Actualizado 2:00 A.M. (hora local) La Habana, jueves 31 de enero de 2008. Año 12 / Número 31
Esta vez, Cuba no pudo ser excluida por Estados Unidos
El 24 de junio de 1988, en el Cairo, el subsecretario adjunto de defensa de EE.UU., James Wood, le explicó al canciller sudafricano Pik Botha y a los altos jefes de las fuerzas armadas sudafricanas (SADF) que el "avance cubano hacia el sur... había sido objeto de mucha atención por parte de los servicios de inteligencia de EE.UU. ... Un hecho clave era que Fidel Castro estaba personal y profundamente involucrado. Era él quien estaba tomando todas las decisiones importantes y por ende era necesario leerle el pensamiento a Castro, algo que era muy difícil aun en las mejores circunstancias. A EE.UU., le había sorprendido la fuerza y la naturaleza del despliegue cubano en el sur
PIERO GLEIJESES
Hace exactamente 20 años Estados Unidos aceptó al fin que Cuba participara en las negociaciones que estaba llevando a cabo con Angola sobre el sudoeste de África, es decir, Angola y Namibia. En sus memorias el secretario de estado adjunto para África de Reagan, Chester Crocker, relata: "M'Binda [el canciller angolano] y N'Dalu [el jefe de estado mayor] suspendieron la reunión para buscar a Risquet. Era el 29 de enero de 1988. La negociación estaba a punto de cambiar para siempre." 1
El 22 de diciembre de 1988, en Nueva York, fueron firmados los acuerdos de paz. La delegación cubana (en el extremo derecho de la foto) estuvo representada por el entonces canciller Isidoro Malmierca y el general de cuerpo de ejército Abelardo Colomé Ibarra.
Sudáfrica utilizaba a Namibia, que ocupaba ilegalmente, como un trampolín para atacar Angola y ayudar a la guerrilla de Jonas Savimbi. Su superioridad en el aire le permitía incursionar sin problemas en el extremo sur de Angola. Las tropas cubanas ocupaban una línea defensiva a unos 250 kilómetros al norte de la frontera. Esta línea, que se extendía a lo largo de 720 kilómetros del puerto de Namibe a la ciudad de Menongue en el este, impedía a las fuerzas armadas sudafricanas (SADF) avanzar hacia el corazón de Angola.
Desde 1982 la administración Reagan estaba enfrascada en intermitentes negociaciones con Sudáfrica y Angola. Estados Unidos quería imponer a Angola la salida en un lapso breve de las fuerzas cubanas y negociaciones con Savimbi. Si Angola accedía, entonces EE.UU., respaldaría la aplicación de la Resolución 435 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que exigía elecciones libres en Namibia bajo supervisión de la ONU.
Sudáfrica coincidía con EE.UU., en exigir la salida de las tropas cubanas, pero no tenía intención de permitir elecciones libres en Namibia y tampoco quería reconciliación nacional en Angola. Su intención era llevar a Savimbi al poder. No es sorpresivo, por ende, que las negociaciones no avanzaran.
Desde el inicio, la administración Reagan había establecido que Cuba no podría participar en las negociaciones aun cuando se hablara de la retirada de las tropas cubanas. Pensaban que así sería más fácil doblegar a Angola. Sobre todo, querían humillar a Cuba. "Los americanos siempre han querido dejarnos fuera de toda negociación", Risquet señalaba. "En el siglo pasado (1898) nosotros le ganamos la guerra a España y después las negociaciones fueron en París entre Estados Unidos y España y el ejército libertador y vencedor cubano no estuvo presente. Cuando la Crisis de Octubre (1962) discutieron con la URSS, que eran los dueños de los cohetes, pero no discutieron con los dueños del suelo. ... Ahora quieren discutir con los dueños del terreno y no con los dueños de las tropas." 2
Las tropas cubanas, angolanas y de la Swpo avanzaban por tierra mientras los Mig controlaban el aire.
