05 diciembre, 2007

África sufre lo que contaminan otros

Sequías e inundaciones amenazan el continente que menos ensucia el planeta

LALI CAMBRA - Ciudad del Cabo - 05/12/2007

El calentamiento global puede castigar con especial dureza a los países del Cuerno de África, precisamente los que menos contaminan, según se relata en este segundo capítulo de la serie iniciada con motivo de la cumbre de Bali.

Madagascar ha padecido seis ciclones este año. Hace unos meses, el África ecuatorial de este a oeste, sufría inundaciones. Las olas del Índico cada vez lamen más costa keniana y los pescadores temen que un día sus casas desaparecerán engullidas por las olas. El lago Chad se seca, los pescadores se han hecho agricultores y donde antes se cobraban piezas de más de un metro, ahora se plantan hortalizas. Los campesinos de Suráfrica, Lesoto, Suazilandia o Zimbabue miran al cielo con desconfianza: llevan tres sequías en una década, cuando antes la relación era de una cada diez años. En el cuerno de África, la comida llega en forma de ayuda humanitaria y los pastores nómadas no tienen con qué alimentar a sus rebaños. Se desconoce hasta qué punto es atribuible al cambio climático, pero sí se sabe que África, el continente que menos ha contribuido al calentamiento del planeta, es el que más va a sufrirlo.

"El estado de Tejas, con 23 millones de personas, emite más CO2 que los 720 millones de residentes en el África subsahariana", reza el informe sobre África del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático de las Naciones Unidas. "Si los pobres del mundo consumieran la misma energía que Estados Unidos o Canadá, se necesitarían nueve planetas para lidiar con la contaminación". Mientras, los pescadores de Ngomeni, un pueblo a cien kilómetros al norte de Mombasa, Kenia, han reconstruido sus casas dos veces en un año porque los niveles del mar siguen subiendo. Poniendo puertas al viento, construyen diques con basura, ya que no disponen de nada mejor.

Los niveles del mar, de acuerdo con el Panel Intergubernamental, crecerán en el Índico, aunque preocupan más los países del Atlántico: Senegal, Gambia, Costa de Marfil o Nigeria, en cuyas costas vive gran parte de la población, que se convertirán en refugiados internos. Por otro lado, se esperan mayores sequías en los países del Cuerno de África. Algo que ya ocurre, y "afecta a millones de agricultores cuya supervivencia depende de la llegada de las lluvias. Son la mayoría de los campesinos", explica Richard Lee, portavoz del Programa Mundial de Alimentos. "Además de hacerlos más vulnerables, con el cambio climático habrá más desastres naturales, como ciclones e inundaciones. Ya los estamos viendo".

"El cambio climático tiene mayor impacto en África porque se produce en países pobres, sin opciones para cambiar de actividad económica", explica Mark Tadross, ingeniero ambiental de la Universidad de Ciudad del Cabo (UCT), quien participa en un estudio para prever el cambio climático, algo vital para que el campesino sepa si puede esperar agua o no, y sustituir los cultivos de maíz, dependientes de la lluvia, por los de sorgo o mijo, más resistentes". En Lesoto, que afronta la peor sequía en treinta años, se ha dejado el tractor a un lado y las semillas se plantan en pequeños cubículos con tierra, que retienen la escasa lluvia. En el continente africano, el aumento de las temperaturas puede suponer un mayor número de infectados por malaria, ya que el mosquito que la transmite podrá sobrevivir a mayor altura o por más tiempo. La escasez de agua potable por falta de lluvias o inundaciones hará aumentar los casos de cólera, disentería o diarreas, la primera causa de mortalidad infantil en la región. Y no hay que olvidar que la competencia por recursos escasos, como el agua, puede exacerbar conflictos entre nómadas y agricultores.

El cambio climático no sólo afecta a los humanos. La corriente de Benguela (en la zona del Atlántico de Suráfrica, Namibia y Angola), según científicos consultados, está cambiando. Muy fría, plagada de nutrientes, era un paraíso para las especies marinas. Ahora las sardinas, por ejemplo, están dirigiéndose hacia el Índico y se desconocen las consecuencias que esto va a tener para la supervivencia de pájaros marinos únicos, o pingüinos y focas. Y para la industria pesquera de la zona, incluida la española, que opera en el caladero de Namibia. El cambio climático en los animales, que también deberán competir por un agua escasa, y en el paisaje, tendrá además repercusiones en la esperanza blanca del continente: el turismo.

Aún así, China o India han recibido más ayudas para luchar contra los efectos del cambio climático que África.

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