NUSA DUA, Indonesia, 15 dic (IPS) - Brasil, China, India y Sudáfrica, en representación de los países en desarrollo, obligaron a Estados Unidos a asumir compromisos clave en los últimos minutos de la conferencia internacional sobre cambio climático en Bali, Indonesia, este sábado.
El acuerdo final hacia una "hoja de ruta de Bali"  recibió un espaldarazo cuando la jefa de la delegación estadounidense, Paula  Dobriansky, cedió ante los perspicaces y, a menudo, emotivos argumentos del  Grupo de los 77 (G-77), que reúne a 130 países en desarrollo y China.  
"Seguiremos avanzando y nos uniremos al consenso", declaró Dobriansky,  subsecretaria de Estado (vicecanciller) para Democracia y Asuntos Globales. Esta  aseveración fue recibida con un cálido aplausos. 
Poco antes, el  representante de Papúa-Nueva Guinea, Kevin Conrad, expresó la profunda  frustración de los miembros del G-77 a las objeciones de Estados Unidos al texto  final de la hoja de ruta. 
"Si no pueden ser líderes, deléguenos la  tarea. Por favor, quítense del camino", urgió Conrad, visiblemente ofuscado,  ganándose la ovación de los otros delegados. 
La declaración de Conrad  fue precedida por la del delegado sudafricano, quien le recordó a Estados Unidos  que el texto final hacia una solución unificada, acordado por todos los  integrantes del G-77, no tenía precedentes en las negociaciones sobre cambio  climático. 
"Esto nunca había pasado antes y no fue posible el año  pasado", subrayó Marthinus Van Schalkwyk, ministro de Ambiente y Turismo de  Sudáfrica. 
La controversia se concentró en un párrafo de la sección  vinculada a la contribución futura del mundo en desarrollo a la reducción de las  emisiones de gases de efecto invernadero. 
Esta discrepancia obligó a  postergar del viernes a este sábado el final previsto de la Convención Marco de  las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que comenzó el 3 de este mes.  
La conferencia reunió a cerca de 11.000 participantes, incluidos  ministros y altos funcionarios de 188 países miembro del foro mundial.  
La sesión final de los funcionarios gubernamentales comenzó este sábado  de mañana, tras una dura ronda de negociaciones para lograr consenso en una  redacción aceptable del documento final. 
China e India, en su carácter  de principales economías del G-77, plantearon las objeciones iniciales a la  formulación del acuerdo final y cambiaron la lista de prioridades para las  naciones en desarrollo a fin de contribuir a mitigar el cambio climático.  
"El G-77 aceptó un borrador en la noche (del viernes), pero (este  sábado) de mañana notamos que hubo cambios", dijo a IPS Kirit Parikh, miembro de  la comisión india de planificación y uno de los delegados del equipo de su país  en a la reunión. 
"No estamos seguros de quiénes estuvieron detrás de  esto. Pero es inaceptable para nosotros", subrayó. 
El G-77 alienta  "acciones" nacionales de los países del Sur para contener las emisiones de gases  invernadero, en primer lugar en el marco de "un contexto del desarrollo  sustentable, respaldado por tecnología y facilitado por financiación y  capacitación". 
La postura de las naciones en desarrollo, desde el  principio de la conferencia, fue garantizar la contribución de los países  industriales a la financiación y su aporte de tecnologías que no dañen el  ambiente a fin de combatir sus propias emisiones de gases invernadero.  
El bloque de países en desarrollo acordó considerar tales expectativas  en programas nacionales que sean "mensurables, comunicables y verificables" como  prueba de los esfuerzos "nacionales apropiados de mitigación". 
El texto  sometido a la aprobación de los gobiernos este sábado de mañana incluyó los  últimos reclamos en materia de contención de emisiones a la cabeza de la agenda  de asistencia y desarrollo. 
El gobierno de Estados Unidos quedó solo en  la sesión final, pues Dobriansky insistió en que se diera prioridad a la  mecánica de la mitigación en los países en desarrollo "porque habían hecho  declaraciones (acerca de contener las emisiones), pero sin compromisos. Eso es  lo que queremos". 
El otro jugador clave de la conferencia, la Unión  Europea (UE), terminó inclinando todo su peso en favor del G-77. 
"Las  naciones industriales deben aportar fondos verdaderos, tecnología y brindar  asistencia a las naciones afectadas por el cambio climático o las que pronto lo  estarán para que pueda adaptarse pronto", dijo a IPS Daniel Mittler, portavoz de  la organización ambientalista Greenpeace Internacional. 
"En ese sentido,  en la conferencia de Bali se hicieron avances", añadió. 
Los frutos de la  presión ejercida por el G-77 a lo largo de las negociaciones, en el marco de  esta conferencia, vieron la luz el viernes de noche. 
"Las naciones en  desarrollo libramos una dura batalla en la conferencia para proteger nuestros  intereses legítimos. Tuvimos que pelear por cada ínfimo detalle para garantizar  nuestros objetivos", declaró a la prensa el embajador de Pakistán, Munir Akram,  también presidente del G-77. 
Además, insinuó que hubo amenazas,  "incluidas sanciones comerciales". 
Akram no dio mayores explicaciones,  pero fuentes diplomáticas europeas revelaron que delegados de Estados Unidos,  llegado cierto punto, mencionaron la "gobernanza" en las naciones en desarrollo  como requisito para que Washington formara parte de la hoja de ruta de Bali.  
La conferencia fue calificada como de momento significativo en el marco  de los esfuerzos internacionales para combatir el cambio climático en el sistema  multilateral de la ONU (Organización de las Naciones Unidas). 
Informes  científicos divulgados este año dieron la alarma acerca de que el planeta se  estaba recalentando a un ritmo superior al previsto y llamaron a reducir de  forma significativa las emisiones de gases invernaderos. 
El peso de la  responsabilidad cayó sobre las naciones industriales, las mayores emisoras de  gases invernadero como el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso,  desde la Revolución Industrial. 
La Convención Marco de las Naciones  Unidas sobre Cambio Climático de 1992 incluye el Protocolo de Kyoto, acordado en  esa ciudad japonesa. 
Bajo ese convenio en vigor desde 2005, 38 países  industrializados --aunque luego Estados Unidos retiró su firma, y Australia no  lo ratificó sino hasta este mes-- están comprometidos a reducir sus emisiones de  gases invernadero en al menos 5,2 por ciento para 2012, respecto de las cifras  de 1990. 
Uno de los objetivos que las organizaciones ambientalistas  pretendían lograr en la conferencia de Bali era que las naciones industriales  redujeran sus emisiones entre 25 y 40 por ciento para 2020, respecto de las  cifras registradas en 1990. 
Eso no estuvo incluido en el texto final,  pese a las advertencias de los científicos acerca del caos ambiental que se  generaría en las naciones en desarrollo, de seguirse elevando la temperatura.  
Los párrafos vinculados a las emisiones específicas para después de  2012, detallados en el borrador de la hoja de ruta de Bali que había circulado  el jueves, quedaron reducidos a una nota al pie este sábado. 
Finalmente,  no hubo acuerdo en cifras concretas de reducción de emisiones, pero el documento  final sí incluye un cronograma y una agenda de futuras negociaciones que pueden  llevar a que las naciones ricas aporten fondos para los países en desarrollo, y  les transfieran tecnología.
 
 
 

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