30 octubre, 2007

Guerra y política, ahora bajo sospecha

Un elenco de grandes figuras apuntala el propósito central de El sospechoso , uno de los estrenos del próximo jueves: develar una oscura práctica del gobierno de EE.UU. en su campaña por la seguridad global

LOS ANGELES.- Como toda guerra, la lucha contra el terrorismo desatada por los Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 se libra por momentos en circunstancias oscuras. En El sospechoso , que se estrena el próximo jueves en la Argentina, el director sudafricano Gavin Hood busca llevar un poco de luz sobre una de las armas más cuestionadas del gobierno estadounidense en su cruzada por la seguridad internacional: el traslado de acusados de terrorismo a terceros países, donde son torturados con el más absoluto desprecio por la legalidad y la ética.

Con un elenco estelar (Meryl Streep, Reese Whiterspoon, Jake Gyllenhaal, Alan Arkin y Peter Sarsgaard), la película ofrece una visión integral de esta controvertida práctica extrajudicial eufemísticamente bautizada como "entrega extraordinaria" ( extraordinary rendition , en inglés) que la CIA ha aplicado y continúa aplicando en Egipto, Jordania, Siria, Marruecos, Afganistán, Uzbekistán y en la base naval de Guantánamo, en Cuba.

El sospechoso se centra en las vicisitudes de Anwar el-Ibrahimi (Omar Metwally), un musulmán egipcio-norteamericano que por órdenes de la jefa del Departamento Antiterrorista de la CIA (Streep), y sin mediar procedimiento legal alguno, es detenido al volver a los Estados Unidos de un viaje de negocios y trasladado en secreto al extranjero, donde un novato agente de la CIA (Gyllenhaal) debe interrogarlo sobre su supuesta participación en un atentado en Africa del Norte. Desesperada y en pleno embarazo, su esposa Isabella (Whiterspoon), acude en busca de respuestas a un ex compañero de universidad (Sarsgaard) que trabaja con un prominente senador (Arkin) en Washington.

"Lo que me interesaba era ponerle una cara humana al tema, porque se ha hablado mucho sobre estas prácticas desde un punto de vista político y legal, pero se olvida que los afectados son personas que tienen familias, amigos, vidas que son destrozadas", destacó Hood durante una conferencia de prensa en el hotel Beverly Wilshire.

Interrogantes

Después de ganar el Oscar a la mejor película extranjera con la producción sudafricana Tsotsi el año pasado, Hood buscaba un proyecto fuerte para hacer su primera producción en Hollywood. Lo encontró en el complejo guión de Kelley Sane, que está vagamente basado en la historia de Khalid el-Masri, un kuwaití-alemán que fue detenido por la CIA en 2003 mientras estaba de vacaciones en Macedonia. Fue drogado y trasladado a un centro de detención en Afganistán, donde fue torturado durante cinco meses hasta que sus captores se percataron de que se habían confundido de persona; actualmente se encuentra en juicio ante la Corte Suprema de los Estados Unidos.

"Cuando me llegó el guión, no tenía ni idea de qué era esto de la entrega extraordinaria. Pero empecé a leer y me sentí atrapado por esta variedad de personajes que eran todos emocionalmente reales. Y al llegar al final del guión, me encontré con que tenía un montón de preguntas sobre el tema, que espero es lo que sienta también el espectador", señaló el director.

Para animar el debate y los cuestionamientos de parte del público, en la película nunca se sabe si el sospechoso es completamente inocente o no. "La cuestión no es la culpa o la inocencia de esta persona en particular, sino el cuestionamiento sobre esta práctica de la entrega extraordinaria y el menosprecio hacia procedimientos como el hábeas corpus. Creo que lo que está en juego son los principios de la Constitución estadounidense, las libertades civiles, que están siendo dañadas por prácticas ocultas como ésta, que terminan siendo una receta para una dictadura", advirtió Hood.

Con su propio Oscar bajo el brazo, por su personificación de June Cash en Johnny y June: pasión y locura , Reese Whiterspoon no dudó en involucrarse en este film que le permite solidificar su perfil como actriz dramática y dejar atrás las comedias románticas que la convirtieron en una de las estrellas jóvenes mejor pagadas de Hollywood. Ni se imaginaba que, recientemente separada del actor Ryan Phillippe, durante la producción conocería a su actual novio, Jake Gyllenhaal, con quien, sin embargo, no comparte ninguna escena.

"Me atrajo el papel de Isabella porque tenía mucha curiosidad sobre cómo vive una familia musulmana en Estados Unidos después de los atentados de 2001 -explicó Whiterspoon-. Estuve no sólo leyendo libros e investigando sobre los musulmanes estadounidenses, sino que además me metí en varios grupos de chat en Internet para entender más cómo se sienten hoy. Hablamos de la discriminación y la intolerancia religiosa que sufren muchas veces".

A Gyllenhaal, el papel del agente de la CIA Douglas Freeman le ofrecía la oportunidad de ponerse en la piel del personaje que experimenta una transformación clave en el film. "Douglas termina enredado en el medio de la acción, tanto emocional como físicamente, con ningún medio para expresar su real oposición a lo que está haciendo. Esa tensión me pareció realmente muy interesante como actor", apuntó el protagonista, que estuvo asesorado por un par de ex miembros de la agencia de inteligencia norteamericana.

Ambos actores coincidieron, además, en la necesidad de que películas como ésta, con carga política, se realicen en momentos en que la guerra contra el terrorismo está en auge y todavía se puede cambiar el curso de la acción. "Estoy en contra de cualquier maltrato de prisioneros y el tipo de interrogatorio que vemos en el film es inexcusable, pero no puedo siquiera imaginarme lo que es tener la responsabilidad de mantener la seguridad de un país. Siempre hay dos caras de una moneda y creo que esta cinta intenta mostrar ambas. Espero que lleve a que la gente debata el tema y se cuestione cuál es la mejor manera de actuar", dijo Whiterspoon.

Por Alberto Armendáriz

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