Cuba obligó a EE.UU. a recapacitar. El 15 de noviembre de 1987 Fidel decidió enviar más tropas y armas a Angola: sus mejores aviones con sus mejores pilotos, sus armas antiaéreas más sofisticadas y sus tanques más modernos. Había que salvar Angola, que corría un gran peligro bajo los golpes de las tropas sudafricanas, las cuales controlaban las partes más meridionales del suroeste de Angola y habían lanzado una ofensiva en el sureste. Para noviembre, los sudafricanos habían acorralado a las mejores unidades angolanas en el poblado de Cuito Cuanavale y estaban preparándose para aniquilarlas. De ahí la decisión de Fidel. El 25 de diciembre, en una nota al gobierno cubano, Estados Unidos expresaba su preocupación por la llegada de los refuerzos cubanos a Angola y preguntaba "¿cuáles son las intenciones de Cuba?"3 Al mes siguiente, mientras que soldados y armamento cubanos seguían llegando a Angola, Washington aceptó, a regañadientes, que Cuba participara en las negociaciones.
Las negociaciones cuatripartitas —An-gola, Cuba, Sudáfrica y EE.UU.— empezaron en Londres el 4 de mayo de 1988. Dos puntos eran claves: si Sudáfrica aceptaba la implementación de la Resolución 435, y si las partes podrían ponerse de acuerdo sobre un cronograma de la retirada de las tropas cubanas de Angola. Además Angola y Cuba exigían el cese de la ayuda sudafricana a Savimbi.
Se ha escrito muy poco sobre estas negociaciones. La fuente principal son las memorias de Crocker quien explica que el resultado final —los acuerdos de Nueva York del 22 de diciembre de 1988— se debió a la sabiduría y la paciencia de Estados Unidos. Pero los documentos —en los archivos estadounidenses, cubanos y sudafricanos— relatan una verdad muy diferente.
Para entender las negociaciones hay que entender el desarrollo de la situación militar en Angola. Los documentos estadounidenses y sudafricanos no dejan duda sobre lo que pasó.
Soldados cubanos reforzaron a Cuito Cuanavale y aviones cubanos ganaron la superioridad en los cielos de Cuito. Los jefes del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., (JCS) señalaban que era "impactante" como la fuerza aérea sudafricana desapareció del área. El 23 de marzo los sudafricanos lanzaron el último asalto de mayor envergadura contra Cuito. "Desde el primer momento todo le salió mal a la SADF", informaban los jefes militares norteamericanos. En palabras del coronel sudafricano Jan Breytenbach, el asalto "fue frenado abrupta y definitivamente" por los defensores. Los jefes del Estado Mayor Conjunto de los Estados Unidos advirtieron: "la guerra en Angola ha dado un viraje dramático y, para las SADF, muy poco deseable." 4
La estrategia cubana era salvar a Cuito y luego atacar en otra dirección, "como el boxeador que con la mano izquierda lo mantiene y con la derecha lo golpea".5 A mediados de marzo, poderosas columnas cubanas empezaron a avanzar en el suroeste de Angola hacia la frontera de Namibia. Las acompañaban tropas angolanas y 2 000 guerrilleros de la SWAPO. Los sudafricanos retrocedieron porque, explicaban los servicios de inteligencia de Estados Unidos, estaban impresionados por la rapidez y la fuerza del avance cubano y porque consideraban que un combate de mayor envergadura "hubiera acarreado grandes riesgos". 6 El 26 de mayo el jefe de las SADF anunciaba que "fuerzas cubanas y de la SWAPO fuertemente armadas... han avanzado hacia el sur a unos 60 kilómetros de la frontera" y que MIG-23 cubanos estaban volando sobre Namibia. El 8 de junio advertía que los cubanos habían llegado a 20 kilómetros de la frontera. "El avance cubano y el crecimiento de sus fuerzas han cambiado el status quo de manera decisiva, con serias implicaciones militares y políticas".7 Asimismo, la CIA señalaba que Cuba había logrado la superioridad aérea en el sur de Angola y el norte de Namibia.8
