Ingeniería
7 de Junio de 2007.
"Dependiendo del edificio y de cómo se utiliza éste, una buena estrategia de luz diurna puede reducir la necesidad del consumo de energía en la iluminación eléctrica, entre el 20 y el 80 por ciento", explica la profesora Marilyne Andersen, del Departamento de Arquitectura.
El truco es redirigir la luz solar entrante para que, por ejemplo, se refleje en un techo y éste resulte lo bastante luminoso como para llevar la luz diurna más lejos hacia el interior de una habitación. Bloqueando el componente infrarrojo (el calor) o redirigiéndolo hacia estructuras en el techo que retengan el calor, se puede reducir la necesidad de utilizar el aire acondicionado y la calefacción, contribuyendo ello al ahorro en las facturas de suministro energético.
Ya existen compañías que fabrican sistemas que redirigen o filtran selectivamente la luz solar entrante. Pero para que tales productos sean eficaces, los expertos en construcción necesitan saber exactamente dónde van a parar los rayos de luz después de que han atravesado el vidrio revestido o se han reflejado en las persianas. Si esto se hace mal, se pueden producir deslumbramientos y sobrecalentamientos.
Determinar cómo una pieza de vidrio revestido afecta a la luz, parece sencillo. Basta con hacer pasar un haz de luz a través del vidrio y utilizar un instrumento específico para medir su intensidad en el interior de la habitación. Pero comprobar cómo se dispersa toda la luz requiere hacer la medición desde miles de ubicaciones, y todavía quedarán puntos intermedios sin medir. Más aún, dado que el Sol se mueve y el brillo del cielo varía dependiendo de parámetros de tiempo y de espacio, el proceso debe repetirse con la fuente de luz desde diferentes ángulos de incidencia.
El innovador sistema de Andersen y sus colaboradores puede medir la luz entrante en cada punto, para todos ellos al mismo tiempo, y entonces cambiar con facilidad el ángulo de incidencia repitiendo todo el proceso.
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