Los religiosos venezolanos se quejan de que las propuestas de reforma no se han sometido a la participación pública, y son redactadas por un comité que nombró el mandatario.
Según los obispos, este proceso despierta "serias dudas sobre la apariencia democrática de la reforma constitucional".
Pero el ministro venezolano del Interior, Pedro Carreño, respondió este fin de semana que la Iglesia Católica da la espalda a los pobres y corre el riesgo de actuar como un partido político al etiquetar como poco democrático al gobierno revolucionario del presidente Chávez.
El ministro Carreño afirmó que los obispos defienden los intereses de la oligarquía, y dijo que cualquier cambio constitucional debe ser aprobado en referendo.
El Episcopado emitió un documento apostólico al término de su LXXXVIII asamblea, señalando entre los problemas venezolanos "la pobreza, la violencia y la corrupción", además de censurar al gobierno por no prorrogar la licencia de Radio Caracas Televisión.
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