Para los guerrilleros de la SWAPO el momento era exaltante. Eran parte de una fuerza grande, poderosa. Por primera vez estaban avanzando hacia la frontera de Namibia abiertamente, sin tener que esconderse para escapar a los aviones y helicópteros sudafricanos que los cazaban. El cielo ahora pertenecía a los cubanos. "Los aviones enemigos ya no volaban," explica el mayor Vilho Nghilalulwa. "Nos sentíamos muy contentos, entendíamos que estábamos a punto de lograr nuestra independencia," recuerda el mayor Alfeus Shiweda. "Sentíamos que con los cubanos podíamos llegar a cualquier lugar," añade el general Malakia Nakandungile, uno de los más altos jefes militares de la SWAPO. 9
El 24 de junio, en el Cairo, el subsecretario adjunto de defensa de EE.UU. James Wood, le explicó al canciller sudafricano Pik Botha y a los altos jefes de la SADF que el "avance cubano hacia el sur... había sido objeto de mucha atención por parte de los servicios de inteligencia de EE.UU. ... Un hecho clave era que Fidel Castro estaba personal y profundamente involucrado. Era él quien estaba tomando todas las decisiones importantes y por ende era necesario leerle el pensamiento a Castro, algo que era muy difícil aún en las mejores circunstancias. A EE.UU. le había sorprendido la fuerza y la naturaleza del despliegue cubano en el sur. Surgía la pregunta, cuáles eran las intenciones de los cubanos. Inicialmente EE.UU. pensó que esta era una jugada política para mejorar la posición negociadora de Cuba. Pero la fuerza cubana había crecido demasiado para que ésta fuera la única razón y ahora parecía que se trataba más bien de una fuerza ofensiva que estaba deseosa de dar batalla. Tal vez los cubanos se contentarían con llegar hasta la frontera. También podrían cruzarla, avanzar combatiendo hasta ocupar las bases sudafricanas en SWA [Namibia] y empujar a la SADF más al sur". 10
Unas horas más tarde la segunda ronda negociadora cuatripartita empezó en el Cairo (la primera en Londres había sido una reunión preliminar, de tanteo). Fue en El Cairo que Pik Botha presentó las exigencias de su país. Pretoria exigía que la resolución 435 fuera modificada. También exigía "La salida sincronizada "de las tropas sudafricanas y cubanas de Angola. Solo después de la salida de los cubanos se podría empezar a hablar de Namibia —a condición que el gobierno angolano estuviese empeñado en "un proceso de reconciliación nacional" con Savimbi. Pretoria además exigía que Luanda informara sobre "el número exacto de tropas cubanas estacionadas en Angola... los lugares donde se encuentran dislocadas las tropas cubanas." 11
Esta eran las exigencias de un país vencedor, pero Sudáfrica ya no era vencedor. "África del Sur debe entender que no obtendrá en esta mesa (de negociaciones) lo que no ha podido obtener en el campo de batalla", dijo Risquet, que estaba al frente de la delegación cubana. "Como si se tratara de un ejército vencedor en vez de lo que es en realidad, un ejército agresor, golpeado y en discreta retirada, los sudafricanos piden en su documento el número exacto de tropas cubanas estacionadas en Angola y los lugares donde estas se encuentran dislocadas. Por razones obvias, este no es un dato que debe unilateralmente suministrarse a la otra parte en ningún conflicto." Y añadía con fina ironía: "Cabría la alternativa de tratar de hacer una verificación 'in situ' por la parte que requiere la información."
Pareció como que bajo el látigo de Risquet, los sudafricanos abandonarían la sala. No lo hicieron. ¿Qué más les quedaba? Los cubanos les habían revertido la tortilla. El diario sudafricano Burger explicaba que en el Cairo "muy rápidamente quedó claro que los cubanos eran la gran mosca en la sopa."13 Es cierto. Si los cubanos no hubiesen salvado a Cuito Cuanavale, Pretoria y Washington hubieran podido imponer su voluntad a un gobierno angolano golpeado. Si los cubanos no hubieran lanzado una ofensiva hacia la frontera namibia, su voz en el Cairo no hubiera tenido tanta fuerza.
