08 abril, 2007

El declive comunista en Europa

Constituyeron una fuerza formidable tras la Segunda Guerra Mundial, pero hoy sólo son un recuerdo histórico, una sombra de lo que fueron
TEXTO: J. P. QUIÑONERO, J. V. BOO Y B. RODRIGO / FOTO: ARCHIVO / PARÍS, ROMA Y LISBOA/
El declive comunista en Europa
ITALIA. Fausto Bertinotti, único marxista ortodoxo con mando en Europa.

 
FUERON una fuerza formidable tras la Segunda Guerra Mundial. Intentaron emanciparse de la URSS por la vía del eurocomunismo. Pero su dogmatismo y renuencia a evolucionar han eclipsado su antigua influencia. Hoy sólo son un recuerdo histórico, una sombra de lo que fueron. Tal vez la casi única excepción sea Italia, donde han sabido capitalizar su bagaje histórico y su lucha contra la mafia. En el resto, la desbandada ha sido generalizada.

FRANCIA
Un grupúsculo

El PCF vegeta en una inconclusa agonía, convertido en un partido meramente grupuscular, protestatario, sin influencia perceptible en la vida política nacional, e intentando apenas preservar su modesto poder municipal en la periferia de algunas grandes ciudades. Entre 1945 y 1978 fue la fuerza dominante de la izquierda francesa. Una hegemonía que perduró hasta 1978, cuando descendió al 20,5% de los votos a la vez que el Partido Socialista, con un 22,6%, comenzaba el camino ascendente que le llevaría a convertirse en una primera fuerza de la izquierda sin rival.

Desde entonces, el PCF no ha dejado de caer y volver a caer en todas las elecciones. En las presidenciales de los años 1988 y 1995 apenas consiguieron el 6,76 y el 8,64% de los sufragios. La actual candidata comunista, Marie-George Buffet, sólo cuenta hoy con entre un 2 y un 4% de las intenciones de voto.

ITALIA
Supervivientes

Insensibles a la desaparición de la URSS, los dos partidos comunistas italianos siguen recogiendo del 8 al 9% de los votos, forman parte del Gobierno, y el secretario general de Refundación Comunista, Fausto Bertinotti, preside la Cámara de Diputados. El histórico PCI se legitimó como heredero de los partisanos antifascistas y de figuras históricas como Gramsci o Togliatti. Una herencia que siempre le ha sido muy rentable.

Cuando en los noventa el PCI se reforma y cambia de nombre, el sector minoritario crea Refundación Comunista, de nostalgias estalinistas, que, a su vez, se escindió en 1998 en un ala derecha (el Partido de los Comunistas Italianos) partidaria entonces de seguir apoyando a Prodi y un ala izquierda más intransigente. Ambos son partidos anacrónicos, pero aceptan las reglas del juego, son valientes en la lucha contra la mafia y un ejemplo de civismo comparados con la Liga Norte, racista y xenófoba.

PORTUGAL
Atados a Cunhal

El PCP, que tan relevante papel tuvo en la lucha contra la dictadura, funde su historia institucional con la personal de su histórico líder, Álvaro Cunhal, fallecido en el 2005. Cunhal y el PCP se alinearon con el más ortodoxo stalinismo y fueron refractarios a cualquier renovación ideológica. Tras la Revolución estuvieron a punto de hundir al país en una guerra civil por su empeño en convertir a Portugal en una especie de Cuba europea. Ni siquiera la caída de la URSS les hizo moverse un ápice de su ortodoxia.

No obstante, Portugal se convirtió en el primer país en el que un partido comunista aceptó su derrota electoral tras haber controlado las riendas del poder. Se comprobó en las urnas que el peso del PCP era inferior a lo que esperaban sus militantes. Fue el principio de su lenta caída.

El PCP, dirigido ahora por Jerónimo de Sousa, aún controla 32 ayuntamientos. Y asociados a los verdes, en las últimas elecciones legislativas lograron 14 diputados con el 7, 56% de los votos.

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