Actualizado 1:30 P.M. (hora local) La Habana, miércoles 24 de octubre de 2007. Año 11 / Número 294
Orfilio Peláez
pelaez@granma.cip.cu
Reducir a cero el intercambio de especialistas entre Cuba y Estados Unidos, e impedir el acceso de nuestro país a nuevos equipos, tecnologías y conocimientos, son en la actualidad las principales acciones del genocida bloqueo en la esfera científica.
Así lo denunció Jorge Luis Fernández Chamero, director de Relaciones Internacionales del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), en conferencia de prensa celebrada ayer en la capital.
Informó que en la primera mitad del 2007 fueron solicitadas en la Oficina de Intereses un total de 16 visas para que científicos cubanos viajaran a la nación norteña, de las cuales denegaron doce, y solo otorgaron las cuatro relacionadas con el desarrollo de conferencias y eventos, organizados por el Sistema de Naciones Unidas, en Nueva York.
Según explicó el funcionario, en todos los casos donde no la concedieron alegaron el ya gastado e irracional pretexto de que la presencia de los expertos de Cuba "afecta la seguridad de los Estados Unidos". Lo curioso es que la mayoría de las visas pedidas era para ir a Puerto Rico.
Chamero mencionó el absurdo ejemplo de lo ocurrido con la investigadora Miriam del Rosario Labrada, del Instituto de Geografía Tropical, quien debía asistir a la 26 Conferencia Anual Internacional del Instituto de Investigaciones de Sistemas Medioambientales, en la ciudad de San Diego.
En esta ocasión le dieron el permiso de entrada a suelo norteamericano, pero cuando llegó a la cita los organizadores le informaron que no podía participar en el evento por disposiciones estrictas del Departamento del Tesoro.
También se refirió a cómo el destacado curador e investigador Gilberto Silva Taboada, del Museo Nacional de Historia Natural, no pudo recibir los 20 000 dólares de un premio internacional que le confirieron en junio pasado, por el libro Los Murciélagos en Cuba, considerado el estudio más integral sobre la especie realizado en cualquier parte del mundo. El argumento es que Silva vive en la Mayor de las Antillas.
El funcionario del CITMA subrayó que hoy la participación de científicos norteamericanos en congresos y cursos organizados en nuestro país es mínima, pues quienes se atreven a desafiar la prohibición de venir, pueden ser castigados con severas multas.
A lo anterior habría que añadir la escalada sin precedentes para poner todo tipo de trabas a la participación de Cuba en programas científicos, tecnológicos y ambientales, auspiciados por organismos del Sistema de Naciones Unidas, incluidos la adquisición de equipos y el acceso a fondos financieros.
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