Actualizado 2:45 P.M. (hora local) La Habana, viernes 28 de marzo de 2008. Año 12 / Número 88
Ronald Suárez Rivas
Admite varios tipos de programación según el día de la semana, la hora y la intensidad del tráfico: funciona con éxito desde hace cuatro años y pide luz verde para extenderse por el país.
El control semafórico ajustable funciona desde hace años en ocho intersecciones del país.
Se trata de un control semafórico ajustable a las especificidades del tránsito en la ciudad donde se instale, concebido en la Empresa de Componentes Electrónicos Ernesto Che Guevara, de Pinar del Río, a un costo de producción muy inferior al de los equipos que hoy se importan.
Dagoberto la O Vizcay, especialista de diseño electrónico de ese centro, y principal animador del proyecto, comenta que en el país existen dispositivos de diversas tecnologías (norteamericana, soviética, mexicana, china), a los que se hace difícil mantener trabajando.
Dagoberto muestra uno de los diseños de luminarias intermitentes con energía solar.
A petición de la Empresa de Servicios Especializados de Ingeniería del Tránsito de la Capital, concibieron primero una tarjeta de procesamiento central (cpu), luego una de luces, una de fuente, otra de interconexión, y también diseñaron y construyeron el chasis donde estas se colocan. "Teníamos un semáforo por partes y decidimos hacer uno completo".
Resultados iniciales
Los primeros equipos se ubicaron hace cuatro años en dos intersecciones de la calle José Martí, en la ciudad de Pinar del Río, y desde entonces están funcionando.
La programación es la parte inteligente del semáforo, la más costosa, y esa la garantiza la Empresa de Componentes Electrónicos Ernesto Che Guevara.
El modelo inicial solo admitía una programación de manera repetitiva. Sin embargo, una segunda versión supera esa limitante. Dotado de un reloj de última generación, el nuevo control permite hasta 10 planes por día. O sea, que el tiempo de duración de las luces puede variarse en dependencia de la hora y el tráfico vehicular.
Además, posibilita la manipulación de 16 luces independientes y la conexión de luminarias peatonales. "Con respecto al anterior, posee notables ventajas", afirma Dagoberto.
Cinco de esos aparatos operan hace alrededor de dos años en Ciudad de La Habana y uno en Vueltabajo.
Según el especialista, su fabricación a gran escala le reportaría al país un cuantioso ahorro de divisas y la sustitución de importaciones. "El costo de producción es de unos 300 dólares, mientras que otros modelos adquiridos en el exterior son entre cinco y 30 veces más caros".
Pero sus ventajas no se limitan al plano económico: Nosotros garantizamos la programación de acuerdo con las características del tránsito en cada territorio. Es como hacer un sistema a la medida, mientras que los importados deben adaptarse, agrega.
Nuevas versiones
No obstante, el segundo modelo tampoco sería definitivo. Constantemente estamos mejorando el diseño —explica Dagoberto—. No queremos que se quede aquí. Una tercera versión se impone.
Sobre esta, adelanta que incluiría un display, un teclado y otro microprocesador, los cuales permitirán la reprogramación del control semafórico in situ.
Con el mismo principio de este equipo, también han logrado varios modelos de luminarias intermitentes que emplean la energía solar. El módulo posee un panel fotovoltaico y baterías que aseguran su funcionamiento aunque no reciba los rayos del sol durante tres días seguidos.
Están concebidas para usarse dentro de la ciudad, en torres, aeropuertos, puntos de control, y también en lugares donde sea difícil acceder con la red eléctrica como las autopistas.
Del laboratorio a la industria
Llevar a la industria lo que ha sido hasta el momento una producción de laboratorio, es el reto que enfrentan por estos días los trabajadores de Componentes Electrónicos, y otras entidades vinculadas al proyecto.
Hasta ahora los habíamos fabricado a manera de prototipo, con lo que encontráramos, en el pequeño local del Departamento de Energía Alternativa de la empresa; pero hoy tenemos un pedido de 100 unidades, precisa Dagoberto.
Y añade: Ello implica transferir la tecnología a la línea productiva. Se están haciendo los trámites para garantizar la materia prima y el resto del andamiaje a fin de poder ejecutarlos.
De concretarse esta acción, luego de varios años de trabajo en ocho intersecciones del país, el semáforo cubano habría recibido la luz verde que la práctica, al parecer, ya le otorgó.
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