27 octubre, 2007

Genética: Genética, el Deseo de Ser Madre, y la Evolución Futura

 

 

 

 

26 de Octubre de 2007.

Foto: Queen's U.Según un nuevo estudio, se puede explicar mejor con principios básicos de biología que con la reciente independencia económica de la mujer, por qué en las últimas décadas un número menor de mujeres se han casado y engendrado hijos, y por qué esa tendencia podría ser sólo temporal.
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"Sólo en tiempos recientes las mujeres han adquirido un control significativo sobre su propia fertilidad, y muchas prefieren no ser atadas a la carga de criar niños", argumenta Lonnie Aarssen, Profesor de Biología especializado en Ecología Reproductiva, de la Queen's University, Canadá. "La pregunta es si este fenómeno social es sólo el resultado de factores económicos y de un condicionamiento sociocultural, como muchos analistas sostienen, o si las elecciones que las mujeres están haciendo con respecto a la maternidad están influidas por una herencia genética".

En su estudio, Aarssen sugiere que debido a ciertas inclinaciones heredadas, muchas mujeres cuando tienen garantizada su independencia financiera, tienden a perseguir el ocio o bien a embarcarse en metas personales, lo cual las aparta de la maternidad.

El impulso de dejar un legado a través de descendientes puede ser desviado por la atracción a dejar un legado a partir de otras cosas, como carrera, fama, y fortuna, posibilidades que, hasta hace poco tiempo, estaban disponibles casi exclusivamente para hombres.

Aarssen especula con que la amplia tendencia observada en los países desarrollados, de engendrar cada vez menos hijos por pareja, cesará, no por una evolución cultural que lleve a ello, sino a causa de la evolución biológica.


Hoy, en los países industrializados, las mujeres que engendran más hijos tienen una inclinación natural hacia la maternidad. Y las que rehúsan a ella a cambio de desarrollar una carrera profesional ambiciosa, disponer de más ocio, o llevar ciertos estilos de vida, engendrarán menos hijos o ninguno. Con el paso del tiempo, esos rasgos genéticos que influyen sobre la personalidad de las mujeres alejándolas de la maternidad, irán desapareciendo, por la propia dificultad de ser transmitidos a descendientes.

De esta manera, en las generaciones futuras, las mujeres heredarán una mayor predisposición genética a que les guste la maternidad, y por tanto tenderán más que ahora a engendrar hijos. Aarssen predice de hecho un incremento tanto en mujeres como en hombres del deseo de buscar pareja y tener hijos, como producto inevitable de la evolución en las próximas generaciones.

La esencia de esto, desde el punto de vista de la biología, es que para que perduren nuestros genes debemos engendrar hijos que los hereden, mientras que si no dejamos descendencia tampoco transmitiremos nuestros genes y por tanto estos acabarán desapareciendo de la población.

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