Al terminar la reunión Crocker fue a buscar a Risquet: "¿Cuba tiene la intención de detener su avance en la frontera entre Namibia y Angola?" preguntó. Risquet le contestó: "si yo le dijera que no van a detenerse yo estaría profiriendo una amenaza. Si yo le dijera que van a detenerse yo le estaría dando un meprobamato y yo ni quiero amenazar, ni quiero darle un calmante¼ lo que he dicho es que solo los acuerdos sobre la independencia de Namibia pueden dar las garantías".14
En las semanas siguientes los gobernantes sudafricanos se enfrascaron en un recio debate. ¿Aceptaría Sudáfrica las exigencias cubanas? En particular, ¿aceptaría la implementación de la Resolución 435? El 20 de julio, un alto funcionario sudafricano advirtió: "Elecciones libres bajo la supervisión de la ONU en SWA [Namibia] resultarán en una victoria de la SWAPO... Si nosotros no estamos preparados para darle su independencia a SWA —si el precio es un gobierno de la SWAPO— entonces tenemos que enfrentar... el riesgo muy real de vernos involucrados en una guerra convencional de mayor envergadura con los cubanos. Las consecuencias podrían ser desastrosas." Las tropas cubanas en Angola eran mejor entrenadas y dotadas de mejores jefes que las tropas sudafricanas. En el mejor de los casos, "tenemos que estar preparados a aceptar millares y millares de bajas blancas."15
El 22 de julio, en Cabo Verde, el subsecretario adjunto norteamericano James Wood le dijo al general cubano Ulises Rosales que los sudafricanos estaban "como acorralados en una esquina. Que debemos comprender a un animal acorralado."16 Al día siguiente, los sudafricanos se doblegaron a las exigencias cubanas: retirada incondicional de sus tropas de Angola a cambio de un cese al fuego. Los últimos soldados sudafricanos salieron de Angola el 30 de agosto cuando los negociadores ni siquiera habían empezado a discutir el cronograma de la retirada cubana de Angola.
Finalmente, después de más rondas negociadoras, las cuatro delegaciones se reunieron el 1 de diciembre en Brazzaville para acordar los últimos detalles e iniciar los acuerdos de paz, los cuales estipularon la implementación de la Resolución 435, el cese de la ayuda de Pretoria a Savimbi, y la retirada de las tropas cubanas de Angola en 27 meses y no en 7, como Pretoria quería. No se firmó nada, "a las 20:45 [del 3 de diciembre] Crocker citó a las delegaciones de Angola y Cuba para comunicarles que se había creado una grave situación en el seno de la delegación de Sudáfrica y que estos tendrían que marcharse para realizar consultas con su gobierno." El Star de Johannesburg escribió: "En lugar de abrir las botellas de champagne... nuestra delegación y los numerosos periodistas sudafricanos que la acompañaban se subieron al avión en medio de la noche para regresar a casa." 17
"Habíamos estado tan cerca de llegar a un acuerdo", comentó el segundo de Pik Botha. "Lo podíamos ver y lo podíamos saborear —y de repente Pretoria puso los frenos de emergencia. En realidad fueron los halcones dentro de las SADF quienes tenían una gran influencia sobre el presidente P.W.Botha". Ellos rechazaban la 435 y percibían el cese de la ayuda a Savimbi como una traición. Había entre ellos "un gran número de aficionados de Savimbi, que creían en él como en la Biblia".18 Pero el equilibrio militar se había inclinado a favor de Cuba. El 13 de diciembre los sudafricanos regresaron a Brazzaville e inicializaron los documentos. En una ceremonia en Nueva York, el 22 de diciembre, tuvo lugar la firma formal de los Acuerdos.
Diez años más tarde, en un artículo en Granma, Risquet, quien presidió la delegación cubana en Nueva York, describió lo que sintió cuando el canciller Isidoro Malmierca firmó los documentos. Al lado de Malmierca estaba el general Abelardo Colomé, que representaba a las FAR en la ceremonia.
"Desde mi asiento de presidente de la delegación cubana a la memorable ceremonia, me pareció que en el momento de la firma, la estrella de Héroe de la República, prendida en el pecho de Colomé, figuraba con más brillo.
"Pensé en la estrella que llevaba en la frente Calixto García. Imaginé con cuanto legítimo derecho hubiera estado en París en diciembre de 1898 como Lugarteniente General del Ejército Libertador, para firmar a nombre de nuestra patria el acuerdo de paz que pusiera fin oficialmente a la guerra hispano-cubana-norteamericana y reconociera el nacimiento de una nación soberana, la heroica Cuba, que durante 30 años había esgrimido con impar bravura el machete redentor y pagado su libertad con la sangre y la vida de cientos de miles de sus hijos. Como es conocido, la historia fue bien diferente."19
En contraste, en 1988 Estados Unidos no pudo impedir la participación de Cuba en las negociaciones, y Cuba dominó las negociaciones. "Descubrir lo que piensan los cubanos es una forma de arte", le escribió Chester Crocker al secretario de estado George Shultz el 25 de agosto de 1988. "Están preparados tanto para la guerra como para la paz. Hemos sido testigos de un gran refinamiento táctico y de una verdadera creatividad en la mesa de negociaciones. Esto tiene como telón de fondo las fulminaciones de Castro y el despliegue sin precedentes de sus soldados en el terreno".20
La proeza de los cubanos en el campo de batalla y su virtuosidad en la mesa de negociaciones fueron decisivas para obligar a Sudáfrica a aceptar la independencia de Namibia.
Esta victoria repercutió más allá de Namibia. Como dijo Nelson Mandela, "fue el viraje para la lucha de liberación de mi continente y de mi pueblo del flagelo del Apartheid".
A pesar de todos los esfuerzos de Washington para impedirlo, Cuba cambió el curso de la historia de África Austral.
1 Crocker, Chester, High Noon in Southern Africa, New York, 1993, p. 374.
2 "Conversación Risquet - Dobrynin sobre Angola", Moscú, 18 de septiembre de 1987, archivos del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (en adelante ACC)
3 Nota verbal, adjunta en "Entrevista del compañero Jorge Risquet Valdés con el señor John Taylor, jefe de la SINA", 25 de diciembre de 1987, ACC.
4 Joint Chiefs of Staff, 15 de abril de 1988, Freedom of Information Act (en adelante FOIA); Breytenbach, Buffalo Soldiers, Alberton, S.A., 2002, p. 308.
5 "Trascripción sobre la reunión del Comandante en Jefe con la delegación de políticos de África del Sur (Comp Slovo)", Centro de Información de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Habana (en adelante CIFAR).
6 Abramowitz (Oficina de Inteligencia del Dpto. de Estado) al Secretario de Estado, 13 de mayo de 1988, FOIA.
7 General Jannie Geldenhuys, Burger (Ciudad del Cabo), 27 de mayo y 9 de junio de 1988, p. 1.
8 CIA, "South Africa-Angola-Cuba, ¨ 29 de junio de 1988. FOIA.
9 Entrevistas con los mayores Nghilalulwa y Shiweda, y con el general Nakandungile, Windhoek, 22-24 de noviembre de 2007.
10
"Summary minutes of a meeting held at the U.S. embassy in Cairo on 24 June 1988 between the South African and U.S. delegations to the Cairo talks", SWA/Angola, Angola Talks, v. 2, Department of Foreign Affairs, Pretoria (en adelante DFA).11 "Propuesta sudafricana con respecto a la retirada total de las tropas cubanas de Angola y la aplicación de la resolución 435/ 1978 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas con relación con la propuesta de la independencia de África del Suroeste/Namibia", 18 de junio de 1988, ACC.
12 "Conversaciones RPA-Cuba-EE.UU.-RSA", 24 de junio, CIFAR.
13 Burger, 27 de junio de 1988, p. 1.
14 "Entrevista de Risquet con Chester Crocker, 26/6/88", ACC.
15 Malone a Jacquet, 20 de julio de 1988, SWA/Angola, v. 2, DFA.
16 Andrés [Ulises Rosales] a Alejandro [Fidel] y Luar [Raúl], 22 de julio de 1988, CIFAR.
17 "Onceno Encuentro Cuatripartito, Brazzaville, del 1 al 3 de diciembre de 1988", ACC; Star, 5 de diciembre de 1988, p. 17.
18 Entrevista telefónica con Neil van Heerden, 14 de diciembre de 2007.
19 Granma, 22 de diciembre de 1998, p. 4.
20 Crocker a Shultz, 25 de agosto de 1988, FOIA
21 Mandela, 26 de julio de 1991, Granma, 27 de julio de 1991.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario