NUEVA DELHI, 25 ene (IPS) - Hace dos años, India era aclamada por los inversores internacionales. El gobierno se ufanaba de que este país era la "mayor democracia de libre mercado del mundo". Pero las cosas cambiaron.
Ahora, democracia y libre mercado van en rumbo de colisión. Varios movimientos sociales desafían las políticas del gobierno del primer ministro Manmohan Singh y abogan por cambios que salvaguarden los derechos de pobres urbanos y rurales, de mujeres y de indígenas.
La pregunta que muchos se hacen es si la dimensión y la intensidad de las protestas será suficiente para incidir en esas políticas o para evitar que el gobierno recurra a métodos más represivos en su afán por contener la disidencia.
Los observadores especulan. ¿Qué caerá primero? ¿La democracia o el libre mercado?
Desde que la economía india se "abrió" hace dos décadas, bajo la tutela del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, más de 150.000 agricultores se suicidaron, desesperados por las deudas.
Setenta por ciento de la población gana menos de 50 centavos de dólar al día, según una encuesta realizada en todo el país con patrocinio del Estado.
Sin embargo, el país ocupa el segundo lugar, detrás de Estados Unidos, en la cantidad de magnates que poseen una fortuna superior al millar de millones de dólares. Son 36, según la última cuenta.
"India está sujeta no sólo al imperialismo económico de los países industrializados, sino también a la colonización interna de la élite", sostuvo Amit Bhaduri, renombrado economista indio.
Diversos grupos de la sociedad civil de de India y de otros países de Asia meridional se unirán este sábado al Día Mundial de Acción promovido por el Foro Social Mundial (FSM), en medio de un creciente flujo de protestas de la región.
"Participamos para protestar contra el intento del gobierno de abrir la región costera a la inversión turística y a otras industrias que amenazan el sustento de las tradicionales comunidades pesqueras", explicó T. Peter, presidente del Sindicato de Pescadores de la provincia de Kerala, en la meridional ciudad costera de Trivandrum.
La coincidencia con otras organizaciones del mundo ayudará a que ciudadanos locales, según él, ejerzan mayor presión para que los políticos den marcha atrás en sus planes.
Al igual que las programadas por los pescadores, muchas de las manifestaciones que se realizarán en la jornada mundial de este sábado en India y en Asia meridional tienen como prioridad reivindicaciones locales o regionales.
Se realizarán en la occidental ciudad de Mumbai (ex Bombay) conferencias sobre el suicidio de agricultores y la crisis del sector rural. En Dhaka, Bangladesh, se espera que unas 10.000 personas reclamen por la falta de vivienda digna.
En la oriental ciudad de Lahore, en Pakistán, país regido por una dictadura y donde la situación es delicada por la gravedad de los conflictos religiosos, se organizará una conferencia bajo la consigna de librar a Asia meridional de armas nucleares.
"Es interesante que las organizaciones que forman parte del proceso del FSM interpreten el movimiento mundial por justicia social a su manera", destacó Jai Sen, del Centro Indio de Acción Crítica-Centro en Movimiento (CECIM), dedicado al estudio de los movimientos sociales.
Una de las cuestiones que motivó gran parte de la resistencia social en India el año pasado fueron las Zonas Económicas Especiales, alentadas por el gobierno desde hace años para atraer inversiones extranjeras y nacionales y acelerar la industrialización.
Inspiradas en una experiencia similar promovida en China en los 80, la versión india dispone enclaves donde las empresas tienen exenciones fiscales y en las que rigen normas laborales y ambientales laxas, para que las industrias maximicen sus ganancias.
El principal argumento contra esas zonas especiales es que los agricultores se vieron obligados a vender sus tierras y perder su fuente de ingresos. Según los críticos, los gobiernos provinciales y los promotores inmobiliarios se han aprovechado de la situación.
"Muchas de las zonas especiales son meros negocios inmobiliarios", remarcó Aseem Srivastava, activista e investigador independiente dedicado a analizar el impacto de este esquema productivo en la agricultura y en la población más pobre.
"Los operadores esperan conseguir tierras a bajo costo, construyen un mínimo de infraestructura y la venden", explicó. "Sólo 35 por ciento del terreno de una zona económica especial debe utilizarse para actividades industriales, según la legislación."
Las protestas lograron que al menos uno de los grandes proyectos de zona especial, ubicado en Nandigram, en la oriental provincial de Bengala Occidental, fuera cancelado y que otras iniciativas similares en diversas zonas del país quedaran en suspenso.
En el popular destino turístico de Goa, en el oeste de India, el movimiento contrario a esas zonas especiales directamente obligó al gobierno provincial a abandonar el plan.
Los resultados de las protestas contra las políticas neoliberales fueron variados.
Por un lado, sirvieron para disminuir el ritmo de implementación de las reformas. Pero, por otra parte, las concesiones a los ricos y la eliminación de la asistencia para los pobres siguieron su inexorable avance.
Esto se debe, en parte, a la dispersión de la resistencia, que no ha logrado conformar una coalición de fuerzas lo suficientemente amplia como para obligar al gobierno a revisar en forma drástica sus actuales políticas actuales.
"Sindicatos y otras organizaciones afiliadas a partidos políticos formaban parte del proceso del FSM en sus inicios, pero ahora hay muy poco intercambio entre 'viejos' y 'nuevos' movimientos sociales", indicó Jai Sen, del Cacim.
Otros activistas señalan que el proceso del FSM es percibido como un gran acontecimiento a escala nacional e internacional en el que no hay movimientos sociales de base involucrados.
Debe haber más foros del tipo del FSM en diferentes ámbitos locales y un intento genuino por construir puentes entre los diversos tipos de movimientos dedicados a los mismos objetivos, sostuvo Sen.
"El Sindicato de Pescadores de Kerala nunca participó en el FSM, pero decidió sumarse al Día Mundial de Acción", explicó K. P. Sasi, cineasta que trabaja por los derechos de poblaciones costeras.
"El hecho es que muchas de las organizaciones asociadas desde hace tiempo con el foro no parecen estar haciendo lo suficiente", subrayó.
El comentario de Sasi puede ser duro, pero pocos pueden cuestionar sus buenas intenciones, ni el hecho de que describe una realidad.
* Este artículo fue publicado por Terraviva el 15 de este mes y fue reeditado para el servicio de noticias de IPS)
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