16 junio, 2007

Otra farsa para otorgar impunidad al terrorismo contra Cuba

Actualizado 2:00 A.M. (hora local)

  La Habana, sábado 16 de junio de 2007. Año 11 / Número 167

Periódico Granma

JEAN-GUY ALLARD

La farsa se repite con el mismo guión de siempre: el abogado mafioso del californiano Robert Ferro, el miembro de Alpha 66 arrestado con 1 571 armas, negoció con la fiscalía una sentencia leve para su cliente, de la misma manera que arregló para Santiago Álvarez, el del Santrina y de otro arsenal, una condena insignificante.

Parte del arsenal ocupado a Ferro.

Para ello empleó los mismos trucos que han resuelto, en el pasado, los casos de terroristas cubanoamericanos que tuvieron la mala suerte de hacerse arrestar.

Después de varias maniobras e intrigas del abogado mafioso Arturo Hernández, quien llegó hasta solicitar la entrega de documentos secretos de la CIA, el "coleccionista de armas" se declaró culpable de la mayor incautación de armamentos por el FBI en la historia de Estados Unidos, para así enfrentar solo la acusación de "posesión de armas por un convicto de delito grave".

Robert Ferro, otro terrorista amparado por la justicia norteamericana.

El terrorista se encontraba acusado de siete cargos de posesión ilegal de armas. Por haber sido condenado una primera vez, en 1992, por "posesión de explosivos ilegales", Ferro debería afrontar agravantes judiciales. Sin embargo, en el momento de su arresto, se encontraron en el sótano de su domicilio, entre otros medios de guerra, 35 ametralladoras, 130 silenciadores y 89 000 balas, además de una sala de tiro.

Colmo de lo grotesco: gracias a Her-nández y sus contactos al más alto nivel en el Departamento de Justicia de Alberto Gonzales, socio de Bush, la fiscalía de repente aceptó restringir a 17 armas de fuego y una granada el arsenal hallado en la casa de Upland, California, en abril del pasado año.

Se consideró que las demás armas encontradas eran... de colección.

Ferro recibirá su sentencia el 27 de agosto de mano de la jueza Virginia A. Phillips, quien seguirá evidentemente el complaciente guión observado en el pasado por todos sus colegas en el caso de terroristas de origen cubano vinculados a los planes de la CIA.

En 1992, Ferro había sido acusado de dirigir un campo paramilitar en una granja de pollos en la localidad de Pomona. En esa oportunidad, las autoridades encontraron cinco libras de C-4, un potente explosivo militar.

El miembro de Alpha 66 fue entonces sentenciado a dos años en prisión.

Declaraciones de Ferro donde afirma que preparaba una "invasión" a Cuba con la "bendición" del gobierno de EE.UU., fueron obtenidas por los investigadores de la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos, cuando se capturó el arsenal de armas.

En aquel momento, esos oficiales dijeron haber encontrado fusiles ametralladoras Uzis y AK-47 en el baño de la habitación principal. Precisaron que la mayoría del armamento se encontraba con peines completos, y añadieron que el campo de tiro del sótano había sido utilizado recientemente, "con silenciadores en las armas para que los vecinos no se enteraran".

Arturo Hernández, el abogado de confianza de la cúpula mafiosa miamense, se encarga de la defensa de una brocheta de asesinos como Santiago Álvarez, Os-valdo Mitat y Luis Posada Carriles. Es gracias a sus estratagemas, que se re-dujo recientemente la sen-tencia de Álvarez y Mitat al entregar más armas que las capturadas en el momento de su arresto.

A pesar del arsenal capturado, su autoproclamada pertenencia a Alpha 66 y sus antecedentes terroristas, el californiano NO ha sido acusado de terrorismo y tampoco de conspiración para cometer actos de terrorismo.

Ferro se encuentra confortablemente detenido desde abril del 2006 en el Cen-tro Metropolitano de Detención de Los Ángeles. Al contrario de los cinco cu-banos arrestados por infiltrar las redes terroristas, a las cuales también pertenecía, no ha sido en-cerrado en una cel-da de confinamiento, en condiciones infrahumanas, no se le han prohibido visitas de familiares y tampoco se le restringieron los contactos con sus abogados.

Es que el "coleccionista" Ferro, además de terrorista cubanoamericano patentado, es veterano de Vietnam y ex oficial de Fuerzas Especiales en el Ejército estadounidense. Aún más meritorio en el regimen bushista, Robert Ferro siempre proclamó que sus actividades terroristas tenían como único propósito realizar acciones terroristas contra Cuba.

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