadrados, a pesar de que la favela se ha extendido ilegalmente.
En favelas como las de la Barra y Recreo, la población ha llegado a crecer entre 1991 y 2002 hasta un 123,5%, mientras que el aumento de la población en la ciudad creció sólo un 69,8% en el mismo periodo.
Mientras tanto, el ambicioso plan lanzado en 2003 por el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, para convertir a los habitantes de las favelas en propietarios de sus barracas, como primer paso para poder legalizar su condición de ciudadanos con una dirección domiciliaria, ha quedado prácticamente en aguas de borraja, dadas las complejidades políticas del proyecto